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La Cartilla de san Benito y Libro de los Conjuros contienen exorcismos y conjuros contra Satanás.
Misterios satánicos de Burgos
Burgos Misteriosa

Misterios satánicos de Burgos

Dos obras nos revelan los misterios del demonio y cómo combatirlos. Son 'El libro de conjuros de Ximénez contra todas tempestades de truenos, granizo rayos y contra las langostas, para ahuyentar tormentas y males', que se custodia en Villegas y una cartilla que se vende en el Monasterio de Santa María la Real de Villamayor de los Montes, un remedio contra las brujas y las posesiones demoníacas denominada 'Estampa de San Benito'. Con ellas se pretende luchar con el Maligno y sus consecuencias

Viernes, 26 de agosto 2022, 07:12

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Castilla es tierra de sortilegios y supersticiones. Y de temor a Satanás. Como cuna de reinos, regiones y nacionalidades, el tiempo teje historias de magia casi a la puerta de nuestra casa. Nos vamos a fijar en dos, el 'Libro de conjuros de Ximénez contra todas tempestades de truenos, granizo, rayos y contra las langostas', misterioso y mágico, y en la 'Cartilla de San Benito' del Monasterio de Santa María la Real de Villamayor de los Montes, un exorcismo para evitar que Satán entre en la vida de las personas.

Ambos son una suerte de sortilegios y exorcismos con el objetivo de alejar el mal que siembra el diablo en diferentes formas: desde tormentas y plagas, al mal de ojo o la brujería. Y en nuestros días, en plena 'new age' o Era de Acuario, o quizá por eso, aún podemos encontrarnos con estas invocaciones y rezos para ahuyentar al mismísimo Satanás. Terrorífico.

Muchos hogares se servían de oraciones y amuletos para alejar los malos augurios e incluso se colocaban bajo los colchones, en los dinteles de las puertas de los establos o cosidas a las chaquetas de pastores y labradores. Y para mayor veneración, en las prácticas de conjuros, el sacerdote se tumbaba en el suelo con los brazos extendidos para implorar ayuda celestial en los sortilegios que realizaba.

Por sorprendente que parezca, aún se realizan exorcismos para alejar demonios, romper maleficios y el mal de ojo, así como curanderismo para sanar enfermedades de las personas o del ganado.

Libro de Pedro Ximénez

El 'Libro de conjuros de Ximénez contra todas tempestades de truenos, granizo, rayos y contra las langostas' es uno de los textos de conjuros más importantes y misteriosos de los que se conservan. El sacerdote del pueblo leía de este libro las fórmulas ejerciendo de mago y recitando oraciones escritas en latín. Lo hacía, fundamentalmente, para proteger los cultivos y los huertos de las tormentas, granizadas, las plagas y otros males, como la pérdida de animales e incluso la muerte de personas.

El Libro de los Conjuros se conserva en el Conjuradero de la iglesia de Villegas, pueblo del oeste de la provincia entre Sasamón y Villadiego, y recoge en 40 páginas una retahíla de oraciones y exorcismos para ahuyentar los males. Era una práctica habitual, y lo sigue siendo, con la celebración de rogativas para pedir lluvia, por ejemplo.

Conjuradero e iglesia de Villegas donde se conserva el libro de Pedro Ximénez.
Conjuradero e iglesia de Villegas donde se conserva el libro de Pedro Ximénez. Diputación de Burgos

La Junta de Castilla y León lo restauró dado que se encontraba en muy mal estado, con suciedad, manchas, las hojas estaban deshidratadas, arrugadas y con deformaciones fisuras y pérdidas además de con la presencia de hongos. Los trabajos se realizaron en el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Simancas.

El Arco del Conjuradero de Villegas es uno de los pocos que quedan en España. Y todos ellos en Castilla: hay otro en Poza de la Sal y otros dos en Palencia en Cuenca de Campos y Cozuelos de Ojeda.

Exorcismo de san Benito

Un exorcismo es una oración que recita un iniciado en el oficio de expulsar demonios. Para ello, la Iglesia expide una autorización especial, así como una delegación que el obispo de una demarcación hace en un clérigo para realizar esta oración. Como es indicación propia de un obispo, éste estaría también facultado para realizar exorcismos.

El Monasterio de Santa María la Real de Villamayor de los Montes, en la comarca del Arlanza, guarda un secreto; un misterio relacionado con el satanismo y su cura. Una cartilla de San Benito, fundador del Ordo Sancti Benedicti (OSB), que ahuyenta los malos augurios.

Puede parecer excepcional, pero en la Iglesia es ordinario realizar cada día exorcismos; como en el caso de la celebración de un bautismo o al tomar agua bendita de una pila. Y como curiosidad, al recitar la oración de la cartilla de San Benito, también se está realizando un exorcismo.

