Los peculiares visitantes que han desalojado de un centro cívico de Burgos
Este miércoles por la mañana muchos vecinos de la zona sur de la ciudad se han cruzado con una pata seguida de sus patitos paseando e incluso cruzando carreteras
Unos visitantes muy poco habituales se han colado este miércoles por la mañana en el centro cívico de San Agustín, en la zona sur de Burgos. Nada más y nada menos que una pata con cinco o seis patitos que, sobre las 11 horas, han aparecido en esta plaza de la ciudad. Pero su paseo para deleite de los vecinos y preocupación de los conductores ha empezado mucho antes, a primera hora de la mañana en la calle María de Zayas.
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Varios residentes en la zona han visto cómo esta singular familia se dirigía hacia el paseo de los Pisones sobre las 9 horas. Lo que no podían imaginar es que se desviarían rumbo al centro.
Porque, efectivamente, los patos han bajado todo el paseo de los Pisones hasta la rotonda de San Agustín, un punto que tiene una gran afluencia de tráfico. Allí han cruzado la carretera ante varios testigos que, perplejos han avisado al 112.
El servicio de Emergencias recibía una llamada a las 10:45 horas explicando que una pata con varios patitos estaba en la rotonda. Solicitaban que se enviase a alguien a recoger a estos animales ante el peligro de que fuesen arrollados por un vehículo o provocasen algún accidente.
Pero esta no ha sido la única llamada que ha recibido el 112, minutos después otro vecino llamaba para indicar que la peculiar familia se hallaba en la fuente de la plaza de San Agustín. Emergencias daba aviso a la Policía Local de Burgos que, a su vez, solicitaba la intervención de los bomberos de la ciudad para rescatar a estos animales.
Sin embargo, cuando los bomberos de Burgos se han personado en el lugar, no había ni rastro de la pata y de los patitos.
Todo ello porque, finalmente, también acudían agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León con los elementos necesarios para recoger a los patos y llevárselos a un entorno más seguro de Burgos.
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Porque estos simpáticos paseantes se habían metido en el centro cívico donde, según varios testigos, les han cerrado para evitar que se marchasen y se pusieran en peligro. Allí han permanecido hasta la llegada de los agentes medioambientales, que se han llevado a buen recaudo a esta peculiar familia.
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