La imagen de Silos en un acto en la iglesia de San Pedro. BC
Burgos misteriosa

La enigmática y milagrosa Sábana Santa de Santo Domingo de Silos

Desde el siglo XVII, se venera en el monasterio benedictino una réplica de la Síndone, la Sabana Santa de Turín que llegó de la mano la noble Mariana Rondón como un regalo a los monjes. La copia se hizo junto a la auténtica, en Turín, y aunque se tiene devoción en la zona, su popularidad ya no es la que era desde hace décadas. Y junto a la Sábana de Silos hay más sorpresas

Viernes, 14 de abril 2023, 07:44

La abadía benedictina de Santo Domingo de Silos guarda tantos tesoros que es imposible conocerlos todos. Hoy nos vamos a centrar sólo en uno de esos arcanos porque mucha gente desconoce un secreto. Un objeto que se enseña una sola vez al año y que se custodia en la villa desde el siglo XVII. Se trata de una copia exacta de la Síndone, la Sábana Santa de Turín que, según se asegura, envolvió el cuerpo de Jesús de Nazaret tras su muerte en la cruz.

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La Síndone, el lienzo en el ha quedado plasmada la figura de un hombre crucificado en tiempos del Imperio Romano, se custodia en Turín. Quién es el hombre cuya figura está en ese lienzo, a día de hoy, es un misterio son resolver. Nadie tiene la certeza de que ese crucificado sea Jesús de Nazaret, aunque, eso sí, las investigaciones que se realizan a diario sobre ese sudario, apuntan en esa dirección.

Es cierto que la Iglesia la considera la reliquia más importante de la historia, pero ningún científico se atreve a decirlo con rotundidad porque hay investigaciones contradictorias, más allá de la prueba del carbono 14.

La existencia y muerte de Jesús queda certificada, más allá de los evangelios, por Flavio Josefo, Plinio el Joven, Tácito o Suetonio, por citar sólo algunos historiadores. Y se sabe que tras la muerte del llamado Cristo, José de Arimatea lo lleva a su sepulcro y el cadáver queda envuelto en un sudario. Ese sudario es lo que conocemos como Sábana Santa.

La de Silos

La copia de la Sábana Santa se muestra al público el día de la Cruz de Mayo, el día 3 del mes quinto. Expuesta ante los fieles, éstos se acercan a la copia d ella reliquia a rozar contra la tela todo tipo de objetos religiosos, desde estampitas hasta figuras, pasando por rosarios, medallas y otros elementos de culto. Una tradición semi mágica, semi mística que se mantiene en el tiempo desde hace casi cuatro siglos.

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La copia de la Sábana Santa de Silos estuvo junto a la Síndone desde el momento de su elaboración, en el siglo XVII. Desde el primer instante. Quienes hacían la réplica exacta tenían que fijarse en cómo era la original para hacer una reproducción fiel de la tela sagrada.

Villa de Santo Domingo de Silos. J.C.R.

La de Silos no es la única que hay en España, pero es una de las más exactas a aquella tela de hilo. En el mundo hay 52 copias y de ellas 18 están en España y entre las que destaca la burgalesa, así como la del monasterio de San Lorenzo de El Escorial o la de la parroquia de San Juan Bautista de Campillo de Aragón, en Zaragoza.

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El monje benedictino Juan Pedro Rodrigo recoge en su libro 'Recuerdo del Monasterio de Santo Domingo de Silos, su historia, su santo y moradores' -que data de 1916- como llegó al cenobio esta copia de la Síndone. El monje explica que «esta veneranda imagen» fue ofrecida al Abad Nicolás Meléndez (1637-1641) « por la noble señora doña Mariana Rendón».

El caso es que nadie conoce con certeza porqué llegó a Silos esta copia de la reliquia turinesa; al menos el benedictino burgalés no lo detalla en su libro. Sí se sabe que las copias de la Síndone eran regalos a personas ilustres y que Mariana Rendón le hizo a la Abadía este regalo en 1641.

