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Las diez noticias imprescindibles de Burgos este martes 24 de junio
Cruz en el Páramo de Masa con una inscripción de la muerte de un niño. JCR
Burgos Misteriosa

Los símbolos de muerte y puertas del más allá que se encuentran en los descampados de Burgos

En centenares de lugares de la provincia existen estelas y cruces que recuerdan que en ese lugar alguien murió cuando no debía

Sábado, 7 de junio 2025, 09:18

Son signos que conmemoran la muerte de una persona en un descampado, fuera de los lugares reservados tradicionalmente como son los cementerios. Son puertas al más allá en lugares inhóspitos, sitios extraños en los que puede que las almas de los muertos queden por un tiempo atrapadas en la Tierra a la espera de trascender.

En esos lugares lucen estelas funerarias. Durante muchos años, siglos en ocasiones, estos vestigios no habían suscitado interés alguno ni se habían incorporado a las cartas arqueológicas de los lugares en los que están. En ocasiones, el afán por los restos de personas sin escrúpulos ha propiciado que desaparezcan de aquellos lugares en los que estaban.

El apogeo de las estelas cristianas se produjo durante la Edad Media. Sobre todo, entre los siglos XII al XIII. Algunas otras son modernas, de los siglos XIX y XX, como las cruces. Y todas están desperdigadas en sitios extraños, inhóspitos hoy, lugares en los que ha muerto alguien, alejado de su hogar. En las cruces y estelas suelen aparecer los nombres de las personas unidas a una oración o a un pequeño epitafio.

Las de la provincia de Burgos no suelen llevar caracteres escritos, son anepigráficas y se corresponden a las más primitivas; las que llevan texto son más modernas. La mayor concentración de estelas se localiza en las parameras al norte de Burgos.

Según el historiador Jacinto Campillo Cueva, en su estudio 'Las estelas epigráficas de época postmedieval en la provincia de Burgos', publicado en el Boletín de la Institución Fernán González, existen tres tipos de informaciones sobre estas estelas, «la investigación de campo, el registro de la tradición popular y el acceso a las fuentes escritas de los libros de difuntos».

Algunas de las cruces o estelas relatan hasta el modo de la muerte, como la que el autor del estudio descubrió en Montorio, casi ya en la comarca del Tozo, al noroeste de la provincia. En el camino al lado del cementerio, en el lugar conocido como el Corral del Monte, en su lado izquierdo, se yergue una estela en forma de disco de piedra caliza grisácea cuya superficie está cubierta por líquenes.

La cara que da al camino llevaba, siguiendo la orla periférica, tiene una inscripción pintada en negro, hoy casi totalmente perdida salvo algunos trazos ilegibles y la palabra RAYO. Campillo asegura que, a tenor de las informaciones de los lugareños, «alude a la muerte de Federico Díez López, fulminado por una exhalación hace más de 80 años» El reverso, al igual que el canto, es liso, aunque se aprecia una pequeña cruz incisa en un lado.

En la cruz de la fotografía de este texto, en la cruz del Páramo de Masa, aún recuerdo de niño como mi madre leyó esa inscripción que aludía a un niño, muy pequeño, muerto en ese lugar. Y el recuerdo hoy, muchos años después de aquello aún provoca un escalofrío al repensar esa anécdota… quien sabe si será un pensamiento obsesivo ya de por vida.

O en la estela de Pedrosa de Río Úrbel la trágica inscripción «aquí le mató el automóvil al niño Alejo de Roba Rojo. El 24 de julio de 1911 a los 5 años de edad». O en Santibáñez Zarzaguda en una piedra romboidal, una inscripción, muy deteriorada dice caridad por el alma del joven Gorgonio Mata Laredo, recuerdo de sus padres, que feneció el día 21 de marzo de 1904 a los 9 años de edad.

La cruz del Páramo de Masa. JCR

Y así en decenas de pueblos de la provincia de Burgos. Muchas de ellas se ubican cerca de los caminos. Campillo recuerda que todas las estelas responden a hechos luctuosos de naturaleza violenta con resultado de muerte. Se trataría, pues, de acontecimientos de carácter «extraordinario, muy llamativos e impactantes», bien por ser una muerte repentina ocasionada por causas naturales, por deberse a un accidente u otra circunstancia. En ningún caso, el levantamiento de estas lápidas conmemora el lugar de enterramiento del difunto, sino solo el recuerdo de su muerte.

Sentido de trascendencia

El doctor en Historia del Arte por la Universidad de Navarra Javier Zubiaur apunta que las estelas y las cruces «hablan por sí mismas de la mentalidad del hombre ante la muerte». Es decir, nos hablan del «hombre incontaminado, fiel a la tradición y al culto divino», que se sabe heredero de una serie de ritos y prácticas mortuorias y que por encima de todo lo mundano, no se olvida ni de sus muertos ni de que ha de morir.

La cruz tiene una morfología entendible. La cruz como lugar de sacrificio, de muerte y de resurrección… la más clara significación cristiana. Pero la estela discoidea, tal como hoy la vemos, «es el resultado de una larga evolución», cuyo punto de partida parece estar en el deseo de proporcionar «al muerto su imagen, para que pueda reencarnarse su alma errante»

Zubiaur habla de que la forma primitiva pudo ser «antropomórfica». Quiere esto decir que trataba de imitar con su silueta el contorno humano. «Así se explicarían las denominaciones que el vascuence da a estas piedras y que se traducen por 'el hombre', 'la cruz de cabeza negra y 'el hombre de piedra'», apunta.

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