El esquileo, la tradición que vuelve a latir en el corazón de Burgos

Un año más, y ya son 33, Burgos ha retrocedido en el tiempo para poner en valor un oficio en peligro de extinción. Este domingo la plaza de La Flora ha recuperado una estampa del pasado la XXXIII edición del Festival del Esquileo. La cita, organizada por la Sociedad Gastronómica Los Cucos, ha traído hasta el centro de Burgos una tradición ancestral que sigue despertando tanta curiosidad como admiración entre vecinos y visitantes.

Decenas de personas se han reunido en torno al cercado improvisado donde laste ovejas aguardaban su turno para ser esquiladas. Porque, aunque hoy se vea como una rareza y los más pequeños no conozcan esta tradición, el esquileo fue durante siglos un oficio esencial en Castilla y León.

Melquiades, el experimentado esquilador, armado con herramientas eléctricas pero también con una destreza que solo da la experiencia, ha ido dejando a las ovejas sin su abrigo de invierno en cuestión de minutos. Quien se despistase un momento, es probable que se perdiera el espectáculo, tal era la velocidad de su técnica.

Como ya es costumbre, la sociedad gastronómica de Burgos Los Cucos han acompañado la demostración con un generoso almuerzo, donde no han faltado los quesos frescos y curados, regados con vinos de la tierra. Un tentempié perfecto para hacer del esquileo una auténtica fiesta.

Además, la jornada ha estado ambientada con música tradicional castellana gracias al grupo de danzas Diego Porcelos. Una mañana de domingo diferente, que ha unido pasado y presente en una de las plazas más queridas de Burgos. Un vermú con sabor a historia, campo y cultura popular.

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