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Garbiñe Muguruza.

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Garbiñe Muguruza. Reuters
Tenis | Abierto de Australia

El sol naciente deshace a Muguruza

La española sufre con el calor australiano y una lesión en el pie izquierdo y es derrotada por la taiwanesa Hsieh (7-6 y 6-4) en la tercera ronda del Abierto de Australia

manuel sánchez gómez

Jueves, 18 de enero 2018, 07:17

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Se echó la toalla rellena de hielo en los hombros, resopló y, mientras los servicios médicos atendían su pie izquierdo, Garbiñe Muguruza miró al público buscando la mirada cómplice de su entrenador. Sam Sumyk estaba tranquilo, acompañado por la fisioterapeuta de la tenista española, y sin mostrar nervios por los sorprendentes golpes ganadores de Su-Wei Hsieh que asombraban al público presente en la Rod Laver.

Al calor -más de 35 grados en Melbourne-, las molestias en el aductor derecho y un problema en la planta del pie izquierdo, a Muguruza se le sumó una jugadora asiática de 32 años, número 88 del mundo, y que completó uno de los mejores partidos de su carrera para apear a la española del Abierto de Australia (7-6 (1) y 6-4).

La derrota deja a Muguruza lejos del número uno y con la perdida asegurada del tercer escalón del podio mundial, a merced de los cuartos de final que defendía del año pasado. Pero la realidad dice que en este principio de curso, poco más puede perder la campeona de Wimbledon, que no está en su estado físico óptimo.

Aunque esta vez, el aductor y el pie izquierdo solo fueron una pequeña muesca en el bagaje de Muguruza ante Hsieh, por la que se vio superada en casi todo el encuentro. Ya estaba prevenida la pupila de Sam Sumyk, que advirtió en la previa de que se enfrentaría a un estilo diferente y extraño; y así fue. La asiática, con dos ‘Grand Slam’ en categoría de dobles, domina la volea y la palanca en los golpes de fondo, gracias a una derecha y un revés que pega de igual manera; es decir, a dos manos. Esto le permite abrir muchos más ángulos desde el centro de la pista, y ese detalle, atípico en el circuito WTA, desconcentró a Muguruza que se encontró con 25 golpes ganadores en contra que destruyeron su resistencia.

La española solo arañaba cuando se podía meter en pista, mientras que Hsieh estaba en su salsa desde el fondo, aprovechando cualquier descolocación de la española para colocar la bola lejos de su alcance.

Incapaz de manejar las alturas de la asiática, Muguruza cometió cinco errores no forzados en los tres primeros juegos del partido, y a los pocos minutos se situó con un 5-2 en contra, tras lo que pidió la asistencia medica en pista para tratar una molestia en la planta del pie izquierdo. No eran problemas de movilidad lo que mostraba, sino debilidad para leer el juego ortodoxo de su rival y para contrarrestarlo sobre la marcha.

Bajón anímico

Las pocas fuerzas que tenía las gastó para igualar la contienda y llevar el primer set al desempate, pero ahí, con el depósito casi agotado, se encerró en los errores de los primeros juegos y cedió un 4-0 inicial irrecuperable.

Nunca ha lidiado bien Muguruza con el calor de Melbourne y no en vano, por ello, nunca pasó de cuartos de final en este grande. No extraña, por lo tanto, el bajón anímico que pegó tras entregar el primer parcial. Sin fuerzas y sin ganas, la española fue a remolque de Hsieh, que pese a solo poseer dos victorias ante top 20 en toda su carrera -en 2008 y 2017-, mostró la experiencia necesaria para evitar que se revolviera y prolongara una lucha para la que Muguruza y su cuerpo aún no están preparadas.

Una doble falta certificó el ‘break’ a favor de la asiática en el segundo parcial y una volea horrorosa entregó el partido en pos de la emocionada asiática, que apenas se sentaba entre descanso y descanso, mientras que Muguruza se hundió en la silla cuando la contienda llegó al ocaso, derrotada más emocional que deportivamente.

La derrota a manos de Hsieh deja a Muguruza cuarta del ránking mundial, con posibilidades de que Karolina Pliskova y Jelena Ostapenko la superen de aquí al final de un torneo que se le sigue resistiendo a la española y en el que tendrá que esperar 365 días más para conseguir, de una vez por todas, un resultado destacable.

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