El Mirandés no pasa del empate en un partido sin brillo ante un Leganés rocoso

No pudo el Mirandés dar continuidad a la victoria conseguida en la anterior cita en Anduva ante el Fuenlabrada y empató sin goles ante un Leganés muy rocoso y que apenas hizo concesiones a los pupilos de José Alberto. Pese a que el equipo rojillo, mejor en el primer acto, lo intentó durante todo el encuentro, las dos mejores ocasiones, una en cada parte, fueron del cuadro de Asier Garitano, ambas conjuradas por Raúl en sendas intervenciones salvadoras.

Salió atrevido el equipo jabato, con dinamismo y verticalidad frente a un rival poco amigo de los deslices defensivos. Aunque el Mirandés llevaba la iniciativa, el Leganés daba sensación de peligro en sus acercamientos.

Buscó Cristo la escuadra con un remate que no llegó a ver puerta antes de que un ex del equipo rojillo, Sergio González, cabeceara alto un envío de falta de Shibasaki desde el perfil derecho. Volvió Cristo a amenazar, superado el ecuador del primer tiempo, con un chut raso después de asociarse con Víctor Gómez. Tampoco atinó con la portería Juan Muñoz en un libre directo.

En la llegada más nítida del primer acto, en una contra de tiralíneas de la escuadra pepinera, Avi, desde la derecha, puso un balón de oro a Sabin. Su remate por bajo lo desbarató Raúl.

A un excelso control de Jirka en un envío en largo de Javi Muñoz le faltó la rúbrica adecuada. El trallazo del atacante eslovaco se perdió a la izquierda de Riesgo.

No encontró espacios el equipo de José Alberto en el inicio de la segunda mitad. El técnico ovetense decidió agitar el árbol y dar paso a ideas frescas de la mano de Iván Martín, que reaparecía, y Simón Moreno.

El partido tenía poco vértigo, un escenario que parecía satisfacer más a un Leganés que con el punto del empate lograba desbancar al Almería de la tercera plaza. Trató quitarle el corsé al encuentro el conjunto mirandesista con la presencia de Djouahra.

En un partido cerrado y con pocas concesiones tuvo que ser el balón parado el que permitiera atisbar algún peligro. Primero probó Berrocal. Enfilando la recta final del choque lo hizo Meseguer, cuyo testarazo, muy centrado, atrapó Riesgo. En ambos casos los servicios procedieron de las botas de Víctor Gómez desde la parte derecha.

Quien tuvo que volar para evitar el 0-1 fue Raúl. Un lanzamiento con la zurda de Robert Ibáñez desde las inmediaciones del área grande hizo lucirse al cancerbero del Mirandés con una estirada a mano cambiada.

Mantuvo así al menos las tablas el equipo de José Alberto, que solo ha podido ganar uno de sus siete últimos compromisos ligueros.