Daniel de la Rosa, exalcalde de Burgos
Daniel de la Rosa puso en marcha medidas contundentes contra el coronavirus, anticipandose al estado de alarma. Asegura no arrepentirse de la gestión, aunque reconoce errores
Hace cinco años, Daniel de la Rosa fue el primer alcalde en poner en marcha por iniciativa propia medidas contundentes para intentar frenar el avance del coronavirus, adelantándose un par de días a la activación del estado de alarma y decretando el cierre de todos los servicios municipales que pudieran facilitar la propagación del virus.
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Fue una decisión arriesgada, sin duda, pero de la que no se arrepiente. En absoluto. Lejos de ello, cree a pies juntillas que fue un acierto. «Si soy recordado por algo, que lo dudo, será por ser el alcalde de la pandemia», reconoce con ironía al tiempo que insiste en que en todo momento prefirió pecar de precavido a pesar de las críticas que pudieran llegar. «Si pequé de excesivo» a la hora de imponer medidas, «bienvenido sea», defiende. Y es que, insiste, «tomar medidas por exceso nunca está de más cuando hablamos de salud pública».
Máxime, recuerda, al ver cómo avanzó la pandemia en aquellas primeras semanas de incertidumbre. «Todos vimos lo que estaba pasando en Italia y teníamos el runrún en la cabeza, pero empecé a ver que la cosa iba en serio tras una reunión en Valladolid con los alcaldes de las principales ciudades de Castilla y León y Verónica Casado. Me acuerdo que la reunión fue en una sala muy pequeñita, con todos amontonados, y en ella se habló de medidas especiales para Miranda. En ese momento pensé que Miranda está al lado. Luego, al día siguiente, recibí la llamada de José María Romo, que entonces era el gerente del HUBU, y me dijo 'tienes que venir a ver lo que está pasando en el hospital en primera persona'. Al día siguiente fuimos y nos encontramos a todo el mundo con mascarillas y con EPIs. Nunca había visto algo así. Ese creo que fue el punto de inflexión para poner en marcha las medidas», rememora.
«Si pequé de excesivo» a la hora de imponer medidas, «bienvenido sea»
Daniel de la Rosa
Exalcalde de Burgos
Unas medidas que comenzaron blindando la ciudad, al menos en el ámbito competencial del Ayuntamiento, y que se prolongaron durante muchos meses. Y no fue fácil. Los continuos cambios de escenario, con nuevas olas y picos, normativas cruzadas, conflictos competenciales y una palpable tensión social lo complicaron todo. «Fuimos adaptándonos a la situación a medida que cambiaba el contexto, intentando acertar lo máximo posible», recuerda. ¿Hubo errores? «Por supuesto». ¿Se arrepiente de algo? «En absoluto». De hecho, insiste, «la gente, en general, no nos reprocha nuestra actuación. Al revés. Muchas veces me han parado por la calle para agradecérmelo».
Tampoco reconoce haber sentido miedo, al menos en primera persona. «Yo no me contagié, o si lo hice, no fui consciente de ello». Sí que hubo contagios a su alrededor, y aunque nunca tuvo miedo personal, «quizá equivocadamente», sí que sintió miedo o, por lo menos, mucha incertidumbre. «Claro que estaba asustado por el contexto global. ¿Quién no? Imágenes como la morgue del Palacio de Hielo de Madrid acojonan a cualquiera».
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«Claro que estaba asustado por el contexto global. ¿Quién no?»
Daniel de la Rosa
Exalcalde de Burgos
También recuerda nítidamente muchas imágenes y sensaciones de aquellos días, entre ellas la «soledad del Ayuntamiento». «Yo iba todos los días. Me pasaba muchísimas horas allí dentro y no había más de cinco o seis personas en todo el edificio. Era muy raro».
La razón es que la inmensa mayoría de los trabajadores de administración del Consistorio se tuvieron que ir, casi de un día para otro, a trabajar a casa. Aquello fue un reto logístico complicado, como lo fueron las numerosas medidas que tuvieron que ponerse en marcha a contrarreloj en un contexto que, según reconoce, sacó «lo mejor y lo peor» de la gente. ¿Lo mejor? «Me quedo con el trabajo de la Policía Local, los Bomberos y Protección Civil», asegura De la Rosa. Pero a partir de ahí, «vi una respuesta sorprendentemente solidaria de gente que quizá no esperaba», mientras que la actitud de otros «quizá no estuvo a la altura». El exalcalde no da nombres, pero ahí lo deja.
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Mandato condicionado
Sea como fuere, y más allá del impacto directo de la pandemia, lo cierto es que la crisis sanitaria condicionó totalmente su mandato. Un mandato que tal y como recuerda el propio De la Rosa, arrancó casi a trompicones. «Tras las elecciones, nadie daba un duro por que yo fuera alcalde, pero al final lo fui» tras la incapacidad de PP, Cs y Vox de alcanzar un pacto. Un pacto que, eso sí, estuvo sobrevolando sobre su cabeza durante varios meses, en los que la posibilidad de una moción de censura fue real. Y entonces, estalló la pandemia.
La crisis sanitaria paralizó buena parte del trabajo municipal, sí, pero permitió a De la Rosa gobernar a base de decreto durante un tiempo y, sobre todo, allanó el camino al futuro pacto con Cs. «Tuvimos un primer acercamiento importante cuando pactamos los presupuestos, que recuerdo que tuvimos que esperar muchos meses para aprobarlos de manera definitiva. Y sí, yo creo que la pandemia contribuyó a acercar posturas. Ciudadanos entendió, como nosotros, que era necesario dar estabilidad a la ciudad en un momento complicado y actuaron con responsabilidad y altura de miras. Eso es política con mayúsculas», subraya.
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«Cs entendió, como nosotros, que era necesario dar estabilidad a la ciudad en un momento complicado»
Daniel de la Rosa
Exalcalde de Burgos
En este punto, De la Rosa también recuerda a otros responsables políticos, pero sobre todo a dos en concreto: Verónica Casado y Paco Igea, cabezas visibles de la gestión de la crisis sanitaria en Castilla y León y dos de los principales baluartes de aquel Cs del que apenas queda el recuerdo. «Sólo puedo tener buenas palabras hacia ellos. No es que no tuviéramos ningún problema, que no lo tuvimos, sino que se desvivieron. En el caso concreto de Paco (Igea), le podría reprochar muchas cosas, pero como responsable político durante la pandemia, chapó», sentencia.
Y cinco años después ¿la pandemia se ha olvidado? «Sin duda. Y ojo, no creo que sea malo. Al final, olvidarse de lo que nos hace sufrir es algo inherente al ser humano. Por un lado me da pena, porque fue algo extraordinario que nos impactó a todos; pero por el otro, me alegro un montón de que la gente lo haya olvidado. Eso significa que la vida sigue». Efectivamente. La vida sigue.
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