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Los detalles

Rodrigo describe con detalle la sábana: «Lleva un ancho perizoma [cinturón o faja], apareciendo en los muslos y pantorrillas las heridas de la flagelación en forma de rectángulos estrechos y prolongados; tiene la herida del costado a la izquierda y la mano izquierda colocada sobre la derecha». La costumbre marca que la sábana pueda ser venerada por los fieles tras la misa mayor.

El monje benedictino, entusiasmado por la devoción que despertaba la sábana, valoraba mucho aquella ferviente devoción de la imagen de la Sábana Santa «por parte de los fieles de la comarca, que acuden actualmente, a veces en número de 8.000 personas, a venerarla el día de la Invención de la Santa Cruz, 3 de mayo». E invitaba a los religiosos a que «lejos de cercenar este culto y veneración, deben, a juicio nuestro, propagarlo y mantenerlo en su verdadero significado de devoción a la Cruz y Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, eje director y fin último de las devociones cristianas».

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Algunos de los romeros que acudían desde los pueblos cercanos a Santo Domingo de Silos, incluso lo tomaban como penitencia, antes de tocar los «sagrados hilos» de la copia de la Síndone. Portaban objetos religiosos, cruces, rosarios, estampas, relicarios… para ponerlos encima de la tela para que se llenaran de la energía de este icono.

La Síndone de Silos está custodiada en la sacristía y mide algo más de cuatro metros de larga y poco más de un metro de ancha. El cuerpo de Jesús aparece tintado de un color marrón anaranjado que puede ser resultado del humo de las velas o por el roce con objetos diversos, o por las dos cosas al mismo tiempo. Por ello la figura de Jesús parece agigantada o deformada.

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¿La auténtica es la de Silos?

Una leyenda dice que nada más recibir esta reliquia, los monjes llegaran al convencimiento de su autenticidad. Existía una leyenda que decía que Mariana Rendón pidió «que ambas sábanas, la original y la copia se tocaron y se mezclaron y le devolvieron equivocadamente la auténtica». «Así los recogía ya Castro en 1688, asegurando que se han hecho grandes experiencias para ver si es pintada, y después de muchas pruebas que los pintores han hecho, han confesado que es verdadera, o por lo menos milagrosa, sin que el pincel haya puesto mano en el lienzo».

Años después, esa misma afirmación la repetía «el abad Baltasar Díaz, quien como buen ilustrado y hombre de ciencia que era, encargará de nuevo a varios pintores. El estudio detallado de la sábana, entre ellos al padre mercedario, fray Gregorio Barambio, certificaron, sin ninguna duda, que la imagen del Salvador no era pintada, porque teniendo en cuenta su remota antigüedad, ya habrían desaparecido los pigmentos».

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Lignun Crucis

Junto a esta sorprendente reliquia hay otra tan asombrosa como la primera, Se trata de un trozo de madera, una astilla prácticamente, de la Santa Cruz.. Si de la Sabana conocemos su origen de este trozo de madera, nada se sabe. Sin embargo se especula que su procedencia puede estar en otro monasterio benedictino, el de Santo Toribio de Liébana, en Cantabria. Este Lignum Crucis estaba custodiado por un relicario muy apreciado. Ahora, y desde la Desamortización, luce uno más sencillo.

Pues este supuesto trozo de madera de la cruz de Jesús se venera junto a la Sábana Santa de Silos. Y se ofrece a los fieles en el día de la Cruz de Mayo, en torno al 2 de mayo, con las vísperas como explica el monje Juan Pedro Rodrigo Se hace la procesión de los Pasos «tanto por el interior del claustro del Monasterio como por las calles del pueblo, en manos del padre abad. Por la mañana del día 3, antes y después de la celebración de la eucaristía, se sacan las reliquias en procesión de nuevo».

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La Síndone de Turín

Según ha quedado plasmado en el sudario, el cuerpo que aparece en la tela fue tendido sobre la mitad de una tira y luego echaron por encima el sobrante de la tela y la doblaron por la cabeza. De esta manera presenta dos imágenes que se unen por la cabeza. Una parte representa el frente de la imagen y la otra, la parte de atrás del cuerpo.

La historia de la sábana es larga y, en ocasiones contradictoria. La leyenda cuenta que fueron los discípulos de Jesús quienes lo guardaron en un santuario de Jerusalén. De allí lo trasladaron los caballeros de la Orden de Jerusalén a Chipre, para evitar su destrucción.

