Crece el número de jóvenes que viven en la calle en Burgos
Las crisis económica y, ahora, la covid-19 han hecho aumentar la presencia de menores de 36 años en el colectivo de personas sin hogar, que llegan «quemados» y frustrados tras sentirse «descartados» por la sociedad
Más usuarios, nuevos ingresos y más presencia de jóvenes. Cáritas y la Fundación Lesmes, las dos entidades que atienden a las personas sin hogar en Burgos, han detectado un agravamiento de la problemática que sufren aquellos que viven en la calle. La pandemia de la covid-19 ha supuesto, para muchos, la puntilla tras la crisis económica de 2018, y con graves consecuencias.
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La más importante es el incremento de jóvenes en el colectivo de personas sin hogar que, en este 2021, vuelve a experimentar un repunte. Si en Cáritas Burgos se ha atendido a 1.010 personas entre enero y septiembre, 247 son menores de 36 años, lo que supone el 24,43% del total. Son casi dos puntos porcentuales más que hace un año, siguiendo la tendencia de los últimos ejercicios.
Así lo ha explicado David Polo, responsable del programa de Personas sin Hogar de Cáritas, quien insiste en que llevan varios años (desde 2018) notando ese incremento, a razón de dos puntos por año. Ahora, además, destaca que «cada vez son más jóvenes» los que acuden a los recursos para personas sin hogar, apunta Pilar Martínez, la responsable del Centro de Integración Social (CEIS) de la Fundación Lesmes.
Martínez ha indicado que han llegado a acoger a chavales de 18 y 19 años, lo que supone un sobreesfuerzo en formación pues requieren de una atención diferente. Si bien todavía no están claros los motivos, Polo reconoce que la situación económica vivida estos últimos años, la elevada tasa de paro y la precarización de los empleos, han hecho mella en la juventud, que se siente frustrada.
Muchos pasaron de tener un empleo estable y disponer de recursos a verse en el paro y sin poder siguir con un nivel de vida alto. «Llegaban chavales muy quemados con el mundo con la familia; con mucha incomprensión«, recuerda, y que se sentían excluidos del sistema e incluso »descartados«. De poder vivir bien han pasado a no tener empleo y, eso, en algunos caso, no han podido soportarlo.
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Más necesidasdes
Así que si la situación era complicada antes de la pandemia, tras el impacto de la covid-19, que todavía se sufre, se ha producido un empeoramiento. Los riesgos sanitarios, los confinamientos y el miedo han «expulsado» a gente a la calle, ciudadanos que se han quedado sin recurso residencial, explica Mario Vivanco, delegado de Cáritas Burgos.
También personas que se han quedado sin trabajo e, incluso, gente que aun teniendo trabajo tiene que acudir a los recursos residenciales porque no les da para vivir. Así que no es raro que tanto Cáritas como la Fundación Lesmes hayan tenido una elevada ocupación de sus recursos, también en los primeros nueve meses del año, según el informe presentado con motivo del Día de las Personas sin Hogar, que se conmemora el próximo 31 de octubre.
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En el CEIS han estado ocupados al 100%, con lista de espera para los hombre. En el caso de las mujeres, la ocupación media ha sido del 30%, porque hay menos mujeres que acuden a los recursos sociales. También se ha detectado que, mientras en España aumenta el número de mujeres sin hogar (que suponen un 20% del total), en Burgos no se registra ese incremento, y el porcentaje es inferior (en torno al 10%), sin que se sepan los motivos, de momento.
Entre enero y septiembre, pro el CEIS han pasado 60 personas, de las cuales, 31 son casos nuevo, que han aumentado también, explica Pilar Martínez. La mayor parte de los usuarios vienen derivados del Hogar San Francisco, de Cáritas. Y en la organización social de la Iglesia Católica se ha atendido a 1.011 personas, realizándos 7.509 intervenciones, con 332 acompañamientos.
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Políticas sociales
Pilar Martínez reconoce que, por el impacto de la pandemia, con las restricciones y problema que hubo el año pasado, es difícil realizar una comparativa para analizar la evolución del sinhogarismo, pero se nota un agravamiento de los casos. Por ese motivo, se pide mayor sensibilización social y políticas conducentes a luchar contra el problema de las personas sin hogar, que «tiene solución».
Entre las peticiones del Día de las Personas sin Hogar se encuentran un parque de viviendas sociales público, políticas de empleo que faciliten la inserción laboral del coletivo, grantizar el acceso universal a la sanidad, políticas públicas de prevención, garantía de ingresos y una política estatal de salud mental. Demandan una «apuesta valiente» para acabar con un problema que no se puede permitir una sociedad «avanzada y democrática».
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