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Daniel Innerarity: «La política tiene que ser una actividad inteligente, pero no siempre lo es»

GRUPO20 ·

El director del Instituto de Gobernanza Democrática alerta en GRUPO20 de que la gestión de la pandemia es «un gran fracaso de los gobiernos»

Laura Negro

Valladolid

Martes, 20 de octubre 2020, 09:01

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La pandemia que estamos atravesando nos ha sumido en una gran incertidumbre. Ha exacerbado las desigualdades ya existentes y ha menoscabado los logros económicos y sociales alcanzados por los países y sus ciudadanías. La del coronavirus no es solo una crisis sanitaria, económica y social. También es una crisis de gobernanza.

Las instituciones políticas se han visto superadas a la hora de detectar, enfrentar y prevenir las olas del virus. Ayer, El Norte de Castilla y quince de las empresas más punteras de Castilla y León, promotores del laboratorio de ideas GRUPO20, reunieron en un debate virtual a tres grandes expertos que analizaron el fenómeno disruptivo de la pandemia y cómo ha impactado sobre la gobernanza de la globalización. El debate, emitido en elnortedecastilla.es, Burgosconecta.es y Leonoticias.com estuvo protagonizado por Daniel Innerarity, catedrático de filosofía política y social, investigador ikerbasque en la Universidad del País Vasco y director del Instituto de Gobernanza Democrática, quien estuvo acompañado por la politóloga Cristina Monge, asesora ejecutiva de ECODES y profesora de Sociología en la Universidad de Zaragoza, Universidad por la que es doctora de Ciencias Políticas. También participó Manuel Augusto Martín de la Vega, doctor en Derecho con premio extraordinario por la Universidad de Salamanca, profesor Titular de Derecho Constitucional y director del Departamento de Derecho Público General de la Universidad de Salamanca.

«La normalidad es una larga cadena de crisis que nos pilla desprevenidos y que no somos capaces de anticipar y gestionar con eficacia»

DANIEL INNERARITY

En su exposición, Daniel Innerarity habló de la crisis de la pandemia y su «enorme dificultad para gobernarla bien». Dijo que se trataba de un «gran fracaso de los gobiernos» y la comparó con otras grandes crisis, como la climática, la de los refugiados, la del terrorismo internacional o la financiera. «Esto nos da a entender que la normalidad es una larga cadena de crisis que nos pilla desprevenidos y que no somos capaces de anticipar y gestionar con eficacia», apuntó. Lanzó al aire una propuesta para mejorar la democracia: «Pensarla en su complejidad».

«En España y en otros países como Estados Unidos, esta crisis nos pilla con un sistema político en el cual la confianza entre los actores está bajo mínimos»

DANIEL INNERARITY

La tesis fundamental que desarrolló es que los seres humanos entraron en la era industrial con un cerebro de la edad de piedra y una mentalidad «que tiende a identificar y resolver todos los problemas del mundo como problemas de relaciones entre causas y efectos». Al mismo tiempo, dijo que «estamos muy inclinados a buscar culpables, a pensar siempre en términos de moralización de los asuntos». Según concretó, estas dos maneras de pensar son las que nos impiden entender fenómenos de tipo complejo. Se centró en la crisis actual y señaló cómo las primeras interpretaciones fueron «causales, lineales y de una gran simplicidad. En España y en otros países como Estados Unidos, esta crisis nos pilla con un sistema político en el cual la confianza entre los actores está bajo mínimos, lo cual es un gran problema», dijo.

Democracia y gestión

Llegado este punto, lanzó a los oyentes una cuestión. Preguntó si las democracias son regímenes suficientemente capaces de gestionar este tipo de asuntos complejos o si, por el contrario, son mejores para ello los sistemas de tipo autoritario como el de China. Él mismo se contestó. Sostuvo que las democracias liberales «son sistemas que son mejores por sus valores y por su inteligencia. En un sistema político en el que fluye la información y hay capacidad de crítica, se cometen menos errores que en los autoritarios, donde la información fluye de manera muy limitada de la periferia al centro», expuso.

«La política tiene a veces una obsesión por dar órdenes en lugar de aprender en escenarios de complejidad y ante situaciones inéditas»

DANIEL INNERARITY

«Creo que la política tiene que ser una actividad inteligente, pero no siempre lo es». Y no lo es, explicó, porque «la política tiene a veces una obsesión por dar órdenes en lugar de aprender en escenarios de complejidad y ante situaciones inéditas. Esa dificultad de desarrollar políticas inteligentes también se debe a que estamos actuando en el cortísimo plazo y lo que en el corto plazo puede parecer razonable, en el medio y largo plazo puede no serlo». También apuntó que «los comportamientos de muchos actores pueden generar un resultado estúpido para todos, donde todos nos hagamos un tremendo daño». Éstas son las razones que según Innerarity, ponen de manifiesto que nuestro sistema político, «que potencialmente es mucho más inteligente y capaz de gestionar problemas complejos como éste, ha mostrado una gran debilidad», concluyó.

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