El Defensor del Paciente eleva a Fiscalía cinco casos de «negligencias médicas» en Burgos en dos semanas
La última queja procede de la familia de Carlos Martínez Santamaría, que falleció el 12 de octubre por un cáncer detectado días previos a su muerte
«¿Qué está pasando en Burgos?», pregunta la presidenta del Defensor del Paciente, Carmen Flores, a la Fiscalía de Castilla y León, que en las dos últimas semanas ha recibido cinco casos de posibles negligencias médicas por la ausencia de citas presenciales en Atención Primaria. La última llegó este viernes, tras conocer el Defensor del Paciente el caso de Carlos Martínez Santamaría, que falleció el 12 de octubre a los 75 años por un cáncer de hígado, detectado días previos a su muerte.
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Una historia que relata su hija Laura, que no entiende cómo en 15 días su padre falleciera, además de lamentar incongruencias médicas en las dos últimas semanas. «Si el 2 de octubre le hubiesen hecho una analítica, a lo mejor no tenía la insuficiencia renal, y se podían haber realizado pruebas para determinar el origen del cáncer. Mi padre estaba muy mal, y el desenlace hubiese sido el mismo, pero las cosas se podían haber hecho de otra manera», lamenta Laura.
Carlos Martínez Santamaría empezó a encontrarse mal el 28 de septiembre y, un día más tarde, su mujer llamó al centro de salud Ignacio López Sáiz de Burgos. «Nos comentaron que nuestro médico de cabecera no estaba y que al día siguiente nos llamarían. Y así fue. Nos llamó un médico y dijo que según el historial y lo que le comentó mi madre por teléfono, se podría tratar de una depresión. Nos recetó una pastilla y nos dijo que ya pediríamos una analítica y la consulta con el especialista a nuestro médico de cabecera», detalla la hija.
Apenas dos días después, Carlos no empezaba a notar ninguna mejoría y la familia optó por trasladarle a Urgencias del Hospital Universitario de Burgos (HUBU). «En el triaje, mi madre comentó que podría tratarse de una depresión, (Carlos no tenía ganas de nada, no comía, estaba muy cansado, había perdido peso, apenas le salía la voz…), pero que también le dolía el estómago y que en la familia había antecedentes de cáncer de estómago. El médico del triaje le dijo que eso eran dos consultas y que eligiera entre el estómago y la depresión», se asombra aún al relatarlo Laura.
Allí fue atendida por un psiquiatra, que le recetó una pastilla. «Mi madre le comentó que si no le hacían una analítica y la respuesta fue que 'mejor se la hacía el médico de cabecera, porque en urgencias son muy básicas'», añade Laura Martínez.
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«El médico del triaje nos dijo que eligiéramos entre la consulta por depresión o por el dolor de estómago»
Esa pastilla no surtía efecto y el 7 de octubre Carlos volvió a Urgencias, donde le hicieron una analítica. «Tenía todo disparado. La médico de urgencias le dijo a mi hermano que podíamos dejarle ingresado o que podíamos llevarle a casa para seguir el tratamiento y que en unos días le llamaría un médico a casa. Así que, en las condiciones en las que estamos por la covid, y si un médico me dice que lo podemos llevar a casa, pues optamos por llevar a mi padre a casa», continúa la historia Laura.
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Al día siguiente, Laura no estaba convencida y llamó al centro de salud para hablar con un facultativo y comentar la situación. «Fue es ese momento cuando me dijeron que mi padre estaba bastante mal (insuficiencia hepática y renal), que tenía que estar ingresado y que no entendía como en Urgencias nos habían dado la opción de llevarlo a casa, porque mi padre tenía que haber ingresado», lamenta la hija.
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Varias llamadas, entre ellas a Diagnóstico Rápido, por parte de la médico de Atención Primaria del López Sáiz y un volante de ingreso derivaron a Carlos al HUBU. «Me llamó la médico de Urgencias que había atendido a mi padre los días previos. Le dije que la médico de cabecera me había dicho que no me tenían que haber dado la opción de llevarme a mi padre a casa porque estaba muy mal y lo que me contestó fue que 'esa doctora no ha visto al paciente y yo sí que lo había hecho'», añade.
Tras una ecografía se confirmó que Carlos tenía una «lesión en el hígado, posiblemente tumoral» y le ingresaron para hacerle pruebas. «Estuvo solo desde las 11:00 hasta las 17:30 horas que le ingresaron. Lo único que le hicieron fue una ecografía y la prueba del coronavirus. Hasta las 23:30 horas no fue el médico a verle. Al día siguiente (9 de octubre) me llamaron y me dijeron que mi padre estaba muy mal, que el hígado estaba peor de lo que creían, y que no le podían hacer un TAC con contraste por la insuficiencia renal. El 10 octubre me llamó otro médico y me dijo que no tenía nada de hígado sano, y que no sabían el origen del cáncer porque el hígado estaba metastásico, lo que significa que el origen estaba en otro órgano. Dos días más tarde mi padre falleció sin saber el origen del cáncer», describe Laura afectada por el fallecimiento de su padre.
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Una muerte de la que se ha hecho eco el Defensor del Paciente, que ya ha trasladado el caso a la Fiscalía de Castilla y León para que investigue lo sucedido. La historia de Carlos Martínez se suma a las de Sonia Sainz-Maza, Lidia Bayona, María Cristóbal Valenciano y Lidia González. «Creo que las cosas se están haciendo muy mal, hay mucha dejadez y abandono y hay que dar un toque a las administraciones o a quien sea para que esto no le suceda a más gente», concluye Laura.
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