Las huellas del fuego de La Culebra, retratadas con las palabras del periodista Juan Navarro
Se fue tras la noticia a Zamora, a la Sierra de la Culebra donde el fuego se llevó por delante la vida natural del 6% de la provincia y a cuatro personas. Un libro recoge ahora sus vivencias más profundas
La lengua de fuego de la portada del libro de Juan Navarro siluetea un dragón imaginario que escupió fuego sobre Zamora hace ahora dos años y medio. El fuego llenó de sombras y desesperación a una tierra, ya de por sí desesperada, que se desangra por las costuras que cosen sus comarcas. Se les va la vida por ellas. Y aquel verano, la gloria de ver los pueblos llenos con niños y mayores, se tornó infierno y arrasó la Sierra de La Culebra, silente antes, dolorida ahora.
Esta tarde, el autor del libro 'Los rescoldos de La Culebra. Fuego y muerte en los incendios de Zamora', Juan Navarro, ha presentado en la Librería Hijos de Santiago Rodríguez, su crónica tras los incendios.
En la web de Libros del KO, la editorial que publica su texto, se dice que Juan Navarro regresa a los pueblos de la Culebra para «reconstruir, con precisión y con perspectiva, lo sucedido en aquellas horas vertiginosas». Confraterniza con las «precarias cuadrillas de bomberos que combatieron el fuego, habla con las psicólogas voluntarias que ayudaron a estos hombres a superar el trauma, pasea con familiares de los fallecidos, escucha a los vecinos de los pueblos, a los agricultores y los ganaderos, y entra en los despachos de la Junta de Castilla y León donde se construyen relatos alternativos a los recolectados en los pueblos».
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A Juan Navarro le llevó a Zamora su profesión. La noticia del incendio de La Culebra, en julio de 2022, era la excusa que hoy se ha convertido en algo más que una historia soportada en tinta impresa y en papel prensa. Es una historia viva; de mujeres y hombres pegados a su tierra que un día vieron como pasaron de pisar hierba a pisar ceniza. Sobre todo, Los rescoldos de la Culebra es un homenaje a esos héroes, algunos como Miguel Delibes los llama 'Robinsones de montaña', auténticos resilientes, héroes de nuestro tiempo.
Juan Navarro no tenía vinculación alguna con la tierra zamorana hasta que ocurrió la desgracia. El fuego se llevó por delante nada menos que un 6% de la provincia de Zamora. A la Sierra de la Culebra le llevó su profesión. Contar esa historia trágica que nunca nadie querría haber contado.
El fuego arrasó 31.473 hectáreas y mató a cuatro personas. El 75% de la superficie devastada por las llamas era masa forestal, era vida, era la forma de ser de la comarca… Nadie sabía quien era Juan Navarro en La Culebra… «luego van pasando los meses y las crónicas y los reportajes..», medita, y «se establece ya un vínculo incluso de amistad con ciertas personas, de afinidad por el territorio».
Allí Navarro se encontró con «una zona preciosa, de gente encantadora, de buen comer, de buenos paisajes, de buenas rutas para bicicleta, de todo». Y fue congeniando «a base de una desgracia»
Fue porque es «periodista y tenía que contarlo». Una vez allí, percibió que era «una cosa bárbara, que era una cuestión de una magnitud tremenda». Aquel fue un mes de julio «de fuego tremendo en Castilla y León». Sólo cinco días después de aquello, el fuego saltó también en Burgos, en Quintanilla del Coco y Santo Domingo de Silos.
Después de dar la información de La Culebra, mantuvo «la estela», subraya Navarro: «Qué pasa con los bomberos, qué pasa con la zona, qué pasa con la madera, qué ha hecho la Junta o qué ha dejado de hacer, cómo están los ánimos, cómo está la situación electoralmente». Recopiló material. Y muchas cosas se quedaban fuera de la crónica porque no cabían, eran cosas «estupendas». Y dijo,«pues a lo mejor aquí hay un libro».
Se lo planteó a la editorial, a Libros del KO, y les gustó. La primera presentación fue en Zamora, «porque me parecía justo». Le siguieron Valladolid y Madrid; hoy toca Burgos y el día 7 tiene «otra presentación en Tábara, que es una de las zonas más afectadas» y allí se va a encontrar «con gente que lo vivió de verdad».
El carácter austero, de demasiada autocensura, de resignación que rezuma quien vive en Castilla y León es «preocupante… Somos así». Se vive en cada puto de la región. Y en el libro «aparecen» esos signos que nos acercan en modo de ser a todos los que pisan esta tierra. Y eso también está en Los rescoldos de la Culebra que se topa con el fenómeno de la despoblación y cambio climático a partes iguales, pero que también aborda los sentimientos más profundos de la gente como la resignación autoimpuesta.
