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Crónica negra

El sicario que tiroteó y mató a un hombre delante de su hija pequeña en Granada

El sicario Mehrez Ayari, autor del crimen de Granada, estuvo también implicado en el atentado contra Vidal-Quadras

Laura Velasco del Río

Domingo, 14 de septiembre 2025, 07:37

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Mehrez Ayari asesinó presuntamente a un varón en Granada por un tema de drogas; dos meses después, agredió al político Vidal-Quadras en Madrid.

Aquel hombre llamó la atención de más de un vecino, tanto que incluso le hicieron fotos. Merodeó por una plaza y se sentó en un banco. Allí pasó prácticamente un día entero. El instinto no le falló a los residentes de aquellos bloques de la capital granadina. 24 horas después, disparó a sangre fría contra un hombre que se acababa de subir a un coche. En el asiento del copiloto se encontraba su hija pequeña. Lo mató prácticamente en el acto.

Aquello sucedió el 2 de septiembre de 2023. Dos meses después, el mismo hombre presuntamente volvió a actuar, en esa ocasión contra un rostro conocido, Alejo Vidal-Quadras, fundador de VOX. Lo dejó herido, pero sobrevivió; ese fue el ataque que trascendió a nivel nacional.

Banco desde donde el presunto autor esperó a su víctima. L.V.

El otro, el que cometió en Granada, pasó más desapercibido para la opinión pública, pero el presunto autor mostró en él su cara más despiadada.

Según fuentes conocedoras del caso consultadas, Mehrez Ayari se desplazó hasta la capital nazarí para llevar a cabo un macabro encargo. Su objetivo era Jorge, un varón de 51 años que en aquel momento trabajaba en una empresa de mensajería. Lo tenían en el punto de mira por un tema de drogas. Como indicó uno de sus allegados a la Policía Nacional, encargada de la investigación, «había perdido unos paquetes y había personas que se lo estaban reclamando». Otro conocido aseguraba que «estaba metido en temas peligrosos». Al parecer, se había quedado con unos paquetes que contenían droga para venderlos por su cuenta. Los jefes de la organización para la que trabajaba se habían percatado. Para ellos no hay medias tintas. Si les fallan, lo pagan con su vida.

Con este contexto, el sicario viajó hasta Granada. Sabía que su víctima vivía en la avenida de Pulianas, una céntrica vía de la capital. Residía con sus padres en un piso. Mehrez Ayari comenzó a merodear por la zona desde un día antes, concretamente por una plaza situada entre dos bloques. Vestía con un chándal y llevaba una gorra puesta y gafas de sol. A ratos se tumbaba, a ratos se sentaba. Llevaba un móvil que usaba de vez en cuando. Sobre las dos de la madrugada se fue y regresó a la mañana siguiente.

Un extraño en la zona

Los vecinos que lo vieron lo recuerdan con claridad. Se trataba de un extraño y su actitud era sospechosa. Una testigo afirmó que lo vio llegar en moto el día de los hechos, por la mañana, circulando en dirección prohibida y portando una gorra en lugar de un casco. Algunos llegaron a fotografiarlo y las imágenes pasaron después a manos de los investigadores. Sin embargo, parecía tranquilo. Nada hacía presagiar que mataría a sangre fría unas horas después. Pasó todo el sábado en aquella plaza, hasta que la víctima salió del portal por la tarde junto a su hija de 12 años.

Jorge se encontraba en la vivienda en la que vivía con sus padres. Su niña se despedía de los abuelos para irse con su madre, puesto que la pareja llevaba unos ocho años separada. Ambos salieron del portal y entraron en el vehículo, un Citroën C4 estacionado justo al lado. Eran las 19.10 horas. Arrancó, bajó la ventanilla y miró el teléfono móvil antes de partir. No le dio tiempo a más. Cuando se giró para ponerse el cinturón, un hombre le apuntó desde fuera con una pistola y disparó tres veces. Dos balas le atravesaron el cuerpo y un proyectil se quedó en su interior. Murió prácticamente en el acto.

Calle de Granada en la que la víctima tenía aparcado el coche, dentro del cual fue tiroteado. L.V.

La niña, que sufrió una erosión en el omóplato derecho, sin revestir gravedad, presenció el macabro suceso desde el asiento del copiloto. Su padre, decía, estaba «con la cabeza caída y muerto». Salió a pedir ayuda y un vecino la acompañó hasta que la madre llegó. Los primeros agentes que se presentaron en el lugar encontraron a la víctima recostada sobre el asiento del copiloto, con restos de sangre en la oreja izquierda. Los servicios sanitarios no pudieron hacer nada por salvarlo.

El presunto autor de los hechos huyó en moto tras cometer el crimen. Ideal

Las primeras horas fueron cruciales para recoger pruebas, analizar el banco en el que el presunto autor aguardó a su víctima, realizar un registro en la vivienda del fallecido e intervenir cautelarmente un teléfono móvil. Y, por supuesto, para hablar con los testigos, en total, una decena entre el sábado y el domingo. «Fue brutal. Aún recuerdo el sonido de los tres disparos, no sonaron muy fuerte, parecían petardos. Llevaba la pistola escondida debajo del chándal», señaló uno de ellos a este periódico. En los meses siguientes, los agentes regresaron para hablar con más inquilinos. Algunas de estas entrevistas fueron muy útiles, al igual que las imágenes de cámaras de seguridad que los investigadores pudieron recabar.

El caso Vidal-Quadras

Dos meses después de aquel suceso, el 9 de noviembre de 2023, en Madrid se registró otro tiroteo que, en principio, no tenía nada que ver con el de Granada, aunque con el tiempo se demostró que sí.

Esta segunda agresión tuvo una gran trascendencia por quién era la víctima. Alguien disparó al exdirigente político Alejo Vidal-Quadras, uno de los fundadores de VOX, que sobrevivió pese a la gravedad de las heridas.

Alejo Vidal-Quadras y el sicario que intentó matarle. R.C.

El responsable huyó en moto. Aquel hecho, ocurrido a más de 400 kilómetros, derivó medio año después en la detención del presunto autor de los hechos, Mehrez Ayari, la misma persona que supuestamente actuó en el ataque mortal de Granada.

Fue arrestado el 6 de junio de 2024, cerca de Ámsterdam -con una identidad falsa-, por apretar supuestamente el gatillo en el caso de Vidal-Quadras. Según los investigadores, estaba preparado para cometer un nuevo asesinato de «connotaciones políticas». Además, advirtieron sobre su vinculación a la Mocro Maffia, la criminalidad organizada magrebí que campa a sus anchas en Países Bajos. Un año después, las autoridades de aquel país acordaron su entrega temporal a la justicia española para ser interrogado por este ataque.

Tanto esta como la otra investigación se llevaron a cabo de forma paralela. La de Granada, liderada por el grupo de Homicidios, se prolongó durante un año. Fue un auténtico rompecabezas para esclarecer uno de los casos más impactantes de la historia reciente de la ciudad.

Para cuando tuvieron pruebas suficientes que sostenían que Ayari fue el presunto homicida de la avenida de Pulianas, ya estaba entre rejas por la primera causa. A día de hoy sigue en prisión en Países Bajos, donde será enjuiciado por otros delitos que habría cometido allí, incluyendo alguno de sangre. El autor intelectual de ambos ataques sigue en busca y captura a día de hoy.

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