Rescatan a dos vecinos de Aranda perdidos de noche en el monte tras salir a por setas
La Guardia Civil de Burgos encontró a las dos personas, de 75 y 72 años, entrada ya la noche en una zona escarpada y peligrosa
Dos vecinos de Aranda de Duero han sido rescatados por la Guardia Civil de Burgos tras perderse cuando salieron a buscar setas el pasado fin de semana. Los seteros se habían desorientado en el entorno de las Lagunas de Neila y fueron hallados entrada ya la noche en una zona peligrosa y con síntomas de hipotermia. Se trata del segundo rescate con final feliz en la provincia este mes, hace dos semanas un hombre desapareció cuando salió a por setas en Villafranca Montes de Oca y fue localizado a la mañana siguiente en buen estado.
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El suceso ocurrió el viernes por la noche, cuando a las 21:00 horas la comandancia recibió el aviso de que dos personas habían desaparecido tras haber salido a recolectar setas y no regresar. La central de servicios activó el protocolo habitual para su rápida localización, por lo que desplegó un amplio dispositivo de búsqueda por tierra, con la intervención de varias patrullas.
Interesaba localizarles a la mayor brevedad posible, debido no sólo a su edad, 72 y 75 años, sino también a las condiciones meteorológicas adversas y al posible cansancio acumulado por una jornada de esfuerzos por el terreno en el que se encontraban.
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La búsqueda se inició en el paraje donde se ubica refugio; los agentes iniciaron la travesía, siempre en pendiente ascendente, hacia el punto en el que se encontraba la pareja, cuyas coordenadas habían facilitado a través del teléfono móvil.
Tras varios kilómetros de caminata por bosque cerrado, a 1.846 metros de altitud, les encontraron en una zona peligrosa caracterizada por abruptas pendientes y fuertes escarpados en caída vertical.
Se encontraban en aparente buen estado, aunque con alguna herida superficial fruto de las caídas sufridas, además de cansados, mojados y con evidencias de hipotermia.
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Los guardias civiles les proporcionaron ropa seca y mantas térmicas para guardar el calor y les dejaron sus propios abrigos, debido a la baja temperatura ambiental, dirigiéndoles durante el peligroso descenso y acompañándoles hasta el lugar donde les esperaban reunidos sus familiares.
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