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la ministra Mónica García, hoy, durante la rueda de prensa. EP

Sanidad y autonomías intentan pactar un uso idéntico de mascarillas en todo el país

La decisión sobre si hay protocolo común contra la gripe se tomará el miércoles y la ministra «cree» que hay compromiso de aprobarlo

Viernes, 28 de noviembre 2025, 16:40

El próximo miércoles se sabrá si este año habrá una regulación única e idéntica para el uso de mascarillas contra la epidemia de gripe en todo el país, que fijaría en qué momentos y para qué personas será un acto voluntario u obligatorio, o si, como ocurrió el otoño-invierno pasado, cada autonomía va por su cuenta y decide qué medidas toma y cuándo en su territorio.

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El Ministerio de Sanidad ha convocado ese día la Comisión de Salud Pública y espera que los representantes autonómicos aprueben un protocolo de actuación común contra las enfermedades respiratorias, más urgente aún este año porque la epidemia de gripe ya ha comenzado, con un mes de antelación sobre lo habitual, y amenaza con causar más contagios y hospitalizaciones que en años pasados.

La ministra, tras una reunión telemática de urgencia del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS), señaló que «cree» que los consejeros presentes se han comprometido a aprobar este protocolo, pero también confesó que en realidad solo habían hablado sobre ello dos de los responsables autonómicos.

Cinco consejeros ya han recomendado que el tapabocas se use por sanitarios y en las salas de espera de consultorios y hospitales

Mónica García añadió que piensa que «hemos superado» el interés partidista de los consejeros del PP, a los que acusó de sabotear el año pasado el acuerdo que ahora se intenta. Defendió que el protocolo común es necesario para «dar confianza a los ciudadanos» y para tomar cuanto antes y de igual forma las medidas preventivas que minimicen la curva de contagios y eviten la saturación de centros de salud y hospitales. «Es el momento de actuar. Aún estamos a tiempo», sentenció, para añadir que todo los ciudadanos con síntomas deberían ya llevar la mascarilla puesta.

El protocolo único sería muy similar al diseñado por técnicos ministeriales y autonómicos el año pasado, que, además de contener medidas para maximizar la vacunación y promover las medidas de higiene básicas, implantaba una recomendación u obligación del uso de la mascarilla, según los casos, dependiendo de la gravedad de cada fase de la epidemia.

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Tres niveles

En el nivel 1, el correspondiente a la transmisión baja y moderada del virus, recomienda el uso de mascarilla y del teletrabajo a todos los españoles con síntomas y la utilización de tapabocas por el personal sanitario y los pacientes y acompañantes en ámbitos vulnerables como salas de tratamientos oncológicos, unidades de trasplantados o similares. En el nivel 2, la transmisión alta, se recomienda el uso de mascarilla a los trabajadores sanitarios y de residencias, a los pacientes y los acompañantes en salas de espera y urgencias de centros de salud y hospitales y abre la posibilidad a que la consejería o el centro acuerden que el uso sea obligatorio si las condiciones lo exigen. Se podrían restringir visitas en residencias, se le sugiere a los colectivos vulnerables que usen el tapabocas también en comercios, transporte público, gimnasios y cines y espectáculos y se estima conveniente la mascarilla para todo el que trabaja de cara al público. En el nivel 3, transmisión muy alta o pandémica, ministerio y autonomías se reunirían para acordar medidas adicionales y excepcionales.

Mientras Sanidad y los consejeros determinan si pactan un protocolo común, al menos cinco autonomías ya han recomendado el uso de mascarilla en determinados lugares y casos. Son Aragón, Asturias, Castilla y León, Comunidad Valenciana y Galicia. Las recomendaciones varían, pero de forma general piden el uso de los tapabocas por los profesionales sociosanitarios que están en contacto con ciudadanos vulnerables y su uso por los grupos de riesgo y por quienes tengan síntomas de gripe en los centros de salud, urgencias de hospitales y en otros lugares públicos cerrados, como podrían ser los transportes públicos. El más contundente ha sido Aragón, que, además de hacer «la máxima recomendación» para centros sanitarios y residencias, da autorización a las direcciones de estos establecimientos para que impongan el uso obligatorio de las mascarillas cuando la situación epidémica del centro lo exija.

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Los médicos de familia urgieron esta semana a las autoridades sanitarias a acelerar la vacunación de los grupos de riesgo y vulnerables (mayores de 60 años, inmunodeprimidos, enfermos crónicos, embarazadas, niños de seis meses a 5 años y profesionales sanitarios), el refuerzo de centros de salud y hospitales y el uso de mascarillas porque el comienzo de la epidemia de gripe se ha adelantado un mes y se espera un aumento de ls hospitalizaciones sobre años anteriores.

La epidemia ha comenzado

La epidemia de gripe comenzó oficialmente en España la semana pasada, cuando los casos sospechosos detectados en atención primaria llegaron a 40 por cada 100.000 habitantes, traspasaron la frontera epidémica de los 37 casos y subieron un 14% en solo una semana. No obstante, la espiral de infecciones va crecer con rapidez pues la estimación de incidencia en España está ya en 112 casos por cada 100.000, lo que supone un aumento del 40% sobre una semana antes. Los epidemiólogos calculan que este otoño-invierno el pico epidémico máximo podría alcanzarse, según los territorios, entre mediados de diciembre y comienzos de enero, con la Navidades como fecha más probable.

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La razón del adelanto de la epidemia y de la previsión de aumento de las hospitalizaciones está en que se sospecha que esta temporada la variante del virus que puede estar más presente es la H3H2 y, en concreto, un nuevo subtipo, el subclado K. Esto significa que va a haber muchos más contagios y más rápidos porque la variante H3H2 ha tenido poco protagonismo en los últimos años, con lo que los ciudadanos tienen menos inmunización natural contra ella, y porque el subclado K no está entre los componentes de la vacuna que se está pinchando, por lo que la protección contra este subtipo será muy baja y aumentará la hospitalización de mayores y otros grupos de riesgo.

La temporada pasada de gripe, pese a considerarse una de las que tuvo una menor incidencia epidémica, obligó a 33.000 hospitalizaciones y provocó 1.825 muertes.

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