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152 años de Sampedros: origen, anécdotas y vivencias de las fiestas de Burgos
Burgosconecta hace un repaso a la historia de estas fiestas década a década, con episodios que van desde el león que se escapó del circo o la elección de la primera reina, hasta la movida ochentera en la ciudad
Lidia Sierra
Burgos
Domingo, 29 de junio 2025, 09:34
Junio y la llegada del verano son sinónimo de festejo en la ciudad de Burgos pero no siempre fue así. Los primeros Sampedros que se celebraron en la ciudad se remontan al año 1873; de ahí que la historia de las fiestas mayores no sea tan antigua como parece sumando 152 años a sus espaldas. Toca retroceder hasta el siglo XIX para conocer la historia de esta tradición.
La festividad de San Pedro y San Pablo es la efeméride festiva por excelencia de la ciudad castellano y leonesa pero no siempre fue así. Según consta en el Archivo Municipal de Burgos y en las crónicas consultadas, Burgos ha contado a lo largo de su historia con distintas fechas en las que celebrar sus fiestas mayores.
Los primeros 'Sampedros' que se celebraron en la ciudad de Burgos lo hicieron en la España de 1873, momento en el que el país vivió la experiencia de su I República Española. Un año en el que el Ayuntamiento de la capital cambió la fecha de sus fiestas mayores de mediados de septiembre, denominadas de la Santa Cruz, a junio por razones climatológicas y de asistencia de forasteros. Se pensó que el mes de junio era un tiempo «mucho más benevolente para los trabajadores y para los viajantes» que llegaban de distintos puntos hasta la cuna del Cid en las diligencias de la época.
Sampedros 2025
Se sabe que la Feria de la Santa Cruz se celebró durante todo el siglo XIX y que la misma estaba compuesta por cuatro días de actividades lúdicas en las que las que las ferias y exposición de ganado, junto con las corridas de toros, eran las protagonistas. Cabe destacar que los eventos taurinos se celebraban desde el siglo XVII en la Plaza Mayor y en el Mercado de Burgos, siendo citas con demasiadas «horas de duración» para deleite y gusto de los burgaleses, grandes aficionados a la tauromaquia del momento.
El Archivo Municipal de Burgos conserva algunos de esos primigenios carteles de los Sampedros. El de 1877 es uno de ellos, y en él destaca el escudo de la 'Caput Castellae' rubricado por Fournier en el que destacan tres días de ferias mayores con pasacalles generales, iluminación en la casa consistorial, cucañas, presencia de «los históricos gigantones», música y cohetes voladores.
El coso de Vadillos, inaugurado en 1862, para contar con una emplazamiento taurino propio, era uno de los puntos más concurridos en aquellos Sampedros decimonónicos. En las fiestas de 1891 «se vendieron más localidades de las existentes» en algunas corridas en las que «morían caballos» por la embestida de los morlacos en una España donde el cuidado animal en la fiesta nacional poco o nada tiene que ver con el momento actual.
En aquellas fiestas de finales de siglo eran comunes los conciertos de bandas musicales en el Paseo de la Isla, anunciados en las crónicas »como grandes bailes frente al Palacio de los Muguiro»- hoy conocido como el Palacio de la Isla-además de las zarzuelas interpretadas en el Teatro Principal. En la programación, también se hacían hueco el circo de hipódromo establecido en la Plaza de la Libertad y los mercados de ganados de La Quinta. Y muy cerca de la Catedral, los burgaleses de la época se deleitaban con los adornos «de guirnaldas y flores» del Puente de San Pablo y Santa María y del Paseo del Espolón donde se ubicaban mercadillos «con piezas a real y medio».

1920-1960: El nacimiento del Himno a Burgos, de la Cabalgata y de la Ofrenda de Flores
Llegado el siglo XX, las fiestas mayores fueron creciendo, sumando nuevos atractivos, y ganando presencia por parte de los visitantes que llegaban cada mes de junio hasta Burgos desde puntos como Bilbao y Madrid, además de poblaciones y zonas rurales de la provincia. Así lo narran los periódicos de la época que dan cuenta de cómo hostales y fondas duplicaban espacios para poder acoger a todos estos forasteros.
