Olmillos de Sasamón, un pueblo burgalés invadido por los personajes de los cuentos clásicos

Olmillos de Sasamón es un pueblo de cuento, no solo por sus casas de piedra, su arquitectura tradicional, ese castillo que ahora es hotel o su cuidada iglesia. Olmillos de Sasamón es un pueblo de cuento porque sus vecinos, permanentes y temporales, se han empeñado en ello.

Durante este verano, las casas del pueblo aparecen adornadas con personajes y escenas de cuentos. Todo el mundo encontrará aquel cuento que le resulte especial, ya que hay más de 60 casas adornadas. 60 casas adornadas en un pueblo que tiene censados unos 60 vecinos. Esto implica que los vecinos que residen durante todo el año en el pueblo, y también aquellos que lo hacen en temporadas como el verano o épocas festivas, se han sumado a la iniciativa.

La iniciativa no es nueva, en los últimos años el exterior de las viviendas de Olmillos ya se ha adornado con ganchillo o con elementos relacionados con la iglesia. Este año les ha tocado el turno a los cuentos clásicos. Marisa y José María Palomero, dos vecinos de Olmillos que se han sumado a la iniciativa, se muestran orgullosos de la participación e implicación vecinal.

Y aunque la iniciativa no es nueva, Marisa reconoce que este año la repercusión ha sido mayor. Seguramente gracias a la influencia de las redes sociales y a lo curioso que resulta llegar por el camino de baldosas amarillas de la tierra de Oz y encontrarse con Alicia, el Gato de Cheshire, los 101 dálmatas, el flautista de Hamelin, Mufasa y Simba, los personajes de Érase una vez el hombre, Willy Fog o Peter Pan y Campanilla, entre muchos otros. Personajes reconocidos por todos. Así hasta llegar a casi 60 cuentos.

Aunque hay algunos que se repiten. Por ejemplo, hay tres viviendas con adornos relacionados con el cuento de 'Los tres cerditos', dos en honor a 'El flautista de Hamelín'. Pero todas son diferentes. Lo bonito y digno de observar es que cada una, pese a inspirarse en el mismo cuento, tiene una decoración diferente. «Imaginación al poder», reconoce Marisa.

Cuando se planteó el tema de los adornos de este verano 2023 se habló de repartir cuentos entre las viviendas para que no se repitieran. Pero luego se llegó a la acertada conclusión de que, aunque los cuentos se repitieran, los adornos serían diferentes. Así se aporta también una visión personal, diferente y única sobre los cuentos que les han acompañado desde pequeños. Cada vecino ha escogido el cuento con el que más identificado se siente, que más sentimientos le remueve o más recuerdos de la infancia le evoca. Una opción más personal, que logra mayor implicación e imaginación.

Porque este proyecto, que surge de la Asociación Recreativo Cultural Santa Columba, consigue cada verano algo único: la unión vecinal, el trabajo de un pueblo por un mismo objetivo como es embellecer las calles y atraer visitantes, darse a conocer. Además, este proyecto ha logrado dinamizar el pueblo este verano. Los visitantes han acudido expresamente a visitar las decoraciones que se encuentran por cualquier rincón del pueblo.

Marisa reconoce que es una alegría ver el movimiento que ha conseguido el pueblo. «La verdad, sorprende que nos haya visitado gente de la comarca, de Burgos, personas que van de paso y han hecho una parada en el pueblo expresamente para ver esto. Una cálida acogida que sorprende a los niños y que se percibe cuando lo ven», reconoce José María Palomero.

Los niños se sorprenden y alegran cuando reconocen a los personajes. Los mayores recuerdan su niñez y aprecian las elaboradas propuestas artísticas que se encuentran a lo largo y ancho de Olmillos.

«Lo que se ha conseguido con esto, y con otras propuestas culturales como el recital de poesía o la Fiesta Celta, es dar vida cultural a los pueblos y mostrar que tienen vida, aunque esta sea más dinámica en verano. El trabajo ha merecido la pena. Cada persona ha realizado su trabajo con distintos materiales y soportes dejando una huella personal en ellos. Por eso, hay que agradecer a los vecinos la implicación, en este proyecto y en otras actividades. La participación es como un puzle, cada pieza cuenta», señala Palomero.

Los vecinos cuentan con el impulso de tres asociaciones del pueblo para dinamizar la vida de Olmillos. Según reconocen, estas asociaciones son «muy activas». Se embarcan en diversas actividades culturales a lo largo del año. La Asociación Los Turmogos es la promotora de la Fiesta Celta; la Asociación Recreativo Cultural Santa Columba es otra de las asociaciones y la Cofradía de la Cruz intenta mantener tradiciones para que no caigan en el olvido.

Los visitantes ya se preguntan con qué sorprenderá Olmillos el verano que viene, qué adornos se encontrarán en las fachadas de casas, en las esquinas, en los rincones. El germen de todo esto surgió hace 25 años, cuando se organizaban exposiciones curiosas en el salón del Ayuntamiento. En un momento dado surgió la idea, espontánea, de sacar las exposiciones a la calle. La primera exposición en las fachadas de los vecinos se centró en espantapájaros, le siguieron molinos de viento, oficios, ganchillos y otra relacionada con la iglesia.

A medida que el verano va desapareciendo y los vecinos temporales dejan momentáneamente Olmillos de Sasamón, algunos adornos desaparecen. En cambio, otros permanecen en las fachadas hasta que el tiempo y las inclemencias meteorológicas lo decida. En algunos puntos se pueden observar, todavía, elementos de exposiciones de otros años.

Estos momentos finales del verano son una época ideal para pasear tranquilamente por este típico pueblo burgalés y dejarse sorprender por el arte, la imaginación y la destreza que los vecinos han sacado a sus puertas gracias a los cuentos de siempre.

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