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El lehendakari Iñigo Urkullu pronuncia el tradicional mensaje de fin de año . Efe

Urkullu pide un «nuevo consenso» sobre el modelo de Estado que garantice la convivencia

El lehendakari defiende el «microclima positivo vasco» y la necesidad de «ceder» en política en beneficio de la «comunidad»

OLATZ BARRIUSO

Bilbao

Lunes, 31 de diciembre 2018, 17:11

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El lehendakari Iñigo Urkullu está convencido de que la única manera de asegurar la «convivencia» en un momento especialmente convulso, con la crisis catalana en permanente ebullición, pasa por propiciar un «nuevo consenso» sobre el modelo de Estado basado en la asunción de su «plurinacionalidad». Ése ha sido el mensaje central del tradicional discurso de Nochevieja del jefe del Ejecutivo de Vitoria, el séptimo que pronuncia desde que llegó a Ajuria Enea. Una intervención centrada, una vez más, en subrayar el pactismo y la no confrontación como señas de identidad vascas frente a la crispación reinante en la política española.

Igual que el año pasado, el lehendakari ha evitado cualquier referencia expresa a Cataluña. Pero si entonces ni siquiera aludió al modelo territorial y prefirió hilar un mensaje por omisión, de contenido única y exclusivamente social, hoy sí ha incluido su receta para superar la «fragilidad» del actual modelo territorial, que exige, sí o sí, ha dicho, un nuevo pacto que sustituya al de 1978.

La alusión al resquebrajamiento del modelo no ha sido baladí, sino una respuesta implícita al Rey, que en su discurso de Nochebuena, hace una semana, abogó por «proteger y defender» la convivencia, «que siempre es frágil, no lo olvidemos», en lo que se interpretó como una clara referencia de Felipe VI a Cataluña. Según fuentes de la Presidencia vasca, el lehendakari ha optado por utilizar las mismas palabras que el Monarca, pero para darles la vuelta y un significado distinto, el de la exigencia de un nuevo modelo territorial. «La fragilidad del modelo de Estado solo se puede superar trabajando un nuevo consenso que asegure la convivencia en un marco plurinacional», ha sentenciado Urkullu.

Fue la única referencia al autogobierno, en el que se ha mostrado confiado en «avanzar» en 2019 para contribuir al «crecimiento» de Euskadi, en un discurso sobrio en el contenido y la escenografía. Urkullu ha optado de nuevo por el marco novedoso que ya estreno el año pasado: los jardines de Ajuria Enea. La elección le obligó a soportar estoicamente el invierno vitoriano, sin abrigo, durante los aproximadamente sesenta minutos de grabación, el pasado viernes, de un mensaje emitido por tercer año consecutivo a la hora de comer y no a la de cenar, una propuesta que el lehendakari ve menos invasiva y con mejores posibilidades de audiencia. De fondo, pocos adornos, a juego con la personalidad del orador: simplemente la ikurriña y un árbol de Navidad.

El resto del discurso ha combinado la «preocupación» por quienes «peor lo están pasando», una vez más con fuerte acento social, con la «estima» por el modelo vasco de hacer política, un rasgo distintivo que Urkullu pone en valor siempre que tiene ocasión, como lo hizo hace solo unos días en la tradicional recepción navideña. Hoy, el lehendakari ha acuñado un concepto novedoso, el de «microclima vasco», para referirse a un modelo «propio, constructivo y positivo» de relación política basado en «el respeto, la moderación, el diálogo, la confianza y el acuerdo». Unas palabras que, más que marca de la casa, son ya casi talismán para Urkullu, y una especie de sello que le identifica como político y que le reporta pingües beneficios en las urnas.

«Realismo y rigor»

Convencido de que Euskadi rechaza mayoritariamente movimientos unilaterales a la catalana, Urkullu ha reclamado, como piedra angular de ese modelo, «asumir» los problemas, tratar de encauzarlos con «rigor, realismo y responsabilidad» y en ningún caso «crearlos», sino tratar de «resolverlos». Para lograrlo, la única vía, ha subrayado, es estar dispuesto a «ceder» parte de las «pretensiones individuales» para ponerse «al servicio de acuerdos beneficiosos para la comunidad». Como cierre al año en el que se ha visto obligado a aplicar su primera prórroga presupuestaria –al inicio de su primer mandato optó por retirar las Cuentas ante la falta de apoyos–, el jefe del Ejecutivo vasco ha admitido «problemas, desacuerdos y divisiones» en la política vasca pero ha insistido en que la «colaboración», las «personas positivas» y la «cultura del esfuerzo» marcan la diferencia respecto a «nuestro entorno».

Eso sí, el lehendakari ha llamado a no caer en la «autocomplacencia» y a «no conformarse y trabajar para la «mejora» de algunos de los logros de 2019. Por ejemplo, en la convivencia y en el «compromiso con la memoria y las víctimas» tras la desaparición de ETA en 2018, en la creación de «más y mejor empleo, y en la igualdad entre mujeres y hombres. «Es tiempo de trabajar más y más», ha animado.

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