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Reunión de ambas delegaciones. Afp

La hermana de Kim Jong-un invita al presidente surcoreano a una cumbre en Pyongyang

La distensión por los Juegos Olímpicos de Invierno ha traído su histórico encuentro, que descoloca la mano dura propugnada por EE UU con las sanciones internacionales

PABLO M. DÍEZ

ENVIADO ESPECIAL A SEÚL

Sábado, 10 de febrero 2018, 08:17

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Tras la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Corea del Sur, a la que asistió, la hermana del dictador norcoreano Kim Jong-un se ha reunido este sábado con el presidente del país, Moon Jae-in. Fruto de la distensión que han traído dichos Juegos, Kim Yo-jong ha invitado al presidente Moon a una cumbre en Pyongyang “tan pronto como sea posible”, según informa la agencia Yonhap.

“Al entregar una carta de Kim Jong-un, presidente de la Comisión de Asuntos de Estado, en la que destacaba su voluntad de mejorar las relaciones entre el Norte y el Sur de Corea, la enviada especial Kim Yo-jong le dio verbalmente a Moon una invitación especial para visitar el Norte en el momento más apropiado para él”, anunció la portavoz de la Casa Azul, la oficina presidencial surcoreana. Una invitación a la que Moon respondió positivamente: “Hagamos que suceda creando las condiciones necesarias en el futuro”. Entre ellas, señaló en su encuentro con Kim Yo-jong, destacó “la pronta reanudación del diálogo entre Estados Unidos y Corea del Norte, necesario para el desarrollo de las relaciones con el Sur”.

Para avanzar en el deshielo entre ambos países, que llevan separados desde hace siete décadas, Kim Jong-un ha enviado una delegación de altos cargos encabezada por el presidente del Parlamento y jefe de Estado honorario, Kim Yong-nam. Pero quien lleva la voz cantante es su hermana, Kim Yo-jong, que es su número dos y ha traído este mensaje personal invitando al presidente Moon a una cumbre en Pyongyang para seguir avanzando hacia la distensión. Las imágenes ofrecidas por la televisión mostraron a Kim Yo-jong con una carpeta azul con un sello oficial que contenía la carta de su hermano.

A las once de la mañana (tres de la madrugada en España), un sonriente Moon le daba la bienvenida a la Casa Azul, la residencia presidencial. Era el encuentro de más alto nivel que acogía el Sur, ya que en el pasado se han celebrado dos cumbres de sus dirigentes en Pyongyang, una en 2000 y otra en 2007. “Tuvo que ser duro ayer para usted por el frío”, le dijo a la hermana del caudillo norcoreano, refiriéndose a las gélidas temperaturas que se registraron durante la apertura de los Juegos Olímpicos de PyeongChang, donde Kim Yo-jong se sentó detrás de él en el palco de autoridades. “Estuvo bien porque usted, señor presidente, tuvo la amabilidad de ocuparse de nosotros”, le devolvió ella el cumplido, según informa la agencia Yonhap.

En un encuentro que ya puede calificarse como histórico, era la primera visita al Sur de un miembro de la familia Kim, que lleva tres generaciones gobernando el Norte con puño de hierro. Además, esta reunión tiene lugar después de dos años de constante tensión militar debido a los lanzamientos de misiles y ensayos nucleares del régimen estalinista de Pyongyang. Impensable hace solo dos meses, entre las dos Coreas se ha abierto una etapa de acercamiento que ha dejado descolocado a Estados Unidos, donde el presidente Trump aboga por la mano dura y las sanciones internacionales para que Kim Jong-un renuncie a su programa de armas atómicas.

Así quedó claro durante la apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno, a la que también asistió el vicepresidente Mike Pence. Aunque se sentó a pocos pasos de Kim Yo-jong, situada a su espalda, evitó en todo momento el contacto con la delegación norcoreana. De hecho, ni siquiera saludó al presidente del Parlamento, Kim Yong-nam, cuando acudió a la cena de gala ofrecida a los mandatarios invitados, de la que se marchó a los cinco minutos para no tener que sentarse en la misma mesa que él.

“EE.UU. no permitirá que la farsa propagandística del régimen norcoreano salte al escenario mundial sin ser rebatida. El mundo no puede hacer la vista gorda con la opresión y las amenazas del régimen de los Kim”, tuiteó Pence el sábado mientras algunos medios surcoreanos criticaban su desplante a los gestos conciliadores del presidente Moon.

Desde que este ganó en mayo las elecciones al partido conservador, hundido por la corrupción, ha insistido en sus llamamientos al diálogo a Corea del Norte. Pero durante todo el año se encontró con los ensayos de misiles de Kim Jong-un, que en septiembre llevó a cabo su sexta y más potente prueba nuclear. De manera sorprendente, el caudillo norcoreano respondió finalmente a sus apelaciones en su discurso de Año Nuevo, aprovechando los Juegos Olímpicos de Invierno para retomar el contacto con el Sur. A tenor de algunos expertos, Kim Jong-un se ha visto finalmente forzado a este deshielo por el endurecimiento de las sanciones de la ONU contra su desafío nuclear, que empiezan a asfixiar a su régimen.

Cierto o no, fruto de esta distensión ha sido el desfile conjunto de las dos Coreas durante la inauguración de dichos Juegos y la visita de la delegación enviada por Kim Jong-un. En ella también figuran Ri Son-gwon, responsable de los asuntos intercoreanos, y Choe Hwi, presidente del Comité para la Guía de los Deportes. Tras la reunión oficial, todos ellos comieron con el presidente Moon en un almuerzo en el que se sirvieron platos tradicionales de la provincia de Gangwon, donde se celebran los Juegos de Invierno. Como no podía ser de otra manera, no faltaron el “kimchi”, el tradicional repollo fermentado y picante, ni los brindis con “soju”, el fuerte licor de arroz que, por encima de cualquier ideología, une a las dos Coreas.

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