Vicente Marañón, Jorge Berzosa y David Jurado BC

Chulo, cacique y otros 'piropos' políticos

Asuntos Propios ·

Las descalificaciones a menudo centran la gestión pública, dajando de lado lo verdaderamente importante

Lunes, 16 de diciembre 2019, 08:13

Cada día estamos asistiendo a un teatro político repleto de escenografía, gestos y frases rebuscadas que no aportan nada a la gestión pública y que, sin embargo, sí crispan cada vez más los ánimos de representantes públicos y, sobre todo, de ciudadanos. Esta misma semana, en la privacidad de una comisión extraordinaria de Coordinación Tributaria, el concejal 'popular' Jorge Berzosa, llamaba tres veces consecutivas -y contándolas con los dedos- «chulo» al presidente de la comisión, el concejal socialista David Jurado. Éste, tras unos segundos asimilando el ataque, resolvió suspendiendo la comisión.

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Para el 'popular', Jurado consiguió lo que quería, tensar la situación, no dar explicaciones, buscar un final rápido a una comisión que hasta el último momento rehusó convocar y marcharse al pleno de la Diputación. Para el socialista, fue el peor momento político que ha vivido en los últimos cinco años -según sus propias palabras-. En este caso fue el destinatario de una salida de tono, pero el propio Jurado incurría en otro ataque alejado del 'fair play' hacia el portavoz de Ciudadanos, Vicente Marañón, a quien llamó cacique por motivos que no vienen al caso.

Pero no nos quedemos con quién es la víctima y el verdugo porque estos calificativos, que se repiten de manera habitual tanto en plenos como en comisiones, no son sino fruto de un momento de crispación política que deja en muy mal lugar a los representantes públicos. Porque, en tiempos del titular facilón y el 'clickbait', el lector está cansado de decepciones de lo que hay detrás de todo ello. Más bien poco.

De ahí que, la idea que en su momento corrió entre los concejales del PP (y quién sabe si entre algunos más) de aprobar un código ético de conducta en el Ayuntamiento podría ser más oportuna que nunca. Aunque este documento no tendría mayor utilidad que la de establecer unos mínimos en el comportamiento de los representantes políticos municipales, quizá ayudaría a más de uno y de una a recordar el respeto que merece cada corporativo como representante público que es.

Si hace unos años la idea quedó aparcada por no herir sensibilidades entre los coorporativos, hoy por hoy es necesario que todos se apliquen el cuento y dediquen sus esfuerzos a gestionar lo público, dejando a un lado los 'piropos' que solo llevan a que los que están al otro lado se avergüencen de quienes les representan.

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