Helados artesanales en Burgos desde hace generaciones
Juarreño ofrece helados artesanales y tradición familiar en Burgos
Miércoles, 18 de junio 2025, 06:24
En pleno corazón de Burgos, justo en la emblemática esquina de la Plaza Mayor, hay un rincón donde el tiempo se detiene. Un lugar donde los recuerdos saben a fresa, a nata, a chocolate. Donde los abuelos guiaban con cariño a sus nietos de la mano, y ahora esos nietos, ya adultos, vuelven con sus propios hijos. Hablamos de la conocida Pastelería Juarreño y sus helados artesanales no solo refrescan el paladar sino que cuentan historias.
Desde hace más de 50 años, los helados de Juarreño son parte de la memoria viva de Burgos. Nacieron en el barrio de Gamonal en los años 80, y desde hace 15 años, se han convertido en parte inseparable de los paseos por el centro histórico. Hoy, su encantador local en la Plaza Mayor es parada obligatoria, no solo para quienes buscan refrescarse en verano, sino para quienes quieren reencontrarse con los sabores de siempre.
Una herencia dulce
En esta pastelería familiar, el relevo generacional no es solo una historia interna, sino algo que también vive en sus clientes. Hace décadas, eran los abuelos quienes llevaban a sus hijos a por un helado a Juarreño. Hoy, esos hijos ya adultos repiten el ritual con sus propios niños. Un ciclo dulce que se repite generación tras generación. La receta, como el cariño, también ha pasado de padres a hijos detrás del mostrador. Son helados 100% artesanales, elaborados con leche, azúcar y todo el mimo del mundo, servidos en tarrina o en barquillo.



Además, piensan en todos. Aunque tienen lactosa, sus helados son aptos para celíacos gracias a la tarrina individual. Y si lo prefieres, puedes disfrutarlos con calma, sentado en su terraza mientras tomas un café en plena Plaza Mayor, o llevártelos para seguir paseando por nuestra preciosa ciudad.
Helados que no se olvidan
Pastelería Juarreño no solo vende helados, crea recuerdos. Es ese lugar que uno busca al volver a casa. Ese que permanece igual, aunque pasen los años. Donde las familias se siguen reuniendo frente al mostrador, como lo hacían los padres de hoy cuando eran niños, y como lo harán sus hijos mañana.
Porque hay sabores que no se olvidan, momentos que se repiten con cariño y helados que saben a verdad, a infancia, a verano. Y esos, los de siempre, solo están aquí, en la entrañable esquina de la Plaza Mayor de Burgos, en Juarreño.
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