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En 1898, Secondo Pia hizo el mayor descubrimiento histórico sobre la Sábana Santa: al fotografiarla descubrió que se trataba en realidad de un perfecto negativo, algo que nadie en mil novecientos años, de haber querido hacer una falsificación, podía haber previsto, explica el sindonólogo español Daniel Duque.

Piedras del palacio de Pilatos

César-Javier Palacios, en su tesis 'Patrimonio artístico y actividad arquitectónica del Monasterio de Santo Domingo de Silos (1512-1835)', de la Universidad de La Laguna hace un censo de obras pictóricas de Santo Domingo de Silos recoge una curiosa pintura que se encuentra en la sacristía de la capilla del baptisterio, un Cristo muerto en un oleo sobre lienzo de 2,05 metros de ancho.

Es otro «regalo de la madrileña Mariana Rendón, junto con la Sábana Santa, a cambio de dos misas cantadas a la semana, y que ya entonces estaba instalado en esta sacristía. En 1863, en la lista de pinturas destinadas a la Cartuja se le califica exageradamente como de extraordinario mérito. La donante dio al mismo tiempo, hacia 1641, una copia de la Sábana Santa de Turín y unas piedras que supuestamente pertenecían al palacio de Pilatos».

El cuadro, del Cristo muerto muestra su figura en tamaño natural tendido sobre una mesa o catafalco pétreo, la piedra de la unción, encima de un lienzo blanco –que quizá quiera representar al Santo Sudario también regalado por Rendón– y con la cabeza apoyada sobre una almohada. A ambos lados de la cabecera hay dos candeleros con sus respectivas velas encendidas, y junto a uno de éstos, dos clavos ensangrentados con los que Jesús habría sido crucificado, viéndose el tercero junto a sus pies. Detrás de Jesucristo también puede verse la corona de espinas, ya retirada de su cabeza.

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Silos, un centro de poder de la Tierra

Hay motivos para afirmar que nos encontramos en un lugar mágico. En este lugar de la provincia confluyen ciertas fuerzas que nacen de la tierra que lo convierten en lugar único en la Tierra. Por algo, el eremita Domingo decidió ubicar su templo en este sitio. Por ello, sobre esta sagrada tierra se levanta el claustro románico más bello de la cristiandad. Por ello también, Silos es el lugar donde por primera vez se veneró la Cruz, como así relata la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales.

En el «Leccionario de Silos, compuesto hacia el año 650», la Cruz de Mayo «aparece con el nombre de Dies Sanctae Crucis». Es el más «antiguo testimonio de su conmemoración en España, siempre poniéndola en relación con el hallazgo de Santa Elena», madre del emperador Constantino que halló el primer resto de la cruz en la que murió Jesús.

Es lugar mágico. En el Monasterio se puede visitar, el 20 diciembre, fiesta de Santo Domingo de Silos, la Cámara Santa donde murió el 20 de diciembre de 1073. Ahí se pueden observar tres coronas.

La leyenda dice que a la hora de morir, un ángel Santa María y Jesús le entregaron a Domingo tres coronas: «Estas coronas te las envía Dios por tus méritos. Yo, entonces, lleno de gozo, le respondí: -Por qué méritos me envía Dios tan rico galardón y tan dignos mensajeros? -La primera- responde el celestial mancebo -te la da Jesucristo porque, siguiendo sus pasos, abandonaste el mundo y sus halagos y abrazaste el estado religioso.

Esta segunda diadema te la envía el Señor por la restauración del monasterio de Cañas, dedicado a su Santísima Madre, y por la virginidad que has guardado toda tu vida. Si las quieres poseer en el cielo, debes perseverar hasta el fin en tus buenos propósitos. Finalmente, esta tercera corona de brillantes, la más preciosa de todas, te la tiene reservada el Señor porque desde los cimientos has de restaurar el monasterio de Silos, devolviéndolo a su antiguo esplendor y hermosura, y en premio también de las muchas almas que has de ganar para el cielo. Sé, pues, constante para que ellas ciñan tus sienes en la gloria».

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