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La restauración ha dado solución al problema de filtraciones de agua y descomposición de la piedra.

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La restauración ha dado solución al problema de filtraciones de agua y descomposición de la piedra. PCR

El trasaltar de la Catedral de Burgos completa su restauración, libre de sales y humedades

El proyecto impulsado por el Cabildo Catedralicio y la Junta destaca por su innovación en infraestructura, técnicas y tratamientos | Se ha actuado en los relieves de Felipe de Vigarny, dos de los cuales han tenido que ser desmontados pieza a pieza para la intervención

Lunes, 16 de noviembre 2020, 08:05

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El trasaltar de la Catedral de Burgos luce limpio, restaurado y libre de la incidencia negativa de las filtraciones de agua y la carga de sales responsables de la degradación progresiva que ha sufrido el conjunto escultórico durante los últimos siglos. El proyecto de rehabilitación impusado por el Cabildo Catedralicio y la Junta de Castilla y León ha concluido con éxito, siete años después de iniciarse, tras una exhaustiva investigación y un trabajo de campo complejo, delicado e innovador.

Acometer la restauración de los tres relieves de Felipe Vigarny, los más deteriorados del conjunto que completan las dos obras de Pedro Alonso de los Ríos, no ha sido una tarea sencilla. Técnicamente ha supuesto un gran reto, ya que no se ha tratado de una restauración al uso, sino que ha sido necesario desmontar dos de los relieves, de grandes dimensiones y muy delicados, para proceder a la eliminación de las sales que han estado causando la fractura de la piedra.

El restaurador Carlos Tejedor, del Servicio de Conservación y Patrimonio de la Junta, destaca el carácter único de la intervención. Admite que se han realizado otros proyectos de desalación en piezas escultóricas, pero de mucho menor tamaño. En el traslatar de la Catedral de Burgos, cada relieve de Vigarny está compuesto por nueve piezas de piedra, con un tamaño que oscila entre los 500 y los 700 kilos por pieza. Con un nivel de talla elevado y muy delicado, y riesgo de fractura, apunta.

Los relieves de Vigarny han quedado seriamente deteriorados.
Los relieves de Vigarny han quedado seriamente deteriorados. PCR

Y dos de los relieves se han tenido que desmontar pieza a pieza para retirar las sales en cada una de ellas. «Se ha innovado en infraestructura, en tratamiento y en técnicas de limpieza y restauración», afirma Tejedor. También en estrategias de conservación para garantizar que los problemas que ha venido arrastrando la girola no se reproduzcan y los relieves estén protegidos. «Una intervención de este calibre, de esta intensidad, no tengo constancia de que se haya realizado hasta ahora», comenta el restaurador.

Primero, investigar

El proyecto se inició en 2013, cuando se comenzaron a estudiar las causas del deterioro importante que sufrían los relieves de La Crucifixión y El Descendimiento y la Resurrección, que habían llegado a perder partes importantes de la tallas. El otro relieve de Vigarny, Camino del Calvario, presentaba menos daños. El conjunto escultórico, de los siglos XVI y XVI, ha tenido problemas prácticamente desde el principio. Y se han ido aportando soluciones que, en muchos casos, solo han hecho que agravar el deterioro.

A las propias características de la piedra de Briviesca utilizada, de gran porosidad, se unieron problemas estructurales de la Catedral e intervenciones humanas poco adecuadas. La piedra de Briviesca es muy sensible a la movilidad del agua por los poros, explica Tejedor. Ese decir, absorbe con gran facilidad el agua que se ha ido filtrando desde el subsuelo de la Catedral y que, al estar cargada de sales, ha provocado una saturación de sal que, al cristalizar, ha fracturado la piedra.

«Si la piedra no hubiera estado en contaco con el agua, estaría en perfectas condiciones», comenta Tejedor. O si no fuera tan porosa, como ocurre con la piedra de Hontoria que se usó para los posteriores relieves de Pedro Alonso de los Ríos. Además, las soluciones que se han ido planteando a problemas estructurales y los tratamientos de conservación posteriores han acelerado un 90% el proceso de deterioro.

