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La etarra cuya hija fue apuñalada por el padre, en libertad definitiva

La etarra cuya hija fue apuñalada por el padre, en libertad definitiva

Sara Majarenas se encontraba en segundo grado desde que hizo pública una carta en la que renegaba de su pasado en la banda

ÓSCAR B. DE OTÁLORA

Lunes, 9 de abril 2018, 16:30

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La expresa de ETA Sara Majarenas, cuya hija menor de edad fue acuchillada por su padre en enero del año pasado, ha quedado en libertad definitiva este lunes tras cumplir íntegramente su condena de 13 años de prisión por integración en la organización terrorista. La interna se encontraba en segundo grado penitenciario y había sido trasladada a Madrid para que pudiera finalizar su tiempo de ingreso en prisión cerca de su hija, que residía en un hogar de acogida para menores en la capital de España. Para ello, Majarenas remitió en marzo de 2017 una carta a la Audiencia Nacional en la que rechazaba su relación con la banda.

Sara Majarenas fue detenida en 2005 como integrante del 'comando Levante', que tenía como objetivo cometer atentados en la Comunidad Valenciana. La Audiencia Nacional le condenó a 13 años. En enero de 2017 la niña se encontraba con su padre, un ciudadano griego de origen etíope al que Majarenas había conocido en prisión, y éste la apuñaló. El agresor, en proceso de separación con Majarenas, se entregó a la Policía y confesó que había matado a su hija. Cuando los agentes acudieron al domicilio encontraron a la niña con un cuchillo clavado en el tórax. Los médicos consiguieron salvar la vida de la pequeña.

Beneficios penitenciarios

Tanto instituciones penitenciarias como los órganos judiciales de la Audiencia Nacional comenzaron a conceder algunos beneficios a Majarenas para que consiguiera estar cerca de la pequeña mientras se curaba de sus heridas en el hospital. La Audiencia Nacional, en este sentido, estableció que la reclusa permaneciese junto a la niña «el mayor tiempo posible y cuantas veces se consideren necesarias en interés de la menor». Uno de los problemas del caso era que la prisión de Valencia en la que cumplía condena no disponía de un centro para hijos de las reclusas.

La familia de la terrorista y Sortu, mientras tanto, iniciaron una campaña para exigir la libertad de la presa en atención a su situación. A esta iniciativa se sumaron todos los partidos vascos salvo el PP. La situación experimentó un giro en marzo, cuando Majarenas envió una carta a la Audiencia Nacional en la que renegaba de su pasado violento. Para entonces la niña se encontraba en Madrid, en un hogar de acogida de la Fundación Padre Garralda-Horizontes Abiertos. Tras su misiva, el juzgado de Vigilancia Penitenciaria permitió que la presa fuera trasladada a Madrid y que permaneciera el mayor tiempo posible junto con su hija.

En otoño del año pasado se iniciaron una serie de movilizaciones en el País Vasco para que la presa fuera trasladada a Euskadi y la niña pudiera escolarizarse en un ikastola de San Sebastián. Mientras tanto, el tiempo fue pasando hasta que hoy ha quedado en libertad definitiva.

La carta de redención de la etarra

Esta es la misiva que la etarra escribió para conseguir beneficios penitenciarios: «Yo, Sara Majarenas Ibarreta, reconozco el daño causado por la organización ETA y, ante esta institución y públicamente si fuera necesario, me comprometo a no utilizar vías violentas sino únicamente vías pacíficas. No pertenezco ni perteneceré a ETA. Asimismo, como víctima que también soy ahora mismo, me comprometo a trabajar por la reparación de toda clase de víctimas y a sanar las heridas causadas por cualquier tipo de violencia. También la de ETA. Y para que no quede ninguna duda, mi único objetivo y mi única prioridad es estar junto a mi hija y repararnos mutuamente. En el presente y en el futuro».

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