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Manuel Pérez posa en la sede del Rectorado, en el Hospital del Rey. A. G. E.
«Nueve universidades en Castilla y León me parecen excesivas»

«Nueve universidades en Castilla y León me parecen excesivas»

Manuel Pérez Mateos, rector de la Universidad de Burgos ·

Reclama más medios y presume de resultados investigadores, pero pide a la Consejería, sobre todo, un trato diferenciado en función de las características de cada institución

Antonio G. Encinas

Valladolid

Domingo, 19 de noviembre 2017, 09:39

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Manuel Pérez Mateos (Buros, 1955) ha cumplido un año en el Rectorado de la Universidad de Burgos. Un periodo en el que cualquier rector recién llegado al puesto experimenta el shock de confrontar su programa electoral con la realidad del cargo. Esta entrevista inaugura una serie de conversaciones con los rectores de las universidades públicas y privadas de Castilla y León.

-¿Cómo ha ido este primer año?

–La mejor conclusión es que he tenido buena recepción por parte de la comunidad universitaria. Ha sido una locura total, mi trabajo ha cambiado mucho en cuanto a la gestión, pero en general estoy satisfecho con este año porque hemos hecho muchas cosas y además hemos encontrado colaboración. Lógicamente con muchos problemas, porque este es un cargo en el que tienees que estar continuamente apagando incendios, pero bien.

-En su discurso de toma de posesión ya se mostró bastante beligerante con la Consejería de Educación.

–Empecé así y en cierta medida sigo así, aunque en este año he de reconocer una buena sensibilidad en la Consejería de Educación respecto a la Universidad de Burgos. Suelo dar la cifra. En este momento la UBU recibe 5.500 euros menos por empleado con respecto a la media de las universidades públicas de la región. Me gusta ese parámetro porque visualiza cómo es la financiación. Tenemos una plantilla que no está en las mejores condiciones ni equilibrada, y eso se debe a que la UBU arrastra un déficit presupuestario desde el inicio. Y mantener los porcentajes de profesorado con vinculación no permanente que tenemos en la UBU no es la mejor opción para dar el servicio público que queremos.

«Tenemos porcentajes de personal con vinculación no permanente muy altos, incluso fuera de lo que establece la norma»

-La situación del profesorado, con una gran presencia de asociados e interinos, es algo que cada vez se agrava más en las universidades públicas.

–Nos ha ralentizado mucho la promoción de nuestro personal docente para consolidar una plantilla que debe tener una dedicación a la propia universidad, y también para conseguir contratar personal en formación. Sin ninguna duda, el problema en la UBU es similar al de otras universidades públicas, y es que mucha gente joven muy preparada no tiene opción de continuar su carrera investigadora y por tanto de culminar su formación universitaria. La prueba está en que en el momento en que se han mejorado mínimamente las condiciones de acceso a la carrera profesional, hemos mejorado las cifras de una manera espectacular. En este año, en 2017, hemos convocado 48 plazas de funcionarios: 18 de titular de universidad más 10 para pasar de profesores de escuela universitaria a titulares, más otras 20 de catedrático. En este momento la UBU tiene 30 catedráticos y 20 que se incorporan en 2017, es decir, que en un solo año hemos experimentado un incremento superior al 65% en el número de catedráticos. Y eso mejora mucho la cualificación del profesorado. Pero es que el otro problema grave es que tenemos porcentajes de personal con vinculación no permanente muy elevados, incluso fuera de lo que establece la normativa universitaria. Ahí se nota claramente la financiación por debajo de la media que tenemos en la UBU.

-Lo que quizá no se conoce tanto fuera de la Universidad es que el paso a titular o a catedrático no es una mera cuestión de mejora salarial, sino que influye decisivamente en investigación, a la hora de poder optar a ciertos proyectos competitivos, por ejemplo.

–Y no solo eso. Cuando una persona está en situación interina y pasa a tener una plaza de titular, adquiere una serie de posibilidades, de obtener proyectos subvencionados, de impartir docencia, que no tiene en las posiciones anteriores. Esto sucede en cualquier carrera profesional, en cualquier estamento. Y esas plazas de contratados doctores son las que deben sacarse para esas personas que están en formación. No tiene sentido que personas que tienen ya una formación, que están suficientemente cualificadas y tienen acreditación para ser profesores titulares o catedráticos y lleva años habiendo cumplido con los méritos que se exigen, ocupen plazas que son para personal que está en formación. Porque entonces esas plazas no pueden ser ocupadas, a su vez, por la gente más joven.

