El sector de las reformas afronta el final de año con una carga de trabajo «extraordinaria»

El sector de las reformas «no da abasto» con la carga de trabajo que se está registrando en el último trimestre del año. Así lo asegura Vicente García, presidente de la Asociación de Empresas de Reforma de Burgos (Aerbur), que reconoce que el sector atraviesa un final de año totalmente «atípico», que permitirá «amortiguar» el impacto de la paralización registrada durante las primeras semanas del estado de alarma. «Estuvimos dos meses y pico prácticamente parados», pero a partir de verano, la tendencia dio un vuelco tremendo y ahora mismo el sector «está loco», subraya.

Hasta el punto, añade, de que «falta mano de obra». «Nos está costando encontrar perfiles concretos, con experiencia en diferentes oficios», explica García al tiempo que insiste en que la situación de bonanza de estos meses deriva de una serie de factores vinculados, en mayor o menor medida, a la propia pandemia. «Supongo que la gente pasa ahora más tiempo en sus casas y decide invertir en mejorar su comodidad».

Esa circunstancia está motivando una miríada de obras en todos los ámbitos del domicilio, desde cambios de ventanas o calderas hasta reformas de habitaciones o terrazas, pasando por los propios muebles.

En este sentido, el presidente de Aerbur hace especial hincapié en las reformas de casas y viviendas del ámbito rural. «Quizá, ante el temor a un posible confinamiento, mucha gente ha decidido adecentar casas en los pueblos, ampliar el porche o mejorar el jardín», apunta.

Sean cuales sean las causas, las consecuencias para el sector están siendo ahora mismo muy positivas. «Normalmente, el último trimestre del año no es especialmente bueno para nosotros», ya que la llegada del frío detrae el interés por el desarrollo de reformas. Sin embargo, este año está siendo «una locura». Es más, buena parte de los proyectos planteados en las últimas semanas ya se están programando de cara al primer trimestre de 2021, algo totalmente inusual. «Los meses de enero, febrero y marzo tampoco suelen ser especialmente buenos, y es muy raro empezar el año con muchos proyectos ya garantizados. Eso nos da cierta estabilidad de cara al año que viene», sostiene García.

Además, añade, este año se ha dado una circunstancia añadida. Y es que, las administraciones públicas también han ido retrasando los expedientes de las intervenciones previstas y se han ido «acumulando» en estos últimos meses. El problema es que «todo el mundo lo quiere de manera inmediata», y ahora mismo es prácticamente imposible.

Sea como fuere, García puntualiza que, en términos generales, el dinamismo del último trimestre en el sector, que venía de «buenos ejercicios», no compensará del todo la paralización de marzo y abril. «Después del parón pensábamos que el año iba a ser catastrófico, pero al final, parece que el impulso de estos últimos meses permitirá amortiguar el impacto» de la crisis sanitaria. «No cerraremos el año en positivo, pero no será tan malo como esperábamos hace unos meses», subraya.

En todo caso, García reconoce que la buena marcha del sector de las reformas es prácticamente la excepción. «Hay muchísima incertidumbre económica y política y me da rabia ver que ahora a nosotros nos va bien mientras la cafetería de al lado está cerrada».