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Juantxo Skalari & La Rude Band en el escenario del Alpaka Fest. Aythami Pérez Miguel

Alpaka Fest: el festival que transforma un pueblo de Burgos en epicentro de música, cultura y resistencia rural

Con más de 160 habitantes volcados en su organización, Alpaka Fest demuestra desde Burgos que la cultura también late en lo rural: música, tradición, activismo y comunidad sin edad

Lunes, 4 de agosto 2025, 10:41

La tercera edición del Alpaka Fest, ese festival altruista, voluntario y que va más allá de la música organizado desde un pequeño pueblo de Burgos, Hacinas, ha concluido. Miles de personas pasaron durante los dos días que dura por la campa de la ermita de Santa Lucía gracias a la implicación de todo un pueblo, de sus vecinos y allegados de todas las edades.

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El círculo se cerró pasadas las 4 de la madrugada del domingo 3 de agosto cuando Sanguijuelas del Guadiana se bajó del escenario del Alpaka Fest. El cierre del festival a cargo de este grupo tenía todo el sentido, ellos son resistencia rural, conexión y creatividad desde la raíz. De hecho, uno de los carteles que adornaba la campa del festival ya lo decía: «Tus raíces, las mías, las de todos».

Siguiendo estos carteles se describe perfectamente lo que quiere ser y lo que es Alpaka Fest: «Solos somos un pueblo, juntos, una comarca». La Asociación Juvenil Alpaka, organizadora del festival, consigue agrupar a vecinos de todas las edades para que se pongan detrás de las barras, para que monten y desmonten, para que den forma a un festival que, como decía uno de los asistentes, muchos no esperan: «cuando pagué 15 euros por la entrada, esperaba encontrarme un festival de 15 euros, no este gran despliegue».

Llega la música

Ese gran despliegue había comenzado mucho antes, con la preparación y organización del festival, pero empezó a desbordar el viernes 1 de agosto con la apertura del recinto. Y el círculo de reivindicación de las raíces y lo rural comenzó a dibujarse con el cantautor burgalés Daniel Guantes. Le siguieron Collado Project y su trabajo por expandir más allá de su tierra su folclore.

Después, fue el turno de la energía desbordante de Skaifas, jugando en casa y entregándose como nadie. Y, seguidamente, más artistas burgaleses, Nacho Pistacho. Ultraligera creo luego su universo propio de rock alternativo y dejó paso a la joven banda de La Roca del Vallés, Periferia, una descarga de rock urbano y punk que tan bien sentó. Pierre May cerró la noche.

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Imagen del público asistente al Alpaka Fest. A.P.M.

Más allá de la música

Pero Alpaka Fest es más que música, como reza una letra del cabeza de cartel: Juantxo Skalari & La Rude Band, 'Rude Control': «algunos, dinero quieren hacer, para nosotros, la música es placer». Alpaka Fest es medio rural trabajando por el medio rural. Por eso, el sábado por la mañana tuvo lugar Alpaka Emprende, un espacio para compartir, inspirarse y conocer de cerca a personas que trabajan por lo rural desde lo rural.

Además de reservar la mañana del sábado para otras actividades como, por ejemplo, un free tour por el pueblo y, por supuesto, más música, dos conciertos a cargo de Modelo y Delameseta.

Y más música

La tarde del sábado la inauguró Mi Perro el Polítiko, lo que el festival denominó «su propia destrucción», una banda de la comarca que «huele a gasolina, óxido y gato mojado», fuera del recinto. Después, ya en la campa fue el turno de Sioqué, otra banda burgalesa de rock alternativo con la voz rasgada de Marina López. Y si alguien representa lo rural, Castilla y sus tradiciones estos son El Nido, que fueron los siguientes en sorprender con sus instrumentos, su fiesta y su folclore.

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Imaginen un atardecer naranja mientras la música sigue y el sol se pone por detrás del escenario. Un momento que podría reblandecer al más duro. Así llegaba The Son of Wood al Alpaka, otra banda de Castilla, que apuesta por su tierra. Letras crudas y realidades identificables en la España vaciada.

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Más imágenes del Alpaka Fest. A.P.M.

A las 23 horas Juantxo comenzaba a demostrar que Rudi no ha muerto, sigue despierto. La gira del 30 aniversario de Juantxo Skalari & La Rude Band los ha traído hasta Hacinas, donde cientos de personas tuvieron el privilegio de bailarle, de bailar con un referente absoluto del ska estatal e internacional. Emoción en estado puro con sus buenas dosis de reivindicación.

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La nueva gira de Itaca Band también los ha traído hasta el Alpaka para ir cerrando el círculo que se completó con Sanguijuelas del Guadiana. Raíces, amor por su tierra y sus antepasados, pero también mucha mezcla de rural y moderno, uno de los grupos del momento que el viernes 8 de agosto actuará también en el Sonorama. Revolá es su primer disco, donde hacen de su pueblo su bandera, donde la nostalgia rural se mezcla con una rave flamenca.

Trabajo colectivo, implicación sin edades

Así acaba la apuesta colectiva de una zona rural: el Alpaka Fest. Miles de personas han pasado por este pueblo de Burgos para gozar de algo que muchos asistentes saben que es único: «me da miedo que se masifique porque se está tan bien aquí», reconocía otra mujer del público.

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Pero la esencia del Alpaka está bastante clara. La organización invita a que sea partícipe gente de todas las edades. Los mayores ocupan las alpacas al principio, pero cuando las piernas piden tregua, también lo hacen los jóvenes. Niños corretean por la campa y juegan mientras sus padres esperan escuchar los acordes del grupo. Todos encuentran su hueco en el Alpaka, todos tenemos nuestro hueco donde están nuestras raíces.

Cuando se habla del medio rural se puede caer en el error de concepción de considerarlo un ente. El medio rural son pueblos con idiosincrasias totalmente diferentes, no todos precisan lo mismo, no todos ofrecen lo mismo. El medio rural no es nada sin su gente, esa que consigue montar un festival de miles de personas en un pueblo de 160 habitantes. El domingo Hacinas dejó de sonar a festival, seguramente, cuando acabé agosto y llegue la rutina del otoño, dejará de sonar un poco más, el invierno suele aletargar los pueblos, pero no dejan de latir.

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Las iniciativas que surgen desde lo rural lo demuestran, los pueblos tienen mucho que ofrecer, y hay que apoyarlas porque solos no podemos ni con la felicidad.

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