Borrar
Ousmane Dembélé posa con el Balón de Oro. Afp
Balón de Oro 2025

Dembélé, de promesa rota a Balón de Oro

El astro francés se impuso a Lamine Yamal, elegido mejor joven en la gala que coronó a Luis Enrique por segunda vez como entrenador y dominó el PSG

Ignacio Tylko

Madrid

Lunes, 22 de septiembre 2025, 23:05

Comenta

A diferencia de lo que sucedió al año pasado, cuando Rodri Hernández destrozó todos los pronósticos y superó a Vinicius, relegado ahora a la decimosexta posición, no hubo sorpresa y Ousmane Dembélé fue coronado este lunes con el Balón de Oro que distingue al mejor futbolista del planeta. A sus 28 años, el astro del PSG se impuso a Lamine Yamal en las votaciones del centenar periodistas pertenecientes a los 100 países mejor clasificados en el escalafón mundial.

El astro del Barça fue el único español entre los diez primeros, ya que Pedri, quizá el mejor centrocampista del momento junto a Vitinha, fue relegado a la undécima posición. No pudo batir el récord de precocidad en poder de Ronaldo Nazario, pero no cabe hablar de decepción en Lamine Yamal, que se presentó en el Teatro del Chatelet con un séquito de 25 personas, sin contar compañeros y directivos del Barça, y organizó una buena fiesta en la noche parisina. Con solo 18 años, el azulgrana recibió el trofeo Kopa a mejor joven, de manos de Rapahel Varane, y está llamado a encabezar una nueva era.

Dembélé, que recibió el trofeo de manos del brasileño Ronaldinho en el glamuroso Teatro del Chatelet, se convierte así en el sexto jugador francés que logra tan preciado galardón y sucede a leyendas como Raymond Kopa, Michel Platini, ganador en tres ediciones, Jean-Pierre Papin, Zinedine Zidane y Karim Benzema. Fue un éxito sonado del PSG, que copó buena parte de los premios. Obtuvo también el de mejor equipo, mejor entrenador en la figura del asturiano Luis Enrique, el gran ausente y distinguido ya cuando conducía al Barça, y el de mejor portero con Donnarumma. Seguro que al gijonés le produjo aún más emoción el trofeo Sócrates a la mejor causa social que se le concedió a la Fundación Xana y que recogió su hija Sira.

Lamine Yamal, premio Kopa al mejor joven de la pasada temporada. Reuters

Por uno de esos anacronismos del fútbol, se da la circunstancia de que mientras se desarrollaba la gala, el PSG disputaba ante el Olympique de Marsella el gran cásico de la Ligue 1 que se suspendió el fin de semana por las intensas lluvias en el sudeste de Francia. De ahí que apenas los lesionados Dembélé, Désiré Doué y Rúben Neves pudieran acudir a la fiesta en una noche tan señalada.

Luis Enrique, el gran ausente entre los galardonados

Pese a que la lista incluía a 30 nominados y por segundo año consecutivo no aparecieron Messi ni Cristiano Ronaldo, todo se redujo a una pelea de dos entre Dembélé y Lamine Yamal. El delantero francés se erigió en líder del magnífico PSG construido por Lucho. Comenzó la campaña de forma inmejorable, con un gol agónico que le dio a su equipo la Supercopa, después volvería a ganar la Ligue 1 y la Copa y, sobre todo, hizo historia al levantar la ansiada Champions. Pudo ponerle el broche a un ejercicio de ensueño en el Mundial de Clubes, pero en la final de New Jersey el Chelsea frenó el ritmo arrollador del campeón galo. Sumando todas las competiciones, Dembélé disputó 53 partidos en los que marcó 35 goles y repartió 16 asistencias.

Pero el Balón de Oro no son solo estadísticas, guarismos individuales y títulos. Es magia, es impacto, es el jugador que te levanta del asiento. Y hoy Dembélé, igual que Lamine Yamal, lo consigue. El francés es desequilibrante, imprevisible. Puede salir por izquierda, por derecha, disparar con ambas piernas, dar un pase decisivo o romper en conducción. Un defensa nunca sabe que va a pasar con él, por dónde le va a superar. Y eso le convierte en un arma letal.

Con Luis Enrique y en París, Dembélé ha dado por fin el salto que se le exigía. Ya no hablamos de una promesa sino de un líder, de un jugador que decide partidos grandes y aparece en momentos clave. El galardón también premia las historias de superación, y Dembélé la tiene. Sobre todo en el Barça, pasó años de lesiones, críticas y dudas. Desordenado y nada cuidadoso con esos detalles vitales que suelen marcar diferencia en la élite, se pudo quedar en el camino. Pero reaccionó a tiempo. Trabajó, se reinventó y volvió más fuerte. Hoy es un ejemplo de resiliencia. Y eso también se premia.

El fútbol es pasión, emoción y espectáculo, virtudes que encarna Dembélé Su regate es electricidad pura y sus cambios de ritmo, poesía en movimiento. Cuando controla y encara al rival, la afición contiene la respiración porque sabe que algo puede suceder en el campo. Y en la selección francesa igual, no solo es un complemento sino un protagonista, una estrella que cumple los mandamientos del colectivo. Defiende, que corre, que presiona y, además, marca diferencias arriba. Es un futbolista diferente, un tipo peculiar que ha pasado de promesa rota a estrella total.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

burgosconecta Dembélé, de promesa rota a Balón de Oro

Dembélé, de promesa rota a Balón de Oro