-Resulta curioso que los requisitos para lograr la acreditación cada vez sean mayores y no se les devuelva nada a cambio.

–Exactamente. Una de las campañas que estamos haciendo son los programas de captación de talento, recuperar personas que se han formado en el extranjero y vuelven a España y no tienen posibilidad de trabajar en centros de investigación y tampoco en la universidad. Hemos hecho algunas incorporaciones de talento que han hecho que la UBU esté muy bien valorada en aspectos de investigación.

-Hablaba precisamente estos días con un profesor que se encuentra en Harvard, con un currículum impresionante, que no puede volver a España porque no le pueden ofrecer una plaza.

-Ese mismo caso se produce en nuestra universidad con un investigador excelente que lleva muchos años en el Monte Sinaí, en Nueva York, y que por diferentes razones, familiares, personales, quiere volver a España. ¡Le hemos podido ofrecer un contrato de ayudante doctor! A una persona con un currículum investigador impresionante, que por supuesto está acreditado para ser titular de universidad. Y su apetencia para regresar, en este caso, le hace conformarse con eso, pero no es plan. Ese es uno de los problemas que tenemos.

-Profesores que, además, seguramente traen dinero en forma de proyectos de investigación.

–Claro. Nosotros en este caso le hemos ofrecido incorporarse a nuestros grupos de investigación y darle los medios para que pueda llevar a cabo su trabajo. Otro de los problemas es el de los asociados, una figura de la que se ha abusado, pero no por parte de las universidades, que no tenemos otro remedio. El profesor asociado es perfecto para algunas titulaciones, no para otras, porque su filosofía es que un profesional transmita su experiencia a los estudiantes. Pero se ha abusado de las plazas de asociado y todas las universidades tenemos un porcentaje muy superior al que sería normal en ese sentido. Profesorado mal pagado, que tiene que impartir asignaturas completas sin que tenga la dedicación para poder hacerlo. Aprovechar el incremento al 100% de la tasa de reposición y la flexibilización de los criterios para acceder a esa tasa de reposición es lo que nos ha permitido un respiro.

-Y además se ha consolidado la figura de falso asociado, una forma irregular de acceder a la carrera académica a falta de otras figuras más adecuadas.

–Exigimos lo que establece la normativa, que es que tengan un trabajo externo, pero hay trucos, como darse de alta de autónomo. Y eso lo tenemos todas las universidades y es algo que debemos corregir. Y no es la idea que tenemos, porque son asociados que no pueden traer su experiencia si no la tienen.

-En investigación, la UBU ha conseguido buenos resultados, y eso es algo que se valora mucho en los ránkings nacionales e internacionales.

–A pesar de la coyuntura económica hemos cumplido en ese apartado. No me gusta nada la posición tentadora de ir de víctimas, de que somos una unviersidad pequeña, no tenemos la financiación... Estamos trabajando, cumpliendo, siempre agradezco al PDI y al PAS su implicación y profesionalidad en momentos tan duros como los que nos ha tocado vivir, porque además estamos trabajando y bien en investigación. Somos pioneros en Castilla y León en términos relativos en la obtención y coordinación de proyectos europeos. En estos momentos tenemos 28 proyectos europeos. Mantenemos la capacidad para conseguir dinero y coordinar proyectos, porque de esos 28 coordinamos 12. Pero por ejemplo en la producción de publicaciones, teniendo en cuenta el índice de impacto, estamos entre las 20 universidades españolas según el ranking de Scimago, y en transferencia de tecnología estamos entre las tres primeras universidades españolas en la publicación de patentes. Tenemos unas cifras de las que nos gusta presumir porque en términos relativos la UBU es una universidad investigadora y competitiva. Eso no significa que seamos buenos en todo, pero estamos mejorando. En el ámbito de Ciencias Sociales y Jurídicas, en Humanidades, hemos hecho planes que han permitido que nuestros investigadores vayan a convocatorias competitivas y obtengan proyectos europeos. Y estoy muy satisfecho de la investigación que se está realizando en ese ámbito. Hasta hace muy poco en la UBU todos los proyectos subvencionados pertenecían al ámbito de Ciencias de la Salud y Ciencias Experimentales, y en cambio ahora hemos incorporado a esas ramas a otros campos. Estamos muy satisfechos con la alianza que hemos hecho con León y Valladolid a través del campus de excelencia internacional. Porque nos ha permitido hacer una serie de actividades y coordinar algunos proyectos investigadores que son beneficiosos para las tres instituciones. Los tres rectores estamos dispuestos a mantener el impulso de este campus interuniversitario. Nos ha permitido hacer actividades muy interesantes, como las que tienen que ver con la divulgación de la actividad investigadora. Nosotros nos hemos lanzado a eso, hemos creado una unidad de cultura científica que es muy activa, he nombrado un delegado para que lleve esas cuestiones y estamos obteniendo mucha financiación de la FECyT. Y somos capaces así de llamar la atención de los preuniversitarios que muchas veces llenan nuestras aulas cuando realizamos ferias y otras actividades. La divulgación cada vez es más una función de la propia universidad.

