Belorado descubre la receta contra la despoblación y suma 68 nuevos vecinos

Si repoblar es volver a llenar de vida un municipio, podemos decir que Belorado ha hecho frente a la despoblación con éxito. Un total de 24 familias se han instalado en la localidad burgalesa con firmes expectativas de permanecer a largo plazo en lo que ya califican como su hogar. A través del programa Proyecto Arraigo, una iniciativa que pretender ser «un puente que una el mundo urbano y el mundo rural», dieciséis adultos y catorce niños han hecho ya de las calles del pueblo un nido de recuerdos. Hola Pueblo es también otro programa que lucha contra la España Vaciada y por medio de su trabajo el municipio burgalés ha conseguido ubicar ya a catorce familias.

Un total de sesenta y ocho personas instaladas en poco más de dos años que deja como resultado un balance positivo a meses de esfuerzo y de trabajo. El Ayuntamiento inició esta dinámica con la idea firme de que la manera de mantener vivo un municipio es recibir a personas que apuesten por un entorno rural. Precisamente esa es la motivación de la mayoría de los desplazados: abandonar una vida marcada por la presión urbana y decidirse por la tranquilidad.

Aunque convencer a una familia de que cambiar completamente su vida, quizá a cientos de kilómetros, por las prestaciones de un pueblo parece lo más complejo; en realidad lo más difícil es conseguir la integración en el entorno. Para ello, Belorado ha creado un 'grupo de acogida' que ofrece acompañamientos a las familias recién llegadas. «Tan importante es la repoblación como la integración», comenta convencido José María García, concejal de repoblación del ayuntamiento. Este colectivo, formado por voluntarios, ayuda a los inmigrantes a echar raíces en el municipio. «Es importante que conozcan gente, que se les pueda ayudar a encontrar trabajo o una vivienda a los que quieren venir pero no encuentran residencia», añade.

Ese es uno de los grandes problemas a los que se enfrenta el municipio: la falta de pisos de alquiler para continuar con su objetivo de repoblación. «tenemos un problema con el arrendamiento, muchos de las casas están ocupadas por los trabajadores de la autopista y no encontramos pisos de alquiler», comenta el concejal. Además, a esta problemática se suma la llegada de refugiados ucranianos que también necesitan una residencia. «Ahora son refugiados, pero el día de mañana serán vecinos», añade José María García.

Para contabilizarse oficialmente como vecinos y que la llegada de personas se vea reflejada en las estadísticas, el concejal anuncia la campaña que desde el municipio están llevando a cabo para conseguir la instalación permanente. 'Empadrónate'. Bajo distintos lemas para convencer a las personas que, a pesar de vivir allí, no están dados de alta en el registro o para aquellos que llegan y tienen previsión de quedarse se dirige este mensaje. 'Empadrónate porque es importante: ganas tú, ganamos todos' o 'Si somos más, Belorado será mejor', son algunos de los anuncios. El municipio presta especial atención a esta dinámica porque, a pesar de haber recibido a más de sesenta personas en estos dos años, se ha perdido población.

Esta llegada constante y periódica de personas ha ayudado de manera sustancial a inyectar vida al pueblo, sin embargo, los datos son los que aseguran la permanencia de ciertas prestaciones. No obstante, uno de los resultados más positivos para el municipio, independientemente del registro oficial, es el aumento de mano de obra. «Mucha gente ha emigrado y faltaba mano de obra para cubrir bajas o jubilaciones. La llegada de personas al pueblo supone que se puedan mantener negocios o incluso que se abran nuevos», apunta. Definida como «la mejor forma de revitalizar el pueblo», parece que la repoblación es el antídoto al declive generacional y a la supervivencia rural.

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