Los textos contenidos en ella son una oración en latín y dice así: «Cristo vence, Cristo reina, Cristo te proteja contra todo mal. Malvados y condenados demonios: En el nombre de los santos nombres de Dios: Mesías, Enmanuel, Soler, Sabaot, Agios, Ischiros, Athanatos, Jehová, Adonai y Tetragrámaton, os arrojamos y separamos de esta criatura».

Sigue el conjuro ocho líneas más y acaba con una oración. En la página impresa en latín se reproduce el reverso de la cruz de San Benito, de quien toma el nombre la cartilla. Y dice así: «Vade Retro Sathana/ Nunquam Suadeas Mihi Vana/ Sunt Mala Quae Libas/ Ipse Venena Bibas/ Crux Sancta Sit mihi Lux/ Non Draco Sit mihi Dux».

Dicho en castellano, la oración del exorcismo dice: «Apártate Satanás/ Nunca me aconsejes cosas vanas/ Son males que tú mismo das/ Tu propio veneno bebas/ La Cruz Santa sea para mí la Luz/ Que el Dragón (una alusión directa a Luzbel) no sea quien me conduzca».

Esta tradición la descubrió el periodista Eduardo de Ontañón en 1931 y lo relata así: «Traen vacas, bueyes y mulas de los pueblos más distantes. A veces, perros también, 'para que no rabien'. Los hombres se arrodillan; los ganados mugen y levantan las cabezas impacientes. Una de las celosías se destapa y aparece la madre abadesa cortando el aire con una bendición…». Impresionante.

Las monjas de Villamayor, en su web, tratan de dar una explicación al contenido de la cartilla. Sin embargo, en ninguno de sus párrafos hacen referencia al exorcismo. Ellas explican que les llega la oración en latín y «la conservaban guardada en el estuche, que ellas mismas cosían, cerca de la persona por la que rezaban. Oraban pidiendo la intercesión de san Benito, para que librara al ganado, o a alguna hermana o situación. Nosotras, que poseemos la oración escrita en español y al dorso en latín, recomendamos orar con ella, y dejarla junto a la persona por la que rezamos (su habitación, en el coche, etc). No es una cuestión de magia», apuntan.

Satanás a la altura de un dios

Desde hace siglos, la Iglesia ha tratado de ahuyentar a Satanás de diversas formas. Para salvar todo tipo de males, se inventaban fórmulas mágicas, mantras religiosos que alejaran del pueblo las desgracias que se avecinaban. Un ejemplo de ello son los cantos de los gozos a los santos o las letanías a Santa María.

En el Libro de los Conjuros de Pedro Ximénez queda clara la estructura: Oratio –oración a un santo concreto—. Exorcismus –exorcismo—. Conjuratio –conjuro—. Oratio –oración final—. Así de manera sistemática en todo el libro; con pocas alusiones al Dios Creador y muchas a Satanás.

Durante muchos siglos se ha atribuido a Satanás todo tipo de desgracias que simplemente eran fenómenos de la naturaleza. El diablo ha sido el foco de las desgracias de mucha gente a lo largo de los siglos. Al ángel caído, Satán, se le atribuyen todos los males de la humanidad.

La Iglesia se ha encargado de encumbrar al diablo casi a la altura de un dios. Lejos de acabar con él, sólo ha buscado ahuyentarlo y sepultarlo en el inframundo. Porque para que exista ese dios justiciero y nada amoroso de ese entorno de Iglesia medieval, se necesita un enemigo.

Crear temor es el fundamento para controlar al pueblo; un pueblo analfabeto es el caldo de cultivo más favorable para ello. Pero cuando a la jerarquía eclesial se le escapa de las manos el control de las circunstancias –naturales- hay que ir a buscar las sobrenaturales. Y ahí entra la magia.

A Satanás se le ha representado con figuras horrorosas, animales peligrosos y con decenas de representaciones artísticas, algunas de singular belleza, pero todas bajo un halo sombrío, por no decir oscuro; el mal está entre nosotros y hay que mitigarlo.

Desde el inicio de los tiempos, el ser humano ha buscado en la magia la forma de ahuyentar el mal o de atraer el bien. La magia ha estado presente en la vida del Sapiens desde Atapuerca hasta nuestros días. La religión también; de hecho el sentido de trascendencia ya existía en las cavernas porque aquellos primeros hombres ya enterraban a sus muertos y los rendían culto.

En esa etapa no estaba desarrollada la idea del mal encarnada en un ser concreto, pero también existía. La personificación del demonio para la cultura judeocristiana llega muchos siglos más tarde cuando queda reflejado en la Biblia, primero como serpiente en el Génesis y luego como ser del inframundo.

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