Desde controlar ferias alimentarias hasta desinfectar taxis: las funciones de la veterinaria municipal de Burgos

Dice la RAE en su tercera acepción que veterinaria es la «disciplina que se ocupa principalmente de prevenir y curar las enfermedades de los animales, así como de controlar los alimentos de origen animal». En el Ayuntamiento de Burgos la veterinaria tiene nombre y apellidos y más funciones de las que la acepción de la RAE recoge.

Rocío Orive no ha cumplido todavía su primer año en el puesto, pero conoce los recovecos de sus funciones al dedillo. Para los que son ajenos a ellas podrían pensar que se limita a vacunar y recoger perros y gatos abandonados y poco más. Pero la realidad es bien distinta, el listado de las tareas de un veterinario municipal es largo y, en ocasiones, sus lindes se fusionan con otros departamentos municipales o con las competencias de la Junta de Castilla y León.

Rocío reconoce que, «fundamentalmente», lo que lleva a cabo son «inspecciones», ya sean sanitarias, sobre todo en establecimientos de tipo alimentario, o la inspección de la venta ambulante de alimentos. «Todas las ferias que tienen venta de alimentos, como el mercado medieval o la feria de tapas de la festividad de San Pedro» pasan por sus manos. «La venta ambulante de alimentos primero la tenemos que autorizar y, una vez autorizada, mientras se produce, tenemos que hacer una inspección sanitaria para ver que cumplen con las condiciones higiénicas y sanitarias, de temperaturas, almacenamiento y, sobre todo, la manipulación en aquellas que tienen que servir alimentos cocinados o frescos», explica.

Además, es la responsable técnica del control de plagas, desinfección de taxis y desinfección de instalaciones deportivas. «Para ello tenemos una brigada de control de plagas, tienen formación para poder hacer uso de biocidas, de productos químicos para el control de plagas y para las desinfecciones y yo soy la responsable técnico para coordinar y hacer los diagnósticos y esos tratamientos», afirma.

La expedición de licencias para perros potencialmente peligrosos (PPP) pasa también por su manos, pero no solo eso, también controla las denuncias que se producen por mordeduras (de cualquier perro, no solo PPP).

«Cuando hay mordeduras y hay denuncias por ellas, ya sea entre perros o de perros a personas, recibo la información de la Policía Local, y hago, en caso de que sea necesario, una recatalogación de perros que no pertenecen a razas potencialmente peligrosas. Si recibimos más de tres denuncias por mordeduras a personas se valora esa recatalogación como PPP y se expediría la licencia», indica.

Aunque Rocío reconoce que al llevar solo desde mayo en el puesto hay cosas que no ha «hecho todavía», ahora está inmersa en la redacción de diferentes pliegos de condiciones y normativas. «He redactado, en colaboración con los técnicos jurídicos, las base para las subvenciones de las asociaciones de protección animal. Hemos renovado o actualizado un poco esas bases para que estén acorde a los perros que tenemos y un poco las actuaciones que hacen ellas», reconoce.

También ha participado en el Consejo Sectorial de la Ordenanza Fiscal de Animales de Compañía y segura que «participa» en «la redacción de la ordenanza municipal de animales de compañía». En ese punto en el que Carlos Niño, concejal de Medio Ambiente, aclara que no participa, sino que «hace la ordenanza municipal». «Es la principal protagonista. Es la que marca las directrices aunque, a nivel jurídico hay otro departamento que lo revise».

Y no olvida tampoco la parte más conocida de su trabajo: «El otro día he vacunado un perro que está bajo titularidad del Ayuntamiento y también ha hecho el control sanitario y de vacunas de la Unidad Canina de los perros de la Policía Local». También organiza las campañas de formación e información en colaboración con los educadoras ambientales. «Ahora tenemos previsto hacer algunas campañas y actividades en centros cívicos contra el abandono y para fomentar la adopción», finaliza Rocío.

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