El Hereda San Pablo desaprovecha una ventaja de 30 puntos y sufre en el último cuarto ante Andorra

Las gradas del Coliseum rugían con los aficionados poblando sus asientos hasta el máximo permitido por las medidas sanitarias. Las ganas de disfruta del Hereda San Pablo Burgos eran palpables y el himno a Burgos sonaba atronador. Bufandas al aire y solemnidad en un gesto que no puede faltar en los prolegómenos de cada encuentro. Sin embargo, el marcador del pabellón tenía otros planes y retrasó el inicio del partido.

Hasta casi 40 minutos hubo que esperar para que el balón se lanzase al aire, una vez que se colocó uno de los relojes de posesión en pista para suplir el que daba problemas. Y ese retraso en el inicio pareció enfriar a los jugadores, tanto del Hereda San Pablo Burgos, como del Morabanc Andorra, que necesitaron hasta tres minutos para inaugurar el marcador.

Lo hizo Xavi Rabaseda desde la línea de 6,75 para subir los primeros tres puntos al electrónico, aunque pronto reaccionó Morabanc de la mano de Noua. Sin embargo, el rebote ofensivo de los castellanos les dio el control del esférico y, con él, el control de este periodo.

Nikolic vio cómo le pitaban la segunda personal a los cuatro minutos y Renfroe volvió a la que era su casa para tomar las riendas del equipo. A partir de ahí, la sala de operaciones del San Pablo pasó por sus manos y poco a poco se fue abriendo el marcador.

La defensa de los locales se endureció y el control bajo los aros fue total. Los fallos forzados por la defensa azulona se alió con la mejor de la imagen en el juego ofensivo de los de Žan Tabak. Renfroe se convirtió en el mejor asistente enseguida y un triple de Dani Díez puso el 23-9 en el luminoso como máxima diferencia.

El primer periodo acabó con Benite en la pista y el 25-14 campeando en el marcador. El segundo periodo discurrió por los mismo derroteros. Dueño y señor del partido el San Pablo Burgos no quiso bajar la marcha y continuó siendo una roca en defensa.

Además, en este segundo cuarto Renfroe no solo asistió, sino que además anotó. Miel sobre hojuelas para los 8.000 aficionados que se hicieron notar en las gradas del Coliseum. Un 9-0 de parcial puso los 20 puntos de diferencia (36-16) tras un 2+1 de McGee.

Morabanc no quería descolgarse tan pronto y encontró en Hannah su mejor hombre. Con nueve puntos de los doce que había conseguido su equipo vio cómo Renfroe metió la directa al aro en los últimos instantes del periodo para, con siete puntos, poner el 49-26 al descanso.

Tras el paso por vestuarios no hubo demasiados cambios en lo que se vio en la pista. La defensa asfixiante de San Pablo seguía haciendo su labor mientras que Morabanc Andorra no terminaba de encontrarse a gusto. Víctor Arteaga intentaba sujetar a los suyos, pero entre McGee y Marc García, ayudados de nuevo por Renfroe, abrían la brecha hasta los 30 puntos (62-32).

El partido parecía cerrado y el técnico andorrano lo tuvo que parar para evitar el desastre. Con los ánimos más calmados, entre Arteaga de nuevo y Jelinek le plantaron cara al San Pablo Burgos que, terminó el cuarto 70-47.

El cuarto periodo pareció un partido completamente diferente. Tanto es así que de no haber sido de la renta adquirida el resultado final habría sido muy distinto. Los andorranos saltaron a la pista sin complejos y bien capitaneados por Hannah comenzaron un despliegue anotador que paralizó a los castellanos.

Con la defensa superada por el ataque visitante y el ataque totalmente maniatado los andorranos firmaron un parcial de 0-9 antes de que Tabak lo parese. Pero ese tiempo muerto no fue suficiente para que el San Pablo se encontrase de nuevo cómodo. La defensa sobre Renfroe anuló las ideas de los locales mientras que por el lado visitante seguían cayendo los puntos. Cinco minutos sin anotar y un parcial de 0-11 dejaron el marcador en 70-58.

Los errores se fueron encadenando para desesperación del técnico del conjunto castellano y todo lo que había salido durante los tres periodos anteriores ahora no terminaba en anotación. Morabanc peleaba por bajar de los 9 puntos pero su poco acierto desde la línea de tiros libres daba un respiro al San Pablo que seguía sin conectar con el aro con facilidad.

A pesar del susto, los segundos fueron pasando y, aunque Drew Crawford puso el susto en el cuerpo con el 77-69, los hombres del Hereda San Pablo fueron capaces de mantener la distancia en el electrónico para terminar haciéndose con la victoria por 81-70.

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