Fuegos de artificio, fuegos de estilo japonés, exposiciones de ganado y corridas de toros eran el principal atractivo de aquellos Sampedros de los años 20. Y en esos años 20, nació de forma anecdótica el emblema de la ciudad: nuestro querido Himno a Burgos, gracias a un concurso de corales de distintos puntos de España celebrado en el coso de Vadillos. Una cita en la que la ciudad de Burgos participó con 250 escolares interpretando «una canción escolar» con los versos de Marciano Zurita y la música de Rafael Calleja.
«Tal fue la brillante interpretación, los aplausos y el gentío que los escolares tuvieron que repetir la interpretación en dos ocasiones», relatan las crónicas de aquel 28 de junio de 1926. Meses después, aquella letra llena de sentimiento burgalés y amor por la tierra fue apoyada desde el Ayuntamiento de Burgos, que adoptó las notas y los acordes de aquel primigenio himno escolar para conformar el que hoy conocemos como el Himno a Burgos. Una interpretación, que cumplirá un siglo el próximo año 2026.
También en esos años nacieron otros actos sin los que no entendemos nuestras fiestas. La Ofrenda de Flores y la Cabalgata. La primera cumplió el pasado año 70 años. Fue en junio de 1954, cuando se eligió a la primera Reina de las Fiestas de San Pedro y San Pablo, y cuando las distintas casas regionales y peñas agasajaron a María Mercedes Moliner con decenas de ramos de flores que ella decidió depositar en el altar de Santa María la Mayor, la patrona de la ciudad. Un acto espontáneo que dio inicio a una tradición mantenida en el tiempo, y que ya se incluyó en el programa de fiestas de los Sampedros del año 1955. Se estima que la Ofrenda de Flores de Burgos es más antigua que la de la ciudad de Zaragoza, una de las más multitudinarias del país.
Casi coetáneo en el tiempo fue el nacimiento de la Cabalgata, que comenzó de forma espontánea en los Sampedros de 1953 cuando un grupo de burgaleses con orígenes valencianos decidieron sacar a relucir sus trajes de falleros por las calles de Burgos dando origen al famoso desfile en el que hoy participan casas regionales, peñas y distintas asociaciones culturales.
Los impulsores de la idea decidieron publicar un anuncio para sumar adeptos y añadir participantes al desfile que finalmente contó con medio centenar de trajes regionales y representantes de colegios y casas regionales que en aquella cabalgata pasaron por las zonas del centro: Eduardo Martínez del Campo, Espolón, Paseo de la Isla hasta llegar a la Plaza Mayor.

Un león del 'Circo Price' suelto en 1959
De esos años quedan también anécdotas, como la que se desarrolló en los Sampedros de 1959 cuando un león huido del circo fue el protagonista de las fiestas mayores. Eran los tiempos en los que la feria y el circo se ubicaban en el Paseo de la Quinta y en la que hoy conocemos como Plaza de Santa Teresa. Y precisamente en esa zona fue donde se instaló, aquellas fiestas, el prestigioso Circo Price y todas sus fieras.
El suceso se produjo por un descuido del personal del circo el 28 de junio del citado año causando durante cerca de una hora «una grandísima expectación». Según las crónicas consultadas, el incidente se produjo «cuando un león se escapó de su jaula saltando por la después la valla del convento de las Madres Trinitarias e hiriendo a dos empleados que intentaban devolverlo al interior de la zona acotada». Toda una anécdota para la época que hizo que decenas de burgaleses, y las autoridades del momento, se acercaran esa mañana hasta la zona del suceso para dar cuenta del mismo. Nunca un león dio tanto que hablar en Burgos...

