A bordo de una biblioteca ambulante por la provincia de Burgos
Los cuatro bibliobuses que recorren la provincia de Burgos prestan un servicio intergeneracional. Desde el año 1983 funciona este servicio que tiene futuro. Nos montamos en uno de estos autobuses para hacer una de sus 60 rutas
La cultura, más allá de las pantallas, llega a muchos pueblos de la provincia de Burgos sobre ruedas. A bordo de esos conocidos bibliobuses. Un servicio que en la provincia burgalesa funciona desde 1983 y que está completamente asentado.
En el año 2022 los cuatro bibliobuses de Burgos visitaron 213 municipios en 60 rutas y tras recorrer unos 30.000 kilómetros cada uno de ellos. Así se consiguió llegar a una población de unas 50.930 personas.
La cultura es uno de esos elementos que nos ayuda a sobrellevar el día a día, nos acompaña en la inmediatez, pero también deja un poso en nosotros para el futuro, un poso de reflexión, conocimiento, aprendizaje. El medio rural burgalés, por su particularidad, cuenta con pueblos más aislados, con poca población, lugares donde los servicios culturales no existen. Pero hasta allí llega el bibliobús.
Nos subimos en uno de estos vehículos para conocer cómo es llevar la biblioteca hasta los pueblos. En el 2022 los cuatro bibliobuses realizaron 39.676 préstamos. En todos ellos, los préstamos infantiles superaron a los préstamos adultos. Las paradas en los colegios e institutos tienen una importancia clave.
En total, los cuatro bibliobuses de Burgos cuentan con unos 64.250 volúmenes y en el año 2022 se incorporaron 2.555. Pero como comenta Ramiro, conductor de uno de estos vehículos, «el fondo bibliotecario está muy actualizado, se renueva constantemente. En mi autobús llevamos unos 3.000 volúmenes. Si nos piden algún libro y no lo llevamos, lo cogemos y se lo guardamos para cuando volvamos».
A bordo del bibliobús
En la ruta que compartimos con uno de los bibliobuses nuestro conductor es Ramiro. Hoy acude a Belorado y Pradoluengo. Aquí solo para en el colegio para los niños del transporte escolar, ya que estos pueblos cuentan con biblioteca. Después va a Redecilla del Camino y Castrillo del Val, pueblos sin biblioteca donde el servicio es disfrutado por adultos y, cuando no están en el colegio, también por niños. Aunque estos jóvenes podrán usar el bibliobús en sus centros escolares, cuando este haga parada allí.
Todo está pensado para que el servicio de biblioteca lo disfruten desde niños hasta mayores. Así lo explica el conductor Ramiro: «En los pueblos en los que hay colegio, pero no hay biblioteca, salen todos los alumnos. Ahí solemos hacer dos paradas, una en la plaza y otra en el colegio. Pero en los pueblos en los que hay colegio y biblioteca solo vienen los alumnos del transporte escolar. Porque así estos disfrutan del servicio porque a los pueblos donde viven habremos ido por la mañana y ellos están en el colegio».
Así los niños salen unos minutos de clase, devuelven sus libros o películas, los renuevan en caso de necesitar más tiempo y eligen su próxima 'víctima' a devorar. Lo mismo hacen los adultos. «Tenemos de todo, desde libros infantiles hasta libros para adultos, abarcamos todas las edades. Novelas, guías de viaje, revistas, libros infantiles, películas para todas las edades, libros de medicina, psicología, horticultura. La oferta es muy variada», asegura Ramiro. Incluso el profesorado coge libros y películas para trabajar con el alumnado en clase.
Servicio con pasado y futuro
Este conductor confirma que este es un servicio con «pasado y futuro». Él lleva 27 años en este servicio y confirma que el préstamo de libros sigue aumentando. «Tuvimos incertidumbre al principio con el libro electrónico, pero no ha sido así», confirma. «Es un buen servicio, que funciona bien. A los niños les gusta mucho. Desde los tres años les hacemos el carné, que es único para todas las bibliotecas públicas de Castilla y León», explica Ramiro.
El bibliobús es un servicio intergeneracional. Se crea afición e interés por la cultura desde pequeños. Desde el colegio se impulsa a consumir libros, películas, revistas o cómics. Se crea esa afinidad. Es un mecanismo para fortalecer los hábitos culturales y estos se refuerzan con este servicio que se sigue ofreciendo cuando esos niños ya son adultos y tienen esa inquietud cultural desde pequeños.
En ruta
La jornada empieza en Burgos. Desde donde parte el bibliobús y llega a las 9 horas al colegio de Belorado. Es cuando empiezan a salir por turnos los alumnos del transporte escolar, porque Belorado es un pueblo con biblioteca. También acuden profesoras para devolver y coger libros con los que trabajar con sus alumnos.
«En Belorado la parada es larga, en el colegio hay bastantes niños del transporte escolar y también atendemos al profesorado», explica Ramiro. De aquí parte a Pradoluengo, donde la parada es más corta y también exclusivamente en el colegio porque es un pueblo con biblioteca. Aquí hay menos alumnos del transporte escolar, al tratarse de un centro más pequeño, por lo que la parada del bibliobús lleva menos tiempo.
Y después es el turno de los usuarios adultos. De Pradoluengo el bibliobús parte a Redecilla del Camino y Castrillo del Val. Son pueblos sin biblioteca. Ramiro para en el centro y allí acuden los vecinos. «En algunos sitios la llegada del bibliobús es un momento esperado. Es una forma de consumir cultura de forma gratuita y en la puerta de casa. Además, está el componente social, algo que valoro mucho. Es una forma de conectar el pueblo. A diferencia de una biblioteca más grandes, el servicio del bibliobús es muy personalizado. Llevo muchos años aquí y conozco a la gente. He atendido a niños que ahora son usuarios adultos en el pueblo», señala Ramiro.
Y cuando arranca el bibliobús es como viajar en una autocaravana o barco, todo debe estar sujeto. Las estanterías donde Ramiro coloca los libros están inclinadas a favor de la pared para que estos no caigan al centro del autobús. Además, las estanterías cuentan con mecanismos para apretar los volúmenes y que no se muevan. La silla desde donde Ramiro espera a los usuarios también va atada, al igual que el ordenador, que va bien sujeto y protegido.
Castrillo del Val es la última parada de esta ruta y de aquí, vuelta a Burgos. El fondo del bibliobús se renueva constantemente. El de Ramiro lleva unos 3.000 volúmenes a bordo. El día siguiente recorrerá otra ruta. Se repite esta cada 21 días. Es decir, el bibliobús llega al pueblo cada tres semanas.