«Ves que se va a alargando y no sabes si el esfuerzo va a servir o nos vamos a ahogar en la orilla»
Domingo Hernández, propietario de casa rural en Urrez ·
Domingo Hernández asegura que el panorama es desolador, que se están asfixiando pero confía en remontar en verano | Ha apostado por invertir en promoción para atraer a clientes, que son el motor económico del medio ruralLos negocios de turismo rural, sobre todo los pequeños, no gozan de gran estabilidad económica. «Vivimos a golpe de fechas», afirma Domingo Hernández, «somos la hormiguita que intenta recoger todo lo que se puede cuando vienen bien dadas para esos largos periodos, como el primer trimestre del año», que son muy flujos. Se trabaja duro en verano, en El Pilar, los Santos, la Constitución y Navidad para tener margen de maniobra hasta las primeras reservas de primavera. Es la lógica del negocio, pero la pandemia de la covid-19 lo ha alterado completamente.
«El panorama es desolador», apunta este propietario de una casa rural en Urrez, que lleva funcionando al ralentí desde el pasado mes de marzo. Cuando se decretó el Estado de Alarma, con el confinamiento domiciliario, se anularon todas las reservas. A partir de ahí, la actividad se paralizó hasta el verano, al que se llegó con «grandes expectativas». «Fue un verano relativamente bueno pero sin ser algo excepcional», admite, pues julio arrancó muy tarde y, aunque agosto fue mejor que otros años, en septiembre el turismo volvió a frenarse.
Y «nos hemos plantado en enero» tras haber «perdido» todos los puentes de fin de año, por los confinamientos y las restricciones. Y las Navidades, que son fechas de reuniones familiares, amplias, con gentes de diferentes procedencias. Ahora, Castilla y León está confinada perimetralmente hasta mayo, así que «también damos por perdidos la Semana Santa, el puente de Castilla y León y el de 1 de mayo, porque no van a poder venir los clientes de fuera de región, que son los principales turistas; el turismo de interior es bajísimo», se lamenta Domingo.
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Domingo asegura que están capeando el temporal como pueden. El negocio es su principal fuente de ingresos, así que la economía familiar se resiente. En su caso, cuentan con el trabajo estable y bien remunerado de su mujer, así que «familiarmente vamos tirando, pero si mi mujer y mis hijos tuvieran que estar viviendo de lo que yo recibo ahora estaríamos más que justos», admite. Y es que si no se trabaja, tampoco se factura, pero los recibos se tienen que seguir pagando: la luz, el agua, la conexión a internet, los residuos, las basuras, el IBI... llegan puntualmente.
«Miras todas las convocatorias de ayudas», pero no todas se han podido solicitar. Por ejemplo, algunas convocatorias están ligadas a la petición de créditos, pero «cuando no tienes ingresos, cómo vas a pagar un crédito». Además, tampoco tienen cabida las grandes reformas, explica Hernández. Durante el primer confinamiento ellos aprovecharon para hacer pequeñas reformas, arreglos pendientes, para pintar... pero ahora ya no hay más que hacer. «Lo que necesitamos es dinero para el día a día, para pagar los recibos y seguir el mantenimiento de la casa», reconoce.
Promoción
En su casa rural se ha hecho una apuesta por la promoción y, aprovechando las ayudas de Sodebur para la digitalización, han invertido en la realización de un vídeo, en publicidad... «La Semana Santa ya la damos por perdida, el próximo objetivo es el verano y estamos gastando en promoción para estar preparados para cuando vengan los clientes», asegura. Sin embargo, ahí sigue la incertidumbre. «Ves que se va a alargando y no sabes si todo el esfuerzo va a servir para algo o nos vamos a ahogar en la orilla».
Domingo Hernández recuerda que «el turismo rural dinamiza mucho la economía de la provincia. El 90% de los clientes vienen en coche, son grupos importantes, compran en la tienda, van a tomarse un café al bar, a comer en un restaurante, tienen que echar gasolina, tienen que ir al taller de la zona... dinamizan la economía del entorno». Así que, como consecuencia de las restricciones ocasionadas por la pandemia de la covid, «los clientes que no tenemos no están haciendo el efecto tractor sobre el comercio y la hostelería de la comarca».
Por ese motivo, Hernández reclama más apoyos de las administraciones y, sobre todo, que se tramiten de manera ágil. «El sector del turismo rural, cuando pedimos no suelen ser ayudas directas, sino para promoción. En este caso, sí necesitamos ayudas directas porque estamos asfixiados, porque son las medidas políticas las que están impidiendo que la gente se mueva y están creando la crisis económica». Hernández espera que las administraciones tengan en cuenta que «si las medidas políticas causan un daño económico, tienen que compensar a los sectores más afectados».