Años 70: Llegan las peñas y el colorido de «los fajas»
Y si hay una década que cambió los Sampedros esa fue la de los años 70 del siglo XX. Se considera que en esos años, especialmente durante la segunda mitad, fue clave para el surgimiento y consolidación de las peñas en Burgos. ¿Pero cómo surgieron? Según la hemeroteca, los Sampedros de 1971-73 marcaron un antes y un después con la llegada de agrupaciones musicales y de mozos de distintos puntos del norte del país (Miranda de Ebro, Pamplona, Logroño) dando comienzo a la creación de las peñas de la ciudad y al nacimiento de muchas de las que hoy siguen: Los Mangas, La Farra, El Monín, y los Jóvenes de Gamonal, entre muchas otras.
Su colorido se sumó a las calles y a la idiosincracia de los Sampedros, y la Cabalgata de 1976 ya contó con diversas carrozas y la participación de estas peñas formadas por los amigos de distintas zonas y barrios de la ciudad. En concreto, el desfile de ese año sumó la participación de «numerosísimos mozos y mozas» a quienes pasó a denominarse «los fajas de la ciudad» y «las cuadrillas de blusas».Un movimiento único en la ciudad que supo atraer la atención de 15.000 burgaleses en un desfile que contó con varias carrozas ganadoras, la primera la de la Peña Taurina de Burgos con una carroza «a lo Walt Disney».
Aquellos Sampedros eran los de 'Los Hermanos Tonetti'- famoso dúo de payasos españoles, que llegaban también al circo de La Quinta y los de las tardes de toros y peñas en el moderno coso de El Plantío (inaugurado en 1967) con figuras como Francisco Rivera Paquirri, Luis Miguel Dominguin, Palomo Linares, El Niño de la Capea o Julio Robles, entre otros.

La movida de los Sampedros años 80
La realidad de los 80 no fue ajena a las fiestas mayores de Burgos. En las de 1985, el comienzo de las mismas se produjo el 28 de junio siendo el pregón en horario diurno, a las 12 horas, y dando paso ese mismo día a una «concurridísima» ofrenda a Santa María con las «reinas y señoritas..» Ya el día de San Pedro y San Pablo, los periódicos de la época y los programas anunciaban importantes conciertos de pop-rock con Golpes Bajos y Gabinete Caligari y Hombres G.
Muy concurrido era el apartado cultural, además del musical, aunque gran parte de las citas eran de pago. Así en los carteles de la época era habitual contar con la participación de importantes vedettes y de Las Hurtado.
Los 80 también fueron famosos por los últimos años de las barracas de la Quinta, que estuvieron en este emplazamiento durante cuatro décadas. Qué niño de aquella generación no recuerda aquellos paseos barraqueros nocturnos que comenzaban o acababan cuando los fuegos artificiales daban inicio en el Puente de San Pablo y en los que los protagonistas eran las muñecas chochonas y los perritos piloto que anunciaban a grito pelado los barraqueros.
Junto a ellos, el circo, primero el normal y luego el famoso Circo Ruso con espectáculos importantes donde no faltaban ni el domador del momento, Ángel Cristo, ni los payasos de la tele: Gabi, Fofito y Rody, acompañados de figurantes como el Gato Isidoro, Espinete y don Pimpón.
Y en aquella programación ochentera, el traje burgalés también tenía su hueco, con un espacio dedicado a su «exaltación» y posterior baile de la jota burgalesa «con acompañamiento de dulzaineros y redoblantes».

Años 90: Conciertos en las plazas y lazos valencianos
Los conciertos de conocidos artistas en las plazas del centro y en la concurrida Plaza Santiago del barrio de Gamonal fueron los protagonistas de los Sampedros de la década de los 90. Artistas como El Dúo Dinámico, Presuntos Implicados y Manolo Escobar actuaron en Burgos, en la Plaza Santiago «abarrotando» las citas musicales propuestas en unos Sampedros en los que «otras bandas» se negaron a actuar debido a la amenaza de lluvia y la inexistencia de toldos que les cubrieran en espacios públicos de la ciudad.
También en esta década se consolidó el hermanamiento de las ciudades de Burgos y Valencia con la presencia de comitivas llegadas desde la capital del Turia conformadas por representantes institucionales, la Junta Central Fallera y las falleras del momento. No es de extrañar, por tanto, que la mismísima alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, recibiera de manos del alcalde Valentín Niño una distinción «sin parangón».
