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Iglesias, Montero y Echenique. Efe
Iglesias mide sus fuerzas con los barones tras el descalabro del 26-M

Iglesias mide sus fuerzas con los barones tras el descalabro del 26-M

El líder de Podemos reúne este sábado a su Consejo Ciudadano con el objetivo de pacificar a los críticos que piden su cabeza

Ander Azpiroz

Madrid

Viernes, 7 de junio 2019, 16:40

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Pablo Iglesias se reunirá el martes con Pedro Sánchez para tratar de arrancar al presidente en funciones la entrada de Unidas Podemos en un Gobierno de coalición. Pero antes de librar esa batalla, el líder de Podemos deberá imponer el orden dentro de sus propias filas.

Iglesias se enfrenta este sábado a uno de sus Consejos Ciudadanos más complicado desde que se hizo con las riendas del partido. Y es que en el máximo órgano de la formación entre asambleas ciudadanas, el secretario general deberá hacer frente a unos barones territoriales que fueron vapuleados el 26-M. Hasta los más fieles al líder nacional exigen una profunda autocrítica y un cambio de rumbo para evitar que Podemos, ahora subalterno del PSOE en todos los gobiernos a los que aspira la izquierda salvo Barcelona y Cádiz, caiga en la irrelevancia política.

Los más osados entre los líderes territoriales abogan directamente por un relevo en la cúpula del partido. Señalan al propio Iglesias e Irene Montero. Lo han hecho, por ejemplo, desde la federación andaluza, controlada por la anticapitalista Teresa Rodríguez, o el jefe de la formación en Aragón, Nacho Escartín. Otra de las voces que se ha sumado al grito de renovación es Ramón Espinar, uno de los exdirigentes mas próximos a Iglesias en el pasado. Pero una cosa son los deseos de los barones rebeldes y otra los planes de su jefe de filas, quien no ha dado hasta el momento ningún síntoma de querer dar un paso al lado. Más aún cuando vislumbra en el horizonte algún ministerio que, al menos por ahora, el PSOE se resiste a entregarle.

Iglesias sí ha dado un golpe de timón en la Ejecutiva al relevar a Pablo Echenique como secretario de Organización. No ha habido purga, se insiste desde la dirección nacional. Pero el caso es que la sustitución de Echenique por el canario Alberto Rodríguez ha sido muy bien acogida por algunos barones a los que el primero trató de atar en corto desde que en marzo de 2016 sustituyó en el cargo a Sergio Pascual. «Es sano que abordemos cambios en nuestras estructuras para adaptarnos mejor a la nueva época y hagamos un trabajo mejor», afirmó este viernes Echenique en RNE en un intento de descartarse como cabeza de turco.

Estas rotaciones, sin embargo, tienen un límite. Y éste está fijado en Pablo Iglesias, el «máximo capital político» de Podemos, según zanjó el exsecretario de Organización. Los números le respaldan. Su 14,3% de los votos en las generales superó con creces el 6,8% de apoyos a los cabeza de lista regionales. En el círculo más cercano de Iglesias se da por descontado que fue la acertada campaña que protagonizó el candidato a la Moncloa la que evitó males mucho mayores el 28 de abril.

Vistalegre 3

La gran incógnita en este Consejo Ciudadano gira en torno al posible adelanto de una Asamblea Ciudadana, prevista inicialmente para 2021. Un Vistalegre 3 es precisamente lo que exigen los críticos para refundar el partido. Iglesias también podría usar esta baza para someterse de nuevo al escrutinio de las bases. El secretario general ha perdido apoyos en las últimas consultas que ha convocado, especialmente la que le ratificó a él y a Irene Montero al frente de Podemos tras la polémica por la compra de su chalet. No obstante, con Errejón fuera de la formación, no parece que ningún dirigente pueda plantarle cara con unas mínimas garantías de éxito. Aún así, Echenique, aún cercano al secretario general, se mostró este viernes partidario de no mantener un debate de tal envergadura en el futuro próximo.

La Asamblea Ciudadana puede ser convocada por el secretario general, el Consejo de Coordinación, una mayoría cualificada de tres quintos del Consejo Ciudadano, un 25% de las personas inscritas en Podemos o un 30% de los círculos activos. De esta forma, aunque Iglesias se niegue a adelantarla, los críticos podrían tratar de buscar otras vías para que se celebre.

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