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Los protagonistas de 'El refugio atómico'. RC

Crítica de 'El refugio atómico': la fórmula se ha agotado

Los responsables de 'La casa de papel' vuelven al menú de Netflix con un catálogo de clichés que ofrecen síntomas de un claro agotamiento. Un grupo de gente pudiente se esconde en un búnker de lujo huyendo de la Tercera Guerra Mundial

Martes, 30 de septiembre 2025, 17:35

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'La casa de papel' fue un fenómeno de carácter internacional en el ámbito audiovisual prácticamente irrepetible, entre otras razones porque las series siguen interesando mucho al gran público, pero no con la misma pasión. El furor ha perdido intensidad. La producción española rompió récords y sus máximos responsables supieron estirar el chicle. De hecho, ya está rodada la segunda entrega del spin-off del exitoso título con el personaje de Berlín como protagonista, interpretado por Pedro Alonso, uno de lo artistas invitados estos días en la Comic-Con de Málaga, donde hay que pasar por caja para hacerse una foto o conseguir una firma del conocido actor. Las mentes tras el pelotazo de Netflix se ganaron una merecida carta blanca con el popular servicio en streaming para levantar otros proyectos que no han conseguido los mismos resultados, entre ellos la tremebunda 'Sky rojo'. La fórmula consiste en fusionar ideas preexistentes, agitar varias referencias en la coctelera, con la intención de que parezca algo nuevo con una determinada estética. El esquema no siempre funciona y la prueba es su nueva propuesta, 'El refugio atómico', un refrito de series como la estimable 'Silo', disponible en Apple TV, o 'Fallout', la notable adaptación del videojuego, presente en el caótico catálogo de Primer Video.

Si 'La casa de papel' tiraba de películas de atracos como 'Plan oculto', de Spike Lee, con Denzel Washington a la cabeza del reparto, vistiendo a los personajes principales con buzos rojos después del color amarillo de las presas protagonistas de 'Vis a vis', 'El refugio atómico' tira por el naranja como vestimenta (después del rosa de 'El juego del calamar', porque el cruce de ideas se contagia a kilómetros de distancia). De nuevo la acción transcurre en un espacio cerrado, con algunos flash-backs y ciertas subtramas en paralelo en el exterior. No es una premisa que nos llame especialmente la atención. Hay filmes a mansalva, buscando abaratar costes, que tiran de esta receta, sin ir más lejos la fallida 'Big Bug', de Jean-Pierre Jeunet, impulsada también por Netflix.

En esta ocasión la excusa para reunir a un grupo de gente entre pocas paredes es un conflicto mundial que acaba, teóricamente, en la Tercera Guerra Mundial. Huyendo de la catástrofe, varias familias ricachonas consiguen, a golpe de chequera, salvar el pellejo, tras un ataque nuclear, acomodándose en una zona de búnkers perfectamente preparados para sobrevivir al apocalipsis.

'El refugio atómico' juega con las cartas marcadas, con estratagemas que han tenido un recorrido efectivo en otras series precedentes, pero el tren no logra coger la misma velocidad. El reparto coral no está especialmente inspirado, encorsetado por unos diálogos artificiosos. Los conflictos expuestos, los problemas afectivos, atienden a un listado de obviedades que, a estas alturas como seriéfilos curtidos, no resultan contundentes (ni suficientes). El ritmo se resiente en cada entrega y hay un problema claro en la idea de base. Se desvela, en un giro importante, poniendo de golpe toda la carne en el asador, un escenario inesperado -aunque probablemente previsible para algunos espectadores avispados-, que da pie a un poderoso ciffhanger al final del primer capítulo que deviene un subidón momentáneo, malgastando demasiado pronto un cartucho vital para enganchar a la audiencia. A partir de este hecho, el espectáculo decae, con algunos momentos en los que la diversión asoma la cabeza para coger aire pero vuelve a hundirse sin remedio. Estereotipos por aquí, clichés por allá, hay fórmulas que se agotan. El ingenio no brilla, es necesario un golpe en la mesa en el maravilloso mundo de las series.

El casting de 'El refugio', un culebrón encerrado, pero sin movimiento, a diferencia de 'Snowpiercer' -otra influencia-, está encabezado por Miren Ibarguren, Carlos Santos, Pau Simón, Alicia Falcó, Álex Villazán, Natalia Verbeke, Joaquín Furriel, Montse Guallar, Vito Sanza, Omar Banana, Miguel Garcés… Quizás el truco para mejorar el resultado pasa por aceptar el filtro histriónico de 'La que se avecina'. Rara vez falla su tono delirante. Ahí está 'Muertos S.L.' arrasando sin verlo venir.

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