El Mirandés celebra la permanencia con un festival de fútbol y goles en Anduva

No hay mejor manera de olvidar las cuatro derrotas consecutivas con las que llegaba el Mirandés a la cita con el Ibiza que regalarse una actuación como la que ofreció el Mirandés ante el cuadro de Paco Jémez.

El equipo jabato, con la salvación asegurada tras la derrota del Sanse el viernes, tuvo intención y filo para cosechar una merecida goleada ante un rival desacertado que en todo momento demostró no jugarse nada.

La principal novedad en el once dispuesto por Joseba Etxeberria, el cancerbero Ramón Juan, tuvo un estreno en competición liguera muy apacible, solo quebrantado en el inicio por sus dos centrales.

Primero pecó de exceso de confianza Arroyo para permitir a Ekain un mano a mano con el guardameta tras perder el esférico. Después, se equivocó sin consecuencias Jorge Sáenz en otra salida de pelota poco clara. Entre medias amenazó el ataque local con un pase de Iñigo Vicente al que Camello llegó un segundo más tarde de lo previsto.

Fue el primer aviso para un Ibiza que cerca del ecuador de la primera mitad vio como se cayó su castillo de naipes. La recuperación de la defensa de la escuadra mirandesa lanzó una contra que inició y finalizó Riquelme. El futbolista madrileño avanzó sin oposición hasta perfilarse en la frontal del área, punto desde el que envió el esférico a la red.

Con la iniciativa en el marcador, la medular del conjunto jabato sometió a sus oponentes, desdibujados e imprecisos. Así, pudo sentenciar Camello en un mano a mano donde tuvo tanto tiempo y tantas opciones que eligió la peor de todas. No le ocurrió lo mismo a Riquelme en el minuto 34.

El canterano del Atlético de Madrid, tocado por una varita, ajustó con una rosca la fenomenal transición de banda a banda que inició Camello y a la que dio continuidad Iñigo Vicente. Pudo el Ibiza acortar distancias antes del descanso en un centro desde el perfil izquierdo que controló Cifu de forma acrobática y sirvió a Ekain, cuyo intento de chilena se marchó desviado.

En el regreso, Paco Jémez agitó la pizarra muy pronto para buscar una reacción en sus filas. Sin embargo, lo que se encontró fue un equipo desdibujado, con muchos problemas en el repliegue y sin ideas cuando intentó construir con el balón.

Todo lo contrario que un Mirandés que ayer sí disfrutó con su habitual verticalidad. A modo de ejemplo sirve el tercer gol del equipo rojillo, en una combinación en el perfil izquierdo que recogió Riquelme para sumar una asistencia a su hoja de servicios. El pase, tenso y bien dirigido, lo tocó Meseguer para batir a Germán.

Lejos de conformarse, aún tuvo la formación mirandesista opciones de aumentar la goleada y de ofrecer minutos a los menos habituales. A punto estuvo Marqués de encontrar el premio a su descaro con dos intentonas llenas de picante.

Quien sí encontró la recompensa a una temporada complicada fue Garrido. El bravo futbolista bilbaíno se lanzó como un jabato a cabecear un córner y celebró así la cuarta diana con la que se selló el billete para continuar un año más en la categoría de plata.

Temas

• CD Mirandés
• Ibiza
• Segunda División