La misma tuvo lugar en la ciudad el 28 de junio de 1994 cuando Barberá fue nombrada concejala de honor. La cita no fue casual, ya que se celebraban los 900 años de la entrada en Valencia del Cid Campeador. Excusa que la corporación municipal del momento aprovechó para unir lazos con la ciudad hermana y sacar a las calles a miles de burgaleses para degustar una auténtica paella valenciana realizada en la Plaza Virgen del Manzano con 2.000 raciones del famoso plato mediterráneo.
Y si un atractivo de los Sampedros había en los 90 era precisamente la imponente Cabalgata en la que solían desfilar entre 6.000 y 7.000 burgaleses. Especialmente importante fue la del 28 de junio de 1992 en la que hicieron su aparición distintas bandas nacionales de música y también un colorido grupo de bailarinas brasileñas, que dio, y mucho que hablar y fotografiar, en aquellos Sampedros en los que también desfilaron 12 carrozas y más de 80 agrupaciones.
Toda una fantasía para una Cabalgata que duró más de 4 horas a casi 30 grados. También en esos años dio comienzo la vida de La Milanera, donde años después se ubicaría el recinto ferial y las barracas. En el año 1994, los periódicos consultados anunciaban «los miles de watios» preparados para el concierto del artista del año: Sergio Dalma, mientras que Victor Manuel llenaba en La Quinta.
En clave taurina, El Plantío se llenaba cada tarde de toros con espadas como Luguillano, Ortega Cano, Enrique Ponce y en una feria en la que Espartaco dio la alternativa a Umbreteño. Faltarían apenas unos años para vivir un momento histórico cuando en un mano a mano, Ponce y Juli, llegaría el indulto del primer toro de una ganadería burgalesa, la de Antonio Bañuelos, de nombre Gamarro. Fue en los Sampedros de 1999.

Los sampedros del siglo XXI: Las barracas al polígono del Río Vena y los toros, al Coliseum
La llegada del siglo XXI también introdujo algunas novedades y cambios en las fiestas mayores de la ciudad a tenor del momento. La ubicación del recinto ferial pasó años antes (en los 90) de La Quinta a la Milanera y de ahí lo hizo después al Polígono Docente de Río Vena. Los primeros años del nuevo siglo trajeron a la carpa de La Milanera conciertos que, con seguridad, no olvidarán muchos burgaleses como los de Fito & Fitipaldis de las fiestas de San Pedro 2004, además de los de Los Suaves, Reincidentes, La Oreja de Van Gogh y Ketama, entre otros.
Otro de los cambios más significativos se produjo en el coso de El Plantío, que desapareció en su esencia y casi forma, para dar paso a un remozado y moderno pabellón multiusos cubierto, bautizado como 'Coliseum Burgos'. El sábado 27 de junio de 2015 quedó inaugurado con la primera corrida de abono, con toros de Antonio Bañuelos para Enrique Ponce, El Juli y Alejandro Talavante.
Y para la historia de los Sampedros quedará el año 2020, donde debido a la pandemia de Covid19 las fiestas fueron suspendidas por primera vez en la historia reciente. El Ayuntamiento decidió anular la programación de las fiestas mayores y celebrarlo «de forma virtual» con un programa alternativo en las redes sociales.
Por fortuna, las fiestas, al igual que la normalidad, volvieron a Burgos años después- y mientras las barracas se alejaban de la zona de Reyes Católicos hasta Villalonquéjar, la vida y los Sampedros vuelven a hacer cada último viernes de junio su aparición.
De los clásicos de antaño quedan «momentos de oro» que aman burgaleses y foráneos y que permiten cada 29 de junio honrar a la patrona de la ciudad, entonar unidos el Himno a Burgos, bailar la jota burgalesa, disfrutar de las charangas y del colorido de las peñas, y tapear de lo lindo antes de asistir a una de abono o a un concierto en Santa Teresa o en el Hangar. Momentos que para los vecinos de Burgos no cambian por nada.
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