Denuncian el estado «deplorable» de una calle en la Barriada de los Ferroviarios

Una calle con una empinada cuesta, sin asfaltar, que se convierte en un barrizal cuado llueve, llena de reguerones. Así es el acceso que tiene una vecina de Burgos a su vivienda en la Barriada de los Ferroviarios. Se entra por la Carretera de Arcos, pues el acceso por Lope Gemeno es inexistente, salvo andando y tras salvar varias escaleras, nuevos desniveles y un par de estrechas callejuelas.

Consuelo Rodríguez, que así se llama la vecina afectada, lleva desde el año 2010 reclamando al Ayuntamiento de Burgos que urbanice la calle, que da servicio también a otros vecinos. Sin embargo, solo recibe «buenas palabras», lamenta, y muchas «disculpas», pues en el Consistorio se pasan la pelota entre áreas municipales y el problema sigue ahí, bien visible.

«El estado es deplorable», lamenta Consuelo. Su vivienda está al final de la calle y solo cuenta con una entrada, a través de garaje. Es lo más adecuado para ella, que tiene movilidad reducida por una discapacidad reconocida. Llega en coche, accede a su vivienda, perfectamente adaptada, y su problema de movilidad no le impide ser autónoma. Eso, en su vivienda. Pero fuera, la cosa es diferente.

Al no estar la calle asfaltada debe meter su coche hasta la puerta del garaje salvado los baches y los roderones que produce la lluvia, cuando no el barro que se genera. Los taxis, apunta, se niegan a subir a recogerla, y ella andando no puede bajar. «Es impensable» subirla o bajarla para ella, y complicado para cualquier persona que no tenga problemas de movilidad.

El acceso lógico a la calle es por la Carretera de Arcos, pues si buscamos una alternativa nos topamos contra una muro, físico y metafórico. Estamos en la Barriada de los Ferroviarios, en la calle Lope Gemeno, que es casi como una calle guadiana pues está dividia en tres tramos, sin conectar entre sí. Sufre desniveles, accesos en peliagudas cuestas, algunos sin salida a la Carretera de Arcos.

En el caso de Consuelo, para llegar a su vivienda desde Lope Gemeno debe subir un tramo de escaleras (tramo que se reparó hace años y que es el único que da conexión a las zonas desconectadas). Luego, pasar por una estrecha callejuela, bajar una pendiente, meterse por otra calle y.... llegar al terreno en el que muere la suya, sin asfaltar y sin servicios. Una locura para cualquiera.

Y el caso de Consuelo no es único. Hay otros vecinos en esa misma zona con la misma problemática, dificultades de movilidad, imposibilidad de acceso de una ambulancia o taxi... De hecho, Consuelo ha tenido problemas con los taxis y otros vecinos, con las ambulancias, pues no hay espacio para que suban en condiciones y les recojan. Viven aislados, dependientes solo de sus propios medios.

Consuelo ha escrito en numerables ocasiones al Ayuntamiento, y le han remitido firmas pidiendo una intervención en la zona. También ha propuesto sin éxito arreglar ella misma la calle, pues la vivienda la levantó su padre, lleva viviendo en ella desde los tres años (ahora tiene 75) y quiere seguir pudiendo venir a temporadas. Y es que, por el estado en el que se encuentran los accesos, no puede residir de manera permanente, y vive en Madrid.

«He vivido siempre ahí», recuerda, y «me gustaría volver a mi casa». Pero ella quiere ser lo más autónoma posible, como lo ha sido durante toda su vida. Sin embargo, «los accesos están tremendamente mal y tengo que ser muy dependiente», lamenta. Y es consciente de que, a medida que vaya cumpliendo años, la situación se irá complicando.

Así se lo ha dicho al Ayuntamiento y la respuesta siempre es la misma. Que se estudiará, que se revisará. El pasado año, el alcalde, Daniel de la Rosa, respondió a una carta directamente enviada a su persona. Y la respuesta fue que indicaría al área de Vías Públicas que incluyera en su programación anual una intervención para solucionar el problema.

Sin embargo, en Vías Públicas afirman que no es su competencia. Que para poder intervenir tiene que haber previamente una calle, y la urbanización corresponde al área de Urbanismo. Y así deben de llevar años, pues nadie ha dado una solución a los vecinos afectados, que se encuentran prácticamente incomunicados en sus propias viviendas.

Consuelo Rodríguez solo quiere poder acceder con dignidad a su vivienda. Que pueda también venir su hermano, copropietario y con severos problemas de movilidad. «Me encanta Burgos. Soy burgalesa y disfruto mucho allí, pero sintiéndolo mucho voy a tener que olvidarme», pues no puede depender de los demás para entrar y salir. «He sido superválida toda mi vida», insiste, y no está dispuesta a dejar de serlo por una calle sin asfaltar.

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