Imagen de los daños ocasionados recientemente en un potro BC

Los ganaderos de Burgos piden mayores controles para evitar los ataques del lobo y el buitre

Insisten en que están sufriendo graves daños, con repercusión económica seria, y que la convivencia no deben pagarla únicamente el sector ganadero

Sábado, 9 de mayo 2020, 21:07

Los ataques nunca han parado, lo que ocurre es que ahora se hacen más visibles. Primero, porque es época de cría y lobos y buitres aprovechan la debilidad de las madres y de las crías para atacar. Y, segundo, el confinamiento derivado de la crisis sanitaria de la covid-19 ha limitado la presencia del hombre en el monte y los animales se han movido con mayor libertad, acercándose más a las zonas pobladas.

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Ganaderos de Las Merindades, pero tambien de la Sierra de la Demanda, sufren de manera constante los ataques de lobos y buitres sobre su ganado. «Los ataques nunca han parado, aunque no se hable de ello», apunta Gabriel Delgado de UPA, pues si bien los ganaderos toman medidas, como encerrar a su ganado en el caso del ovino, siempre se corren riesgos y los animales salvajes buscan alimento.

Los ataques de los buitres al ganado vacuno son habituales en esta época del año, tanto a madres recién paridas como a crías, y lo mismo ocurre al ganado equino. Y más si se trata de ganadería extensiva, que se sube al monte como pasa en Las Merindades. Susana Pardo, de UCCL, insiste en que no se puede dejar permanentemente encerrado el ganado, pues el extensivo realiza también una labor forestal importante, que ayuda en la prevención de incendios.

A su juicio, lo que le corresponde a la Junta de Castilla y León es controlar al lobo, «que no tiene que comer y se acerca al ganado doméstico». También a la población de buitres y, en general, a todas las poblaciones de animales salvajes que están ocasionand daños en el campo, pues si bien agricultores y ganaderos apuestan por la convivencia, esta no puede ser a costa de su trabajo.

«Todo el mundo tiene derecho a vivir», insiste Pardo, y ataque tras ataque, el ganadero acaba desistiendo y cerrando la explotación. Porque ya no solo se trata del animal que te mata el lobo, sino del daño que ocasiona derivado de los animales que deja heridos o de las ovejas preñadas a las que corre y acaban abortando. Y nadie se hace cargo de esas pérdidas, pues la Junta solo asume los ataques, cuando hay muerte y cadáver, insisten los ganaderos.

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