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Kameron Hurley posa en Avilés. Alberto Morante (Efe)
La paradoja del machismo en la cultura alternativa

La paradoja del machismo en la cultura alternativa

Kameron Hurley analiza la presencia de hombres y mujeres en las nuevas tecnologías, el cómic o los videojuegos en 'La revolución feminista geek'

Álvaro Soto

Madrid

Sábado, 28 de julio 2018, 22:05

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Hasta hace apenas una década, la informática, la ciencia ficción, los juegos de rol, los videojuegos o los cómics, un conjunto de actividades relacionadas con la cultura alternativa y las nuevas tecnologías que los anglosajones denominan 'geek', parecían terreno vedado para las mujeres. Pero la presencia femenina en todos esos ámbitos ha crecido hasta casi rozar la igualdad con los hombres, e incluso superarla.

En bastantes casos, la reacción masculina ha sido la de un violento rechazo a compartir ese espacio, de modo que internet y las redes sociales se han acabado llenando de machismo. La escritora estadounidense Kameron Hurley (Battle Ground, 1980), autora de novelas del género fantástico, ha investigado este fenómeno durante años. Sus artículos, publicados en la prensa y en su blog, se han convertido en una referencia y ahora aparecen recopilados en el libro 'La revolución feminista geek', publicado por Alianza Editorial.

Hurley define 'feminismo' como «la creencia de que todas las mujeres deben ser tratadas y respetadas legal y socialmente como seres humanos». Y a partir de ahí, reflexiona también sobre la paradoja de que el mundo tecnológico, en teoría moderno y progresista casi por definición, haya acabado como un reducto del pensamiento más retrógrado. «La cultura 'geek' es simplemente un microcosmos de la cultura predominante, y nosotros vivimos en una sociedad machista y racista en la que nadie es inmune a los mensajes mayoritarios. Todo lo que podemos hacer es trabajar para cambiar ese 'error de programación' con el que hemos crecido. Y en particular, deben ser los hombres los que tienen que darse cuenta de que temer al número creciente de mujeres que entran en esos espacios es algo irracional», explica la escritora, que ha investigado las campaña de odio contra las mujeres en las redes sociales después de ser, ella misma, víctima de linchamientos digitales.

Ganadora de dos premios Hugo y autora de la novela 'Las estrellas son legión', los más relevantes de la literatura de ciencia ficción, Hurley insiste en reivindicar el papel de las mujeres en la tecnología. «Representamos el 52% de la población y lo normal es que fuéramos también el 52% de los creadores y de los fans. Y siempre lo hemos sido, pero se nos ha silenciado y se nos ha hecho creer que la dominación masculina era 'lo normal'. Por suerte, estamos viendo cambios y la gente está empezando a dar la bienvenida a nuevas voces y experiencias».

Nuevos movimientos

Kameron Hurley, que en 'La revolución feminista geek' compara la presencia masculina y femenina en películas, premios, países o lenguajes, se felicita por el éxito del movimiento #MeToo. «Me alegra de que hombres que han estado abusando de mujeres durante años, como todo el mundo sabía, estén viendo finalmente que sus actos tienen consecuencias. Todos deberíamos estar en shock al ser conscientes de que muchas mujeres han sufrido esto en sus puestos de trabajo», opina, antes de lamentar que algunos hombres se hayan tomado el #MeToo como una cruzada contra el género masculino. «Los únicos hombres que se deben sentir incómodos con el #MeToo son los que han abusado de mujeres (o de otros hombres) en el pasado. Yo creo que los hombres deberían tener tantas ganas como las mujeres de que la justicia actúe contra aquellos que han abusado de otros».

En opinión de Hurley, la propuesta del Gobierno español de regular el consentimiento para las relaciones sexuales es una buena noticia. «La verdad es que tanto hombres como mujeres no hemos sido bien educados sobre el sexo y el consentimiento, así que iniciativas como esta significarán que el sexo será mejor para todos y que muchas mujeres dejarán de verlo como una experiencia violenta o coercitiva», subraya.

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