Mapa del miedo: los puntos negros para las mujeres en Burgos
El Parral y el centro histórico son algunos de los puntos negros para las burgalesas
«Una vez se me metió un hombre en el portal. No me había dado cuenta hasta que subí al ascensor y vi reflejado en el espejo cómo entraba conmigo. Él decía que justo iba al apartamento de al lado para visitar a sus colegas, pero allí vivía una amiga y ningún chico». Una burgalesa ha tenido que pasar por esto a sus 16 años.
Sucesos como este ocurren a menudo. Las mujeres no tienen libertad de movimiento porque son libres para ir por adonde quieran, pero lo hacen con miedo, sobre todo, durante la noche. «Cuando escuchas un paso ya estás mirando hacia atrás, hacia los lados», comenta Silvia Adrián, presidenta del Colectivo 8M Burgos.
Como respuesta surgen iniciativas como el mapa del miedo. Este visibiliza los puntos negros de Burgos para las mujeres, es decir, señala aquellas zonas en las que se sienten más inseguras.
Pero, ¿hasta qué punto es alarmista? En verdad refleja la realidad que viven las mujeres de forma generalizada, ya que la inmensa mayoría de las españolas ha sufrido acoso sexual de algún tipo. De hecho, el 83 % sienten miedo al volver solas a casa por la noche, según la encuesta realizada por la app Sister.
Y es que el temor de las burgalesas a caminar solas por la noche revela una limitación de la libertad de más de la mitad de la población. «No podemos transitar ni disfrutar de nuestra ciudad en condiciones de igualdad y libertad como nuestros compañeros varones», denuncia Laura Pérez, presidenta de la Asociación para la Defensa de la Mujer La Rueda.
Los puntos negros para las mujeres en Burgos
Las ciudadanas coinciden con que las zonas estrechas o muy amplias, oscuras y poco transitadas les producen inseguridad. Desde parques, callejones y aparcamientos hasta portales y soportales. «En tu propio portal ya entras con miedo», denuncia Silvia Adrián.
Al final la mayoría de mujeres traza un mapa mental de las calles a evitar a determinadas horas para evitar el acoso callejero. Desde el Colectivo 8M Burgos determinan como zonas de riesgo el paseo de la Quinta, la calle Hortelanos, el entorno del colegio Virgen de la Rosa, el Parral y los callejones al final de la avenida Reyes Católicos.
El centro histórico en general tiene áreas oscuras además de callejuelas y recovecos que también despierta la alerta de las ciudadanas. La calle Fernán González, el callejón de las Brujas y todo el entorno del Castillo son algunas de ellas.
En cuanto al barrio de Gamonal señalan como puntos negros los parques y los soportales, pero destaca la barriada Inmaculada y la zona situada entre Derechos Humanos y el instituto Félix Rodríguez de la Fuente.
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Sin embargo, estos puntos varían a lo largo del tiempo. El Ayuntamiento ha mejorado la iluminación de algunas partes de la ciudad, aunque su deficiencia persiste como causa de inseguridad en Burgos. Además, el Área de la Mujer está trabajando en un mapa con los puntos negros de la ciudad para las mujeres que se actualizará según se mejoren.
Más allá de estos aspectos, la estructura urbanística también genera miedo o desconfianza. Por ejemplo, patios abiertos con una sola salida. «Según cómo se focalice habrá más o menos puntos negros en la ciudad», comenta Pérez.
Cabe destacar que el objetivo del mapa del miedo no es advertir a las mujeres de las zonas peligrosas, sino visibilizar un problema de la sociedad. De esta manera se espera que «los responsables políticos actúen con medidas para que esos puntos negros desaparezcan o se diluyan», reivindica.
Urbanizar con perspectiva de género
La principal propuesta de las asociaciones feministas para diluir el mapa del miedo es mejorar la iluminación de las calles junto al refuerzo de las rondas policiales. Sin embargo, la medida más eficaz es que «los nuevos planes urbanísticos estén pensados para evitar la generación de más puntos negros a lo largo del tiempo».
Es lo que denominan urbanizar con perspectiva de género. Supone el impulso de una arquitectura urbanística que tenga en cuenta cómo afectan los trazados de las ciudades a las mujeres «por todos los condicionantes de género que hay en la sociedad», puntualiza Pérez.
Si bien admiten la dificultad de mejorar el casco histórico, hay que considerar las necesidades de las mujeres a la hora de edificar nuevas urbanizaciones, sobre todo, cuando determina su libertad.
Por el contrario, si se visibiliza la existencia de puntos negros sin que los poderes públicos emprendan medidas se «da un mandato de que las mujeres no pasen por esas zonas y si pasas por ellas ya lo sabías».
Esto acabaría culpabilizándolas, por ejemplo, por sufrir una agresión sexual al haber estado ahí a esa hora. «Como mujer te debes salvaguardar y no estar en ese sitio a esa hora porque ya sabes lo que va a pasar». Tanto La Rueda como el Colectivo 8M Burgos defienden que es algo a evitar.
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