-Están pendientes de concretar una mayor apuesta con el Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana.

-Aquí tenemos buena relación con dos ámbitos del conocimiento especialmente interesantes. Uno es el de la evolución humana, y en este sentido una de mis propuestas es acercanos más al Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana (CENIEH), que entendemos que debe ser un centro universitario. La Junta nos apoya plenamente y estamos esperando a que tome posesión la nueva dirección del centro para entablar conversaciones con la otra parte que gestiona el CENIEH, que es el Ministerio de Industria y Competitividad, para tratar la posibilidad de que dependa de la UBU o al menos para establecer una estructura de colaboración mucho más estrecha de la que ya tenemos, que es mucha. Teniendo en cuenta que la UBU tiene un equipo de investigadores en el ámbito de la evolución humana que en cuanto a número es incluso superior al que tiene el propio Centro. La vinculación entre las dos instituciones serviría para tener una sinergia mucho mayor en este ámbito y en el sistema Atapuerca. A ver si en 2018 podemos tener alguna novedad al respecto.

«Hay que diferenciar bien a la UBU de las universidades históricas. Es como los hijos, a cada uno hay que tratarlo según su personalidad»

-El consejero de Educación les ha pedido que busquen la especialización a través de los másteres, siempre ligados al entorno socioeconómico, y ustedes firmaron ese pacto del mapa de titulaciones. ¿Tienen claro por dónde quieren crecer?

–La Universidad española tiene un defecto. Es muy buena, muy competitiva, la media está por encima del entorno europeo, pero tenemos universidades que son muy generalistas, muy parecidas entre sí, con poca especialización. Comparto con el consejero la idea de que la especialización debe venir de la mano del posgrado, como sucede en el ámbito internacional. Los grados son un poco el alimento de los posgrados, de los másteres, pero la especialización debe darse ahí, en los másteres, que se pueden crear y suprimir con mucha más facilidad, aunque siempre siendo coherentes con la inversión pública que implica. Nosotros tenemos un máster en evolución humana coordinado por Juan Luis Arsuaga que tiene ya unos cuantos años y que forma parte de esa idea de especialización. La vinculación que tenemos con el proyecto de investigación de Atapuerca data del nacimiento de la propia UBU y tenemos entre nuestro personal investigadores que forman parte del proyecto. Precisamente en esos programas de captación de talento tenemos un grupo de investigación de 20 personas en materias críticas, nanotecnología, por lo que hemos creado un instituto, el ICCRAM, que es puntero a nivel europeo. De hecho está desarrollando varios proyectos europeos. Es un centro competitivo al que queremos unir un máster en relación con lo que es la economía circular. Hay algunas otras cuestiones, como las que tienen que ver con Ciencias de la Salud. La UBU nació sin titulaciones fuertes en Ciencias de la Salud y seguimos igual. Y queremos apostar por títulos que sean novedosos en ese ámbito, pero relacionados con las nuevas tecnologías. Que requieren un perfil de profesionales que no existen aún, o que no se identifican bien, pero que formarán parte del panorama futuro. Y hemos conseguido la autorización para comenzar a impartir un grado en Ingeniería de la Salud que será único en Castilla y León y que solo se oferta, en el resto de España, en tres universidades públicas. En este caso se ha hecho un pan de estudio a medida de lo que demanda el tejido social. Creo que hay que diferenciar bien a la UBU del resto de las universidades, al menos de las históricas. No pido un trato privilegiado, pero esto es como los hijos, a cada uno hay que tratarlo en función de su propia personalidad. No se puede tener la misma política universitaria para una institución que cumple 800 años que para otra que va a cumplir 25. Y la UBU sigue necesitando titulaciones de grado para amortizar toda la inversión que se ha hecho en una universidad pública. Comprendo que las universidades históricas tienen dificultades para encontrar nuevas titulaciones, pero en la UBU todavía hay ámbitos del conocimiento en los que hay que fortalecer la oferta porque es la única manera de rentabilizar la inversión que se hace. Aunque firmamos la moratoria por lealtad institucional, agradezco la posibilidad de impartir nuevos grados.

