Solo una de cada diez personas que solicitan ayuda por ludopatía son mujeres

El juego no es una actividad inocua, causa problemas en la sociedad, y este 29 de octubre se celebra el Día Nacional sin Juegos de Azar. Para evitar más ludópatas es preciso prestar atención sanitaria a los que ya sufren las consecuencias, medidas cortafuego, porque la ludopatía no es un vicio, es una adicción patológica. Tan importante es saber ver cuándo el juego se convierte en un problema como saber a dónde acudir para rehabilitarse.

En la provincia de Burgos existe la Asociación Burgalesa para la Rehabilitación del Juego Patológico (ABAJ) que presta ayuda y asesoramiento a unas 120 personas. De estos socios un 70 por ciento son ludópatas y el 30 por ciento restante son familiares de ludópatas. «Hay que curar al jugador, pero también a los familiares», explica David Burgos, psicólogo de la asociación.

Cada uno de estos socios acude a la asociación y recibe terapia con la frecuencia que necesita. Este psicólogo explica que en Burgos la cifra se mantiene y la pandemia de la covid-19 parece no haber afectado a los socios o interrumpido terapias. «Las terapias son diferentes en formato online que en presencial, pero han continuado. A los socios les ha costado más, pero ahí están, aguantando. Siempre hay alguna baja, pero no ha sido reseñable en nuestro caso», asegura el psicólogo.

La pandemia de la covid-19 no ha aumentado el número de usuarios de la asociación. Es más, Burgos señala que ha habido «una especie de parón por razones que desconocemos. Sí han venido algunos nuevos usuarios, especialmente chicos jóvenes. Pero esto es algo que está pasando en otras provincias», añade.

Lejos de caer en el optimismo, este psicólogo cree que se está incubando la enfermedad. «No ha aumentado el número de usuarios no porque no haya gente que necesita ayuda por ludopatía; no aumenta el número de usuarios por falta de coraje para pedir ayuda», lamenta.

«Creemos y sabemos que durante la pandemia, la gente encerrada en casa tenía que hacer algo. Además de leer, ver películas, limpiar, la gente ha buscado satisfacer la necesidad de diversión», señala Burgos. Desde su experiencia en la asociación y como psicólogo, asegura que las personas han jugado mucho a videojuegos, pero también se ha apostado demasiado. «Los grandes operadores saben que internet es maravillosos para llegar a los usuarios, desde casa, sin moverse», advierte este psicólogo.

En este día, y sus jornadas previas y posteriores, se aprovecha para recordar que la posibilidad de asueto que da el videojuego y la posibilidad de ganar algo a través de una tecla ha invadido las casas. Así, uno de cada cinco jóvenes de España mayores de 14 años han jugado y apostado. «Nos ofrecen ludopatía por todos lados. Nos llegan mediante personas triunfadoras, un jugador patológico se quiere identificar con ellas porque se siente perdedor. Queremos hacerles entender que no se dejen engañar, que la publicidad no es real, pero la gente es vulnerable. Tratamos de llegar a ellos, decirles que tengan cuidado. Las decisiones tienen mucho riesgo».

El juego por internet afecta más a hombres que a mujeres. David Burgos explica que «las mujeres necesitan más las relaciones sociales para entrar en el juego. Los hombres son más competitivos». Pero añade que, en estos casos, «hay que hablar de jugadores, pero notamos una diferencia que preocupa». Por cada 10 personas que solicitan ayuda por adicción al juego solo una es mujer. «No se debe a que no lo necesiten, lo que ocurre es que sufren más los estigmas, esconden más la realidad. Lamentablemente esto es un gran mal», apunta el psicólogo de ABAJ. «No hay que tener miedo a estigmas, hay que pedir ayuda. Ahora mismo nuestra presidenta es una mujer que fue ludópata».

Igualmente, no hay que olvidar a los familiares. Como se ha comentado, el 30 por ciento de los socios de la asociación contra la ludopatía de Burgos son familiares de adictos. «Los familiares también vienen a curarse, porque están igual de enfermos que el propio ludópata. Se llama codependencia, el jugador está enfermo por el juego. Su familiar está enfermo del jugador. Vienen desesperados, sin esperanza, frustrados, solos de incomprensión, de aguantar mentiras, su vida está totalmente condicionada», asegura este psicólogo.

Para ayudarles, la asociación no solo cuenta con el psicólogo David Burgos. Las personas que han sido adictas al juego se han formado y son tutores que acompañan a los nuevos. Las personas que acaban de llegar a la asociación necesitan ese espacio físico, ese apoyo, ese lugar donde se escucha, se comprende y no se juzga. Ayuda tener personas con las que identificarse y avanzar juntos. Por ello, durante la pandemia no han cesado la actividad, han ofrecido las terapias online, pero se necesita el apoyo cercano, presencial. Lo están recuperando. Pero el espacio reducido del local de la asociación es un inconveniente para las terapias presenciales grupales.

Como en cualquier enfermedad, para tratarla hay que diagnosticarla. El seguimiento también es necesario y la paciencia. Estamos hablando de tratamientos que llevan unas 250 horas al año. «Cuando una persona toma las riendas de su vida y empieza a gobernarse, no se hace en semanas, pero se consigue», explica el psicólogo de ABAJ. Por ello, emplaza al teléfono de la asociación y a su página web: 627409707 y en la web www.ludopatiaburgos.es.

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