La calle de Burgos en honor al beato educador de niños e impulsor de la formación profesional
Es una calle estrecha, en el casco histórico, que comunica la parte más cercana a la Catedral con las faldas del Castillo. Palencia fue un educador de jóvenes y niños y fundador del Patronato de San José para la educación de niños huérfanos y pobres
A Valentín Palencia está dedicada la calle por la que paseamos esta semana. Un burgalés, sacerdote, nacido en la plaza Huerto del Rey en 1871. Un educador moderno para la época, más aun siendo cura, que educó a niños y jóvenes poniendo el acento en ellos, su protagonismo y sacando todo lo bueno que llevaban en su interior
En el lugar en el que hoy está la calle Valentín Palencia, este sacerdote burgalés estableció el 'Patronato de San José para la educación de niños huérfanos y pobres'. Fue toda una institución en aquel Burgos pobre principios del siglo XX. Murió como mártir en defensa de la fe en la Guerra Civil, pero su ejemplo como educador fue el que impulso a la Iglesia Católica a elevarlo a la categoría de beato, un paso anterior a la canonización.
El amor de Valentín Palencia por la juventud fue creciendo a medida que conocía a los chicos, la mayoría de los barrios altos de Burgos. Pobres, sin recursos y sin la posibilidad de tenerlos. Con esa experiencia de vida, funda en 1898 el Patronato; su idea era que se convirtiera en una escuela de oficios, de profesiones variadas.
La formación era inexistente, las escuelas para unos pocos y la mayoría de los adolescentes acababan sin cultura, analfabetos y con un trabajo mal pagado con el futuro muy oscuro.
Por eso tuvo la intuición de crear un taller en que dar formación a los adolescentes del barrio. Esa escuela llegó a tener 120 chicos en formación. Algunos de ellos incluso residían en la casa del cura por ser huérfanos o para estar mejor alimentados. No sólo aprendían un oficio, a leer y a escribir, también trabajaban en la huerta, en la cocina o en el comedor en el que Valentín Palencia daba de comer a otros niños y mayores.
En la causa de su proceso de beatificación se dice que cuando estalló la Guerra Civil Palencia estaba por las montañas de Cantabria y le prohibieron celebrar la misa. Sin embargo, en su celo por los sacramentos, incumplió con su libertad esta orden y fue delatado ante las autoridades de Torrelavega. Murió fusilado en Ruiloba el 15 de enero de 1937.
En 2016, el Papa Francisco beatificó a Valentín Palencia que, más allá de su muerte martirial, fue un evangelizador de jóvenes y niños y su ejemplar vida ha de servir a los cristianos para imitar sus valores.
A la calle Valentín Palencia se accede desde Fernán González; a mitad de camino desde la calle Saldaña y termina en San Esteban.