Manuel Pérez, a la derecha, junto a los rectores de León y Valladolid, Juan Francisco García Marín y Daniel Miguel, en la final del certamen 'Tu tesis en 3 minutos'. G. Villamil
Manuel Pérez, a la derecha, junto a los rectores de León y Valladolid, Juan Francisco García Marín y Daniel Miguel, en la final del certamen 'Tu tesis en 3 minutos'. G. Villamil

-En la Consejería había satisfacción por sus planes de viabilidad para los grados con menos matrícula. ¿Cuál fue su estrategia?

–La estrategia fundamental, pero no única, ha sido apostar para algunos títulos en impartir docencia en modalidad online. Consideramos que no todos los títulos son adecuados para esta modalidad. Hemos sido capaces de incrementar la matrícula de aquellas titulaciones que estaban en ese riesgo y para las que desde la Junta se nos pedían planes de viabilidad. Algunas de las que tenían baja demanda están ahora muy próximas a tener la mayor matrícula de la universidad en su ámbito. También la oferta de dobles titulaciones y que haya una oferta coherente en un determinado ámbito de conocimiento, que venga arropada por títulos de máster o de posgrado. Eso ha permitido que algunas titulaciones incrementen su matrícula porque se han hecho mucho más atractivas. Hemos tenido mucho éxito con un doble grado que hemos puesto en marcha este mismo curso, en ingeniería electrónica y mecánica, que ha tenido mucha aceptación porque hay una demanda laboral importante en esos dos ámbitos.

«No puede ser que Burgos tenga las terceras tasas más altas y Cantabria, las más baratas»

-En la apuesta por la enseñanza semipresencial o en línea las universidades públicas han tardado mucho en dar un giro que se antojaba obligado.

–La administración pública es lenta, cualquier cambio es lento. Tenemos además plantillas de profesorado y de PAS que están preparadas para hacer algo y cualquier cambio implica que no puedes prescindir de esas plantillas, cosa que en la privada es más sencillo. Teníamos claro que la sociedad estaba digitalizada y la universidad iba por detrás, y sigue yendo. En un ámbito en el que nuestros estudiantes ya ni siquiera ven la televisión y se mueven en ambientes claramente digitales, no tiene mucho sentido que la universidad no vaya a este ámbito. Por eso en 2010 apostamos por poner en marcha plataformas docentes que en realidad eran de enseñanza a distancia pero que en ese momento no utilizábamos para ese cometido. Ahora hay que ponerse de acuerdo con los estudiantes a través de otro tipo de medios, hablar su propio lenguaje, no podemos estar anclados en las viejas metodologías docentes y que la clase magistral sea nuestra única herramienta. E hicimos una serie de planes de innovación docente que van enfocados no solo al uso de la tecnología, sino a tener una metodología docente, una pedagogía en el e-learning. Como consecuencia de esos programas vimos que estábamos preparados para impartir docencia online con garantías de calidad. Y nos aventuramos a poner en marcha grados online y hemos sido pioneros a nivel nacional. En este momento impartimos cinco grados online cuyas prácticas no requieren de equipamiento experimental. Y estamos muy satisfechos porque hemos conseguido incrementar matrícula en titulaciones con baja demanda.

-También se mostró combativo al pedir la rebaja de las tasas. El consejero ya ha anunciado que se rebajarán un 5% pero la oposición lo ha calificado como insuficiente para disminuir la brecha con otras comunidades.

