Domingo de terraceo y turismo frente a la amenza de lluvias

Los cielos nubosos y la lluvia están marcando este primer fin de semana sin estado de alarma. Sin embargo, ni los chaparrones ni el viento a veces demasiado fresco para mediados de mayo han impedido a los burgaleses salir a la calle a disfrutar de la mañana del domingo, coronándola con un vermú o comida en familia o amigos. Tampoco han desanimado a los turistas, a los que se ha podido ver sobre todo en los entornos de la Catedral, que ha abierto por fin sus puertas al público.

La elevada incidencia de la covid-19 en Burgos mantiene a la capital bajo restricciones extraordinarias que suponen el cierre del interior de la hostelería. Por ese motivo, el tapeo se concentra en terrazas y veladores, algunos de los cuales han tenido que cubrirse deprisa y corriendo con sombrillas ante las lluvias que han caído de manera intermitente durante la mañana, en forma de chaparrón sin más importancia, pero molesto cuando se está tomando un café o disfrutando del vermú.

Las terrazas que cosechan más éxito son las que cuentan con mejores coberturas, por eso de evitar frío y lluvia, pero también aquellas que tienen zona dónde resguardarse, como soportales o salientes de fachadas. Y es que, como lamenta la hostelería, Burgos no es precisamente una ciudad de clima amable, así que si la meteorología no está por la labor, como este fin de semana, el cierre del interior de los establecimientos condena la actividad hostelera.

Este ha sido el primer fin de semana sin las restricciones del estado de alarma, lo que ha afectado principamente a la movilidad, y se ha notado en la llegada de visitantes. Se ha podido ver gente, móvil en mano, inmortalizando su visita a Burgos, disfrutando del patrimonio de la ciudad y conociendo de cerca la Catedral. Después de meses de cierre, la Seo ha abierto sus puertas al turismo, aunque de momento solo se podrá visitar durante los sábados y los domingos.