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Autobús de la selección francesa recorriendo las calles de París

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Autobús de la selección francesa recorriendo las calles de París

Apoteosis en los 'Deschamps' Elíseos

Una multitud aclama enfervorizada a los campeones del mundo en un triunfal baño de masas

Fernando Iturribarria

Corresponsal en París

Lunes, 16 de julio 2018

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Una multitud enfervorizada brindó este lunes un triunfal baño de masas a la selección francesa campeona del mundo en los Campos Elíseos de París, inundados por una marea humana que aclamó en un griterío ensordecedor y vitoreó hasta la afonía a sus héroes entronizados en un autobús descubierto envuelto en una humareda de bengalas. Encabezada por Didier Deschamps, su técnico ganador de las dos estrellas en poder del fútbol francés, la expedición vencedora fue homenajeada luego en una recepción oficial ofrecida en el palacio del Elíseo por Emmanuel Macron, a quien la afición jubilosa amenazó con un derrocamiento simbólico por sus ídolos a los gritos de «Mbappé presidente» y «Griezmann presidente».

Apoteosis en los 'Deschamps Elysées'. Los Campos Elíseos cambiaron de nombre por un día. La referencia onomástica a la morada eterna de las almas virtuosas en la mitología griega rindió pleitesía al héroe vascofrancés de la epopeya mundialista. El juego de palabras con el topónimo de 'la avenida más bella del mundo', según la apreciación chovinista acuñada por el orgullo francés, fue el tributo efímero al capitán que en 1998 logró la primera estrella como jugador y 20 años después ha repetido la gesta histórica como entrenador.

También estaciones del metro de París fueron rebautizadas en honor al seleccionador francés. La parada 'Notre Dame des Champs' pasó a llamarse 'Notre Didier Deschamps' y los andenes de 'Champs Elysées Clémenceau' amanecieron denominados 'Deschamps Elysées Clémenceau'. Los guiños de la compañía del transporte público de la capital también saludaron al capitán del equipo campeón. La estación 'Victor Hugo' se transformó en 'Victor Hugo Lloris' en homenaje al primer título conquistado por el portero de Niza en toda su carrera.

El orfeón polifónico agolpado en los Campos Elíseos de Didier entonó alborozado a pleno pulmón el himno de la alegría desbordante de un país que multiplicó los gestos de gratitud y reconocimiento a los nuevos zares llegados de la victoriosa campaña de Rusia. Las campanas de la catedral de Notre Dame repicaron a gloria, la Torre Eiffel se iluminó con los colores azul, blanco y rojo de la bandera francesa y el museo del Louvre publicó en Twitter un imagen de La Gioconda enfundada en la camiseta 'bleu' con sus flamantes dos estrellas.

La Copa del Mundo había aterrizado en el solar de su nueva propietaria a las cinco menos diez de la tarde, con una hora de retraso, en un avión procedente de Moscú. La dotación de bomberos del aeropuerto Charles de Gaulle trazó un arco de agua con chorros de sus ingeniosos antiincendios para recibir a la expedición triunfadora. Los campeones desfilaron por una alfombra roja hasta un podio en el que posaron para la primera foto en suelo francés con el trofeo conquistado.

Entre los 4.000 asistentes a la recepción del Elíseo destacaron los numerosos jóvenes futbolistas pertenecientes a los equipos de Bondy, Roissy-en-Brie, Vincennes y Suresnes, clubes de los suburbios parisienses donde se forjaron respectivamente Mbappé, Pogba, Matuidi y Kanté. También figuraron campeones mundiales, olímpicos y paralímpicos de otros deportes invitados por el presidente para ensalzar a «la Francia que gana» así como 130 niños de familias pobres acompañados por la organización caritativa Socorro Popular.

Una Marsellesa a capela

Tras una Marsellesa improvisada a capela con sus ilustres huéspedes en la escalinata de palacio, Macron se mostró algo más comedido que en su visita la víspera a los vestuarios de los conquistadores de la codiciada segunda estrella. «Hay 66 millones de franceses que os han visto. Ahora sois un ejemplo para un montón de jóvenes. Habéis sudado la camiseta y sois el orgullo del país», les arengó exultante el hincha confeso del Olympique de Marsella, que jugaba de lateral izquierdo en su juventud.

En las imágenes compartidas por los jugadores en las redes sociales aparecía acompañado por un militar francés herido en Mali que le había confiado su admiración por Deschamps. «Daba la impresión de que el presidente estaba más eufórico que nosotros», bromeó Lemar.

La Presidencia de la República anunció que los jugadores de la selección serán condecorados por Macron dentro de unos meses con las insignias de caballero de la Legión de Honor. Deschamps será ascendido al grado de oficial ya que en 1998 ya recibió la más alta distinción francesa al igual que sus entonces compañeros y el seleccionador Aimé Jacquet.

Los 23 campeones se repartirán el 30% del premio económico destinado por la FIFA a la federación victoriosa. Les toca a unos 400.000 euros cada uno. «Mbappé ha decidido entregar su prima a una asociación. Los demás tienen libertad total para hacer lo que quieran con su dinero», explicó Noël Le Graët, presidente de la federación francesa.

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