–Lo que no terminamos de entender los rectores es que haya estas diferencias abismales entre comunidades autónomas. No puede ser que Burgos, que tiene a tiro de piedra Cantabria, tengamos las terceras tasas más altas y que Cantabria tenga las más baratas. No es que sea competencia desleal, es que no tiene sentido y menos cuando hay comunidades autónomas del mismo signo político con unas diferencias tremendas de precios de tasas. Pedimos un pacto de Estado. Que se equilibren las tasas en todas las comunidades autónomas, que se estrechen las horquillas. Porque eso ha provocado cambios importantes en algunas comunidades autónomas. Hay que dejar claro que esto se puso como consecuencia de la crisis y de los recortes presupuestarios, si ahora rebajamos las tasas, eso debe venir acompañado de un esfuerzo presupuestario, porque las universidades ya estamos asfixiadas. Si se rebajan las tasas y no hay esa compensación presupuestaria, no sé cómo vamos a poder prestar los servicios que nos encomienda la sociedad.

«Baja la matrícula por razones demoscópicas, pero es que también aumentamos la oferta»

-En un momento en que la competencia es tremenda. Por la demografía, que baja, y porque ha aumentado considerablemente el número de universidades.

–La comunidad cada vez tiene menos población y menos jóvenes. Está bajando la matrícula por razones demoscópicas pero es que también estamos aumentando la oferta. Y si aumenta la oferta y disminuye la población, la inversión que se hace con el dinero que ponen todos los ciudadanos puede estar en peligro. Este es el modelo que se ha elegido. También veo que nueve universidades para Castilla y León me parecen excesivas, solo hay que hacer la comparativa con el resto de comunidades.

(El rector, casi acabada la entrevista, quiere añadir dos aspectos sobre los que aún no se ha hablado en esta conversación. Uno es el de las infraestructuras).

–Tenemos edificios históricos de mucho interés que la UBU tiene el deber de conservar. Tenemos tres hospitales. Unos es el Hospital del Rey, que acaba de perder los andamios y que tiene un coste de mantenimiento importante. Estamos invirtiendo gran parte del plan de infraestructuras en el mantenimiento de edificios. El Hospital Militar alberga la Facultad de Ciencias de la Salud y la de Humanidades y Comunicación, que estamos rehabilitando y condiciona un campus, a través del parque de El Parral, magnífico. Pero hay que invertir porque los viejos barracones que utilizaban los militares los hemos convertido en aulas aplicando criterios de ahorro energético con el sello Passiv Haus, ensayando una fórmula que nos parece interesante porque la sostenibilidad es una preocupación para nosotros. El tercer hospital es el de la Concepción, un magnífico edificio del siglo XVI, que estaba casi en estado de ruina hasta que a partir de 2008 la UBU invirtió ocho millones de euros para que no se cayera. Hemos conseguido que no se caiga pero necesitamos en torno a 13 millones para darle un uso funcional. Y ese es uno de los grandes retos para los próximos años, recuperarlo para uso universitario y en su caso compartirlo con otras administraciones. Por ejemplo, ubicar allí el Archivo Histórico Provincial y compartir su uso como archivo con un uso universitario.

(Y también quiere hacer referencia a otro aspecto relevante, la internacionalización, antes de rematar la entrevista).

–Según datos del Ministerio, la UBU es la séptima en envío de estudiantes al extranjero en diferentes programas de movilidad y la duodécima en recibir estudiantes de otras universidades. Somos la segunda de Castilla y León en movilidad estudiantil y consideramos que debe ser una actuación transversal a todas nuestras actividades, no solo estudiantes sino también grupos de investigación, personal de administración y servicios, etc. También nos estamos valiendo de empresas para establecer programas de formación dual en otros países o colaborar en proyectos de I+D+i. Y además nuestros estudiantes tienen muchas posibilidades de desplazarse, pero necesitamos que lo pidan más, porque el 90% de las solicitudes son atendidas. Pero a los universitarios españoles les cuesta moverse, no entienden que es una actividad formativa muy interesante. Tenemos un 34% de estudiantes de fuera del distrito universitario de Burgos y queremos aumentar ese porcentaje.

-¿Alguna actuación concreta en política lingüística? Porque es algo que preocupa mucho a las universidades, que sus estudiantes salgan con un nivel mínimo en idiomas que hoy no alcanzan.

-El B2 me decían que era el nivel de estudiantes de Bachillerato, pero no lo tienen, no lo superan. Estamos tentados de exigir que cualquier estudiante que termine un grado tenga como mínimo un B2 de inglés y el que no, que lo obtenga a lo largo de la carrera. Y hemos estrenado un centro de idiomas que tiene como cometido principal conseguir esa acreditación lingüística.

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