Medinaceli celebra su Toro Jubilo y Pacma denuncia «horas de agonía» del animal y banderas franquistas
El festejo taurino que persigue su declaración como Bien de Interés Cultural, se desarrolló entre medidas de seguridad y una concentración protesta de la formación animalista
La localidad de Medinaceli (Soria) celebró la pasada noche del sábado al domingo el Toro Jubilo, el único festejo de este tipo con fuego de Castilla y León. El Ayuntamiento dispuso las medidas de seguridad para aquellos que quisieron disfrutar de esta celebración rodeada de polémica y que da los pasos para convertirse en Bien de Interés Cultural, mientras que desde la organización en defensa de los animales Pacma se ha denunciado que la res sufrió «más dos horas de agonía» en una celebración en la que se exhibieron «banderas franquistas». Es un festejo que vive un desarrollo judicial paralelo.
El Ayuntamiento pide respeto a la tradición y desde Pacma aseguran que «reinó el desorden y la improvisación» mientras el animal sufría
Los mozos enmaromaron al toro en un poste y lo cubrieron de barro desde la patas a la testuz. Tras ello, colocaron en su cornamenta un asta metálica (gamella) sobre la que portaba dos grandes bolas para prender fuego que ardieron durante buena parte del festejo y fue cuando se apagaron, el momento en el que se dio por finalizado el festejo. Pacma, que convocó una concentración protesta en la localidad horas antes, ha documentado todo el festejo, señaló que el animal soportó un «embolado interminable», a lo que se unió, a su juicio, el «caos final» para intentar introducirlo en el corral.
En un comunicado recogido por Ical, responsables de la organización animalista explican que durante los 19 minutos que se tardó en colocar y prender las bolas de fuego, los emboladores «bloquearon completamente» la visión del toro, si bien señaló que «mugía sin cesar mientras era inmovilizado». Una vez prendido, el astado, según Pacma, llegó a zafarse del pilón todavía sujeto por la cuerda para intentar apagar sus cuernos enterrando la cabeza en la gruesa capa de barro.
«No hubo mansos, no hubo coordinación ninguna y este espectáculo caótico y patético se prolongó hasta, al menos, la 1:30 horas de la madrugada, momento en el que gran parte del público (algunos ondeando la «bandera franquista»), e incluso la Guardia Civil, ya se había marchado, dejando a apenas una treintena de personas de la organización intentando resolver el panorama», explicaron desde la formación animalista.
En el festejo, que recordó está propuesto para ser declarado Bien de Interés Cultural (BIC), «reinó el desorden y la improvisación», según Pacma, quien explicó que «el fuego se apagaba y lo reavivaban abanicándolo con capotes». Por ello, el partido, que pocas horas antes se manifestó en la plaza del Ayuntamiento de Medinaceli, denunció que la organización se vio «desbordada» y fue «totalmente incapaz» de conducir al toro al corral durante dos horas.
Finalmente, el Pacma indicó que el proceso judicial continúa para determinar si el espectáculo de este sábado fue legal o no, como continúan defendiendo desde el partido animalista, que aseguró llegará «hasta donde sea penalmente factible» para acabar con esta «cruel» tradición.
Reliquias de santos
El Toro Jubilo de Medinaceli coincide siempre con el día anterior a la festividad religiosa en honor de San Arcadio, Eutiquiano, Pascasio, Paulino y Probo, mártires, cuyas reliquias, tal y como cuenta la tradición, fueron llevadas desde África a la villa medinense sobre un toro que portaba teas encendidas en sus cuernos.
El festejo taurino se ha celebrado este año, después de que no se realizara en la edición del año anterior. Desde el Ayuntamiento piden respeto a la tradición y recuerdan que es un rito arraigado y sin estas tradiciones y las corridas de toros, este animal pasaría a estar en peligro de extinción.
Documentada desde hace siglos en el Archivo de los Duques de Medinaceli, la primera cita de esta fiesta data del 29 de septiembre de 1559, fecha en que fue testigo del rito, desde el balcón central del Palacio Ducal, el rey Felipe II y su tercera esposa Isabel de Valois, con la que acababa de contraer matrimonio. También, están documentadas otras dos celebraciones el 3 de agosto de 1568 y el 29 de mayo de 1598, pues el Toro Jubilo se festejaba por entonces varias veces al año para disfrute de ilustres personajes.