Los elementos para conjuros de Villegas, restaurados y a exposición
El pueblo burgalés tiene uno de los cuatro arcos conjuradores que han sobrevivido en Castilla y León, pero es el único que aún está en uso. Su interior se ha musealizado para acoger la exposición permanente de los elementos usados durante los conjuros
A través de la asociación Puentipiedra, y en colaboración con el Ayuntamiento de Villegas y la asociación Amigos de Villamorón, el pueblo burgalés de Villegas sigue impulsando la restauración y divulgación de su elemento patrimonial más singular: el arco conjuradero y sus elementos sacramentales. Ahora, todos los elementos implicados en los conjuros ya están restaurados y a exposición.
Junto con el de Poza de la Sal, Cuenca de Campos (Valladolid) y Cozuelos de Ojeda (Palencia), el arco conjuradero de Villegas conforma el cuarteto de arcos conjuraderos que han sobrevivido al paso del tiempo en Castilla y León, pero el de Villegas es excepcional, es el único en uso.
Siendo conscientes de la importancia de estos elementos y con el objetivo de que no caigan en el olvido, la Junta ha escuchado el deseo del pueblo de que se mantengan y conserven. Después de la restauración del arco conjuradero y del libro de conjuros, tocaba abordar otros elementos necesarios.
El museo en el arco conjuradero
El libro restaurado fue 'El libro de conjuros de Ximenez contra todas tempestades de truenos, granizo, rayos y contra las langostas'. El libro se guardaba en el arco conjuradero, un emblema, desde donde los sacerdotes conjuraban las tormentas y plagas, mediante rituales, para prevenir la destrucción de las cosechas. En esos momentos, los sacerdotes recurrían a este libro y a otros elementos para lanzar los conjuros.
Esos otros elementos son los que se han restaurado y ya están expuestos en el arco conjuradero donde se pueden visitar. Son el viril, el armario, cinco cruces, dos candelabros y un farol. Con estos artilugios restaurados se ha inaugurado el pequeño museo que se ha compuesto en el interior del arco conjuradero. Allí están conservados en las condiciones de humedad, temperatura y luz adecuados para preservar su estado. El Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, ubicado en Simancas, ha sido el encargado de restaurar estos elementos.
Los conjuros
Bendecir los campos, desvanecer las tormentas. La meteorología siempre ha sido una compañera del campo. Sequía, tormentas… poco se puede hacer contra los elementos de la naturaleza que, sin embargo, tanto afectan a las cosechas, al ganado o a las viviendas. En el pasado, los pueblos recurrían a fórmulas para controlar la meteorología que, por supuesto, más tenían que ver con la magia que con la ciencia.
Aunque no siempre estaba bien visto por la jerarquía de la Iglesia Católica, los curas de los pueblos, en presencia de los vecinos, realizaban conjuros para llamar a la lluvia o espantar a las tormentas y plagas.
En Villegas el sacerdote del pueblo leía este Libro de conjuros de Pedro Ximenez. Recitaba de él las fórmulas ejerciendo de mago y recitando las oraciones escritas en latín. Lo hacía para proteger los cultivos de las tormentas, granizadas, plagas, sequías y otros males, como la pérdida de animales e, incluso, la muerte de personas.
El libro recoge en 40 páginas una retahíla de oraciones y exorcismos para ahuyentar los males. Además, se usaban las cruces o el viril.
Los elementos sacramentales restaurados
El viril
Los viriles son expositores que encierran hostias o reliquias entre dos cristales con cercos de oro o metálicos y como suele ser costumbre ovalados o redondos y finamente decorados.
En este caso, se trata de un expositor ovalado, que encierra un agnus dei de cera, es decir, un medallón oval de cera blanca, que representa el cordero de Dios recostado y rodeado de la inscripción: «ECCE AGN DEI QVI TOL PEC MVND (ECCE AGNUS DEI QUI TOLLIS PECATA MUNDI)» acompañado de un año (XIII y M debajo), el escudo papal del momento que se hizo y la palabra «PRIMO». En el caso del viril, se trata de un objeto de madera policromada en negro y decorada con finos arabescos realizados a punta de pincel, combinando los tonos oro y plata. Están realizados con polvo metálico y un aglutinante sobre la capa negra. FOTO: Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales
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Armario
Armario relicario de madera densa y sin nudos(probablemente nogal), que alberga el viril.
El armario relicario alberga el Viril con el