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Buena parte del trabajo de los anestesistas se realiza en los quirófanos. GIT

Anestesiología, la «columna vertebral» del HUBU

El servicio de Anestesiología, Reanimación y Tratamiento del Dolor del hospital de Burgos intenta recuperar la normalidad a pesar del déficit de personal que arrastra desde hace años

Domingo, 30 de abril 2023, 08:25

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Cuando un lego en la materia escucha la palabra 'anestesista' puede pensar que es alguien que aparece por el quirófano, duerme al paciente y se va a dormir a otro. Pero nada más lejos de la realidad. Y es que, aunque a menudo pasen desapercibidos y los pacientes -e incluso otros profesionales- desconozcan a fondo su cometido, el trabajo de los anestesistas es fundamental, no sólo en el HUBU, sino en cualquier centro hospitalario. Son, según subraya el jefe del servicio en Burgos, Juan Manuel de Vicente, la «columna vertebral del hospital». Una afirmación con tintes categóricos avalada, en todo caso, por los datos.

No en vano, el servicio de Anestesiología, Reanimación y Tratamiento del Dolor, que así se llama realmente, trasciende hoy en día de aquella imagen que pudiera tener la especialidad hace no muchos años. De hecho, suele ser el servicio «más grande» de cualquier complejo hospitalario, tanto por volumen de plantilla como por cartera de servicios. En 2022, sin ir más lejos, el servicio realizó más de 41.500 intervenciones de todo tipo. Básicamente, sin su presencia, la actividad asistencial caería a la mínima expresión.

Así ha quedado demostrado en multitud de ocasiones, en las que la falta de personal en el servicio ha supuesto un auténtico quebradero de cabeza a la hora de programar intervenciones. Una falta de personal que, según reconoce De Vicente, continúa siendo un problema, no sólo en Burgos, sino en el conjunto de España.

«La Anestesiología es una especialidad difícil, con una curva de aprendizaje dura, sin apenas visibilidad y con una gran responsabilidad». Una responsabilidad enorme, de hecho. «En otras especialidades no quirúrgicas, el seguro de responsabilidad civil cuesta unos 150 euros al año. En nuestro caso, como en Obstetricia o Cirugía Plástica, son más de 1.500 euros al año». Las cifras hablan por sí solas.

Anestesiología, en cifras

41.500 Intervenciones en 2022

Más de la mtiad (20.128) fueron actuaciones en quirófano. El servicio también intervino en 9.862 consultas (1.204 de alta resolución), 2.651 estancias hospitalarias, 1.093 partos con epidural y 554 casos de la Unidad del Dolor, entre otras muchas cuestiones.

Todo ello, sumado al hecho de que en numerosas facultades de Medicina apenas se aborda tangencialmente la Anestesiología y de que «se cobra lo mismo» que en otras áreas, hacen que sea una especialidad «poco atractiva», lo que provoca una suerte de 'pelea' por atraer profesionales. Una 'pelea' que de un tiempo a esta parte ha trascendido incluso las fronteras nacionales. «Empezó como una guerra entre hospitales. Aquí tenemos muy mala suerte en este sentido, porque estamos entre el País Vasco, que paga más, y Madrid, que además de que paga más, cuenta con una medicina privada muy potente. Pero desde hace unos años, nos movemos ya en un mercado europeo. Continuamente recibimos ofertas de toda Europa en las que se ofrecen sueldos de más del doble que aquí. Y contra eso no podemos luchar», explica De Vicente.

Las consecuencias de ese nuevo escenario son más que palpables en el hospital de Burgos. Sólo en 2018 se fueron ocho anestesistas del HUBU a otras partes de España y el extranjero y el servicio arrastra todavía un enorme déficit de personal.

Ahora mismo, la plantilla está formada por 41 profesionales, a pesar de que el número óptimo es de 64. Y las últimas convocatorias públicas no han solucionado el problema. «Al anestesista que se quiera quedar en Burgos se le va a dar un buen contrato, el mejor que se pueda, pero el problema no es ese. El problema es que no se ha conseguido que sea un servicio atractivo». Para muestra un botón. Semanas atrás se resolvió la última oposición, y de toda la gente que aprobó, sólo se han quedado dos profesionales. Esto es, varios opositores han renunciado «a una plaza estatutaria para toda la vida». Y no sólo en Burgos, por cierto.