La restauración no ha supuesto reintegración de elementos desaparecidos.
La restauración no ha supuesto reintegración de elementos desaparecidos. PCR

Estas fueron las conclusiones de la investigación y, a partir de ahí, se planteó una intervención. El proyecto de ejecución se redactó en 2015 y las obras arrancaron en mayo de 2018, con tres objetivos: desalinizar los relieves saturados para que la sal no siguiera deteriorándolos; construir una cámara de aislamiento que impidiera las filtraciones de agua y restaurar las piezas para su conservación futura. Todo ello, con una inversión de 1.045.000 euros, a los que se suman los 260.000 del proyecto de investigación.

Labor complicada y peligrosa

La intervención en el trasaltar de la Catedral obligó a la creación de un taller de restauración en la puerta de Pellejería, donde se instalaron seis bañeras de grandes dimensiones para el proceso de desalación mediante inmersión de los relieves. La Crucifixión y el Descendimiento y la Resurrección se desmontaron y, cada una de sus piezas, se metió en las bañeras repetidamente hasta que desapareció cualquier resto de sal. «La saturación era importante», recuerda Carlos Tejedor, así que algunas piezas pudieron llegar a necesitar hasta seite baños, y el proceso completo duró un año.

Previamente, se sometió a los bloques a un proceso de limpieza y retirada de los recubrimientos, para que los poros estuviesen lo suficientemente abiertos para eliminar las sales. Sobre el resto del conjunto escultórico se trabajó in situ, con labores también de limpieza y tratamientos innovadores, como la eliminación de hidrorrepelentes por exposición a rayos ultraviolenta de onda corta. «El montaje y desmontaje de los relieves ha sido complejo», pues se ha requerido de mucho tiento para que no se fracturaran o sufriesen desperfectos.

La intervención se completa con la creación de una cámara independiente en la parte posterior de los relieves para aislarlos de los rellenos del presbiterio, por dónde se filtra el agua. Se ha diseñado una estructura de acero inoxidable para dar estabilidad a los relieves ante la pérdida de material que ha ido suponiendo el deterioro de la piedra a lo largo de los últimos siglos.

Conservación

De este modo, tras dos años y medio de trabajos, el trasaltar luce restaurado. Los relieves están libres de sales, se ha cortado el problema de las filtraciones y el conjunto escultórico se ha limpiado y rehabilitado siguiendo las normas actuales de conservación del patrimonio, que nada tienen que ver con las que han imperado en otros momentos de la historia. «Se busca conservar pero respetando lo original», explica Tejedor.

Así, la restauración se ha centrado en devolver la unidad interpretativa al conjunto escultórico pero sin reintegración de elementos y sin añadir absolutamente nada. Se ha huído de una intervención artificiosa, de intentar recomponer las figuras e imágenes dañadas pues no se dispone de suficiente información para saber cómo eran realmente, y solo se ha actuado para recomponer doseles, algunos elementos ornamentales o piezas necesarias para la interpretación del conjunto escultórico.

«Sería muy osado añadir algo sin saber cómo era el original», comenta el restaurador, así que en los relieves sigue habiendo vacíos que, por otra parte, cuentan la historia del trasaltar de la Catedral de Burgos. «Es una obra viva y parte del encanto es que sea visible su evolución; una restauración no debe dejar como nueva una obra», insiste Carlos Tejedor.

A partir de aquí, y a la espera de que se pueda hacer alguna inauguración oficial del trasaltar, la Junta mantenderá una vigilancia sobre la pieza durante un año para comprobar que el trabajo realizado ha sido el adecuado. «Se ha hecho una apuesta muy fuerte para solventar los problemas», afirma el técnico regional, y la investigación ha sido exhaustiva, pero hasta que las piezas no vuelven a su lugar no se puede tener la certeza absoluta de que la solución es la adecuada.

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