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Entrada principal del Hospital de Segovia, donde se llevará a cabo el proyecto. A. de Torre
Sacyl quiere pilotar en enero su gestor de pruebas para clasificar a los pacientes por prioridades en las consultas

Sacyl quiere pilotar en enero su gestor de pruebas para clasificar a los pacientes por prioridades en las consultas

La idea que maneja Sanidad es que ningún enfermo tenga que esperar más de 15 o 20 días para ser sometido a una prueba cuando tenga carácter prioritario

El Norte

Valladolid

Lunes, 24 de diciembre 2018, 13:32

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Los hospitales de Sacyl comenzarán a pilotar en enero el gestor de peticiones de pruebas diagnósticas, el paso previo para que se puedan comenzar a clasificar a los pacientes por prioridades y se pueda aplicar el decreto que obligará a Sacyl a cumplir los plazos máximos para que sean recibidos en la consulta del especialista. Con este decreto de demora máxima, aún sin aprobar, los usuarios de Sacyl accederán a un nuevo derecho, al de poder acudir a un centro privado cuando el sistema público agote los tiempos.

El pilotaje está previsto en el Hospital General de Segovia, y el Santos Reyes, en Aranda de Duero (Burgos), y aún no hay fecha para que arranque. No obstante, la previsión es que sea en enero, a más tardar, debido a que ya está todo listo para que los profesionales puedan comenzar a probar el aplicativo, detecten fallos y se afine en funcionalidades. El siguiente paso será extender el gestor al resto de centros de manera paulatina, ya que se trata de un implantación que no es sencilla. La previsión es que el sistema de registro esté funcionando en todos los hospitales cuando acabe el año.

Ordenación por prioridades

La aplicación permitirá que Sacyl disponga de un sistema homogéneo para indexar pruebas y, por tanto, con una visión más ajustada a la realidad de cuál es la lista de espera. Para ello, obligará a los profesionales a indicar si se trata de una primera prueba o de seguimiento, algo que en estos momentos no ocurre en todos los centros, ni servicios. Otra de las ventajas reside en que se ordenarán las pruebas por prioridades clínicas, cuestión necesaria para aplicar el futuro decreto de garantías de demora máxima que, a falta de su aprobación, marcará un tope de unos 15 o 20 días para una prueba preferente, según informaron a Ical fuentes de la Consejería de Sanidad.

Medidas de choque

Las claves para rebajar la lista de espera se recogen en el Plan Estratégico de Eficiencia y de Control y Reducción de las Listas de Espera del Servicio de Salud de Castilla y León (Preycles) para el período 2015-2019. En esta hoja de ruta, Sacyl fija las medidas de choque para construir un sistema que ordene a los pacientes según su potencial gravedad y también para avanzar en su atención. Entre ellas, recoge el impulso de las unidades de diagnóstico rápido, así como aumentar el rendimiento de la tecnología diagnóstica, también se apuesta por mayor coordinación entre Atención Primaria y Especializada, y por aumentar la capacidad de resolución del primer nivel.

La herramienta conectará con el anillo radiológico de Sacyl, un sistema de última generación que permite a cualquier especialista hospitalario y al médico de Primaria consultar las pruebas readiodiagnósticas a las que ha sido sometido el paciente. Con ello, se evitarán duplicidades, al tiempo que se afinará en variabilidad clínica, ya que está prevista la universalización de un protocolo para reducir a la mínima expresión las pruebas innecesarias, algunas de las cuales en su día estuvieron indicadas, pero que hoy la comunidad científica ha demostrado que no sólo son innecesarias, sino que pueden causar más perjuicio que beneficio.

Plazos máximos

El hecho de que arranque el ensamblaje de la herramienta será un nuevo paso para que pueda ver la luz el decreto de demora máxima en pruebas diagnósticas, un compromiso de Legislatura que marcará un nuevo derecho para los usuarios de Sacyl, como ya ocurre con las intervenciones quirúrgicas de prioridad 1, aquellas en las que el paciente debe ser operado en un máximo de 30 días.

En principio, la idea que maneja Sanidad es que ningún paciente tenga que esperar más de 15 o 20 días para ser sometido a una prueba cuando tenga carácter prioritario, ni más de tres meses cuando sea preferente. Por lo que respecta al resto, los pacientes ni prioritarios ni preferentes, Sanidad estudia marcar un tope, aunque como ocurre con la lista de espera quirúrgica podría dejarse abierto, sin límite de tiempo.

El decreto seguirá la filosofía de clasificar a los pacientes en función grados de prioridad, un sistema de ordenación de pacientes según su potencial gravedad que tiene más sentido que un sistema por tiempos de espera. Jerarquizar en función de la gravedad permite acceder a los recursos y servicios a los que, en teoría, tienen un mayor riesgo.

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