Tampoco a través de los residentes se ha conseguido paliar el déficit. «La mayoría se han acabado yendo», y todo apunta a que seguirá pasando en los próximos años, reconoce De Vicente. El mejor ejemplo posible es Laura Núñez, residente de primer año, que llegó de Cádiz hace casi un año y, a pesar de estar «muy contenta en Burgos», en principio se plantea regresar al sur cuando finalice el MIR. «Me gustaría acabar la residencia y quedarme aquí el primer año de adjunto» para consolidar todo lo aprendido hasta entonces, pero «al final, mi hogar está allí», reconoce.

Y es que, el arraigo es un factor fundamental también en este caso. La otra cara de la moneda la ofrece Santiago Mena, que en apenas unas semanas acabará su residencia y se quedará en el HUBU. ¿Por qué? «Porque soy de Burgos. Aunque tuve que irme fuera a estudiar Medicina, siempre tuve claro que me gustaría trabajar en Burgos y la residencia me ha confirmado que es un buen lugar para hacerlo» en una especialidad, por otro lado, «apasionante».

Santiago Mena, Laura Núñez e Irene Arenas, parte de los rostros del servicio de Anestesiología. GIT
Imagen principal - Santiago Mena, Laura Núñez e Irene Arenas, parte de los rostros del servicio de Anestesiología.
Imagen secundaria 1 - Santiago Mena, Laura Núñez e Irene Arenas, parte de los rostros del servicio de Anestesiología.
Imagen secundaria 2 - Santiago Mena, Laura Núñez e Irene Arenas, parte de los rostros del servicio de Anestesiología.

Sea como fuere, el déficit de personal está ahí y con estos bueyes habrá que arar, aunque ello obligue a redoblar esfuerzos e implique que «la mitad de la plantilla esté haciendo mañanas y tardes», explica De Vicente.

Expansión

Y es que, la actividad no para. Lejos de ello, subraya, la Anestesiología es una especialidad «en expansión», cuya cartera de servicios es cada vez más amplia y hace ya tiempo trascendió del trabajo en quirófano.

«Desde que el paciente entra para ser operado, tiene que pasar por nuestra consulta. Allí le hacemos un reconocimiento muy exhaustivo en el que a veces incluso detectamos patologías o enfermedades no diagnosticadas previamente», explica el jefe del servicio. Una vez en el quirófano, añade, y mientras los cirujanos actúan, los anestesiólogos permanecen en la sala, monitorizando mil y un variables y tomando decisiones en función de la casuística. «Somos los ángeles de la guarda». Y es que, «dormir a un paciente es muy fácil. Lo difícil es mantenerlo vivo mientras está dormido y luego despertarlo», afirma De Vicente. Esa, precisamente, es la tercera fase de su trabajo 'tradicional': controlar al paciente durante el posoperatorio y comprobar que todo ha salido según lo planeado.

Instalaciones

Para ello, el servicio cuenta con unas instalaciones y unos equipos «excepcionales». Ahora mismo, Anestesiología cuenta con tres quirófanos propios y con otras tres unidades de recuperación (URPA), para estancias cortas, estancias medias y pacientes críticos, respectivamente. Esta última conocida como REA, es la «joya de la corona», según De Vicente. Se trata, básicamente de una UCI posoperatoria, dotada de todos los equipos necesarios para atender casos de extrema gravedad, pero gestionada directamente por anestesistas. Una unidad que, por cierto, acaba de convertirse en una de las pocas en España con certificado ISO.

Enorme cartera de servicios

Pero el trabajo de los anestesistas va todavía más allá. «Hoy en día nadie se plantea operarse sin anestesia, parir sin asistencia o someterse a una colonoscopia sin anestesia», resume De Vicente. De hecho, defiende, la capacidad de anestesiar «ha sido uno de los mayores avances de la historia, no sólo de la medicina, sino de la humanidad» y en los últimos años ha «avanzado muchísimo». «Ahora somos capaces de localizar cualquier nervio del cuerpo, e ir directamente a él para dormir una única zona» muy localizada, minimizando así los riesgos y «el dolor», otra de las grandes patas del área de Anestesiología. «Hay dolores que con los fármacos no remiten y es necesario atacar al nervio. Y los que vamos a por ese nervio somos nosotros», explica De Vicente.

En definitiva, la cartera de servicios es amplísima y cada día «crece más» para garantizar la «seguridad» en todos los procesos hospitalarios. Por eso, insiste, resulta fundamental mantener el equilibrio y conseguir dotar del personal suficiente a un equipo sin el que la actividad asistencial del HUBU estaría totalmente paralizada.

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