La Coordinadora en Defensa de la Bicicleta asegura que la calidad del aire en Burgos es «preocupante»
En dos mediciones se ha detectado valores medios de partículas PM2.5 superiores a 25μm, lo que supone multiplicar por 5 la cantidad máxima anual recomendada por la OMS
Burgos ConBici, Coordinadora en Defensa de la Bicicleta, formada por 19 voluntarios, ha iniciado el mes de enero un proyecto pionero de ciencia ciudadana que consite en medir los niveles de PM2,5 en tiempo real mientras pedalean, en tramos habituales. Durante las primeras mediciones en la capital burgalesa el voluntariado ha detectado valores medios de partículas PM2.5 superiores a 25μm en dos ocasiones, lo cual supone multiplicar por 5 la cantidad máxima anual recomendada por la Organización Mundial de la Salud.
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Para la Coordinadora del Área de Salud de ConBici, la doctora Marian Sintes, resulta preocupante la calidad del aire en Burgos registrada en estas primeras mediciones, «de las 28 mediciones realizadas hasta ahora en 47% no se cumplían los valores recomendados por la OMS, lo cual para una ciudad de 175.000 habitantes no es la situación ideal en calidad del aire».
Con esta iniciativa quieren saber de qué dependen los niveles contaminantes atmosféricos que respiran los ciudadanos y si estos son perjudiciales para la salud. Para ello, utilizan un medidor móvil que emite los resultados en abierto en una aplicación y que después Conbici vuelca a su web: www.cyclingwithcleanair.conbici.org
Dentro del proyecto Cycling with Clean Air, ConBici medirá la calidad del aire en 14 ciudades de toda España durante 13 meses y está previsto incluir en el estudio las Zona de Bajas emisiones de las ciudades de más de 50.000 habitantes, entre ellas Burgos, para proponer las medidas que se puedan plantear para la mejora de la calidad del aire, junto con aquellas propuestas destinadas a promocionar el uso de la bicicleta como medio no contaminante para contribuir al cambio modal.
Enfermedades respiratorias
Recientemente la Organización Mundial de la Salud ha actualizado las recomendaciones para los principales contaminantes urbanos. En la revisión efectuada, la OMS ha tenido en cuenta las evidencias científicas publicadas que advierten que incluso a bajas concentraciones de los contaminantes mencionados existe un impacto en la salud que puede ser extremo. Existen evidencias robustas sobre el aumento del riesgo de enfermedades respiratorias, como infecciones respiratorias y asma, cardiovasculares, como infartos cardiacos y cerebrales, cáncer de pulmón y deterioro cognitivo. Pero también las evidencias advierten sobre retrasos del crecimiento y la población infantil y vulnerable comprometiendo la salud a futuro de la población.
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Analizando los datos que publicaron las administraciones en sus estaciones de medición durante el 2020, se estima que la población española que ha respirado aire contaminado alcanza los 42 millones de personas, el 88 por ciento de la población. Eso que durante el periodo de pandemia Covid, debido a las restricciones en la movilidad y la disminución del tránsito rodado, se produjo una mejora de la calidad del aire en ciudades y carreteras del estado español.
Los contaminantes primarios provenientes del tráfico disminuyen la concentración según nos alejamos del foco. Por lo tanto, los niveles registrados por las estaciones fijas de medición podrían ser más bajos que los que respiramos la población en las calles. Exposiciones puntuales, condiciones de mala dispersión de contaminantes aumentan la mala calidad del aire. Especialmente preocupan los menores que por su menor estatura respiran concentraciones superiores a las inhaladas por los adultos (en torno a un 15% más) siendo además más susceptibles a los efectos negativos de los contaminantes por estar en etapa de desarrollo.
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Zona de bajas emisiones
A partir de 2023, la ley de cambio climático y transición energética que entró en vigor en mayo de 2021, exige a los municipios españoles de más de 50.000 habitantes la implantación de Zonas de Bajas Emisiones. Las ZBE serán zonas delimitadas dentro de las urbes donde se restringe el tráfico ya sea en cuanto a circulación, acceso o aparcamiento o en base a la clasificación medioambiental, es decir, discriminando por la etiqueta de la DGT. En el caso de la contaminación por PM2,5, los vehículos eléctricos emiten cantidades similares de PM2,5 a los vehículos de combustión, por lo que solo la reducción drástica del número total de coches que circulen será efectiva para conseguir mejorar la calidad del aire. No existe un marco legislativo común para aplicar en las ZBE y no hay obligación de priorizar decididamente los trayectos a pie o en bicicleta. Para CONBICI esta omisión es incomprensible porque el desplazamiento activo tiene una etiqueta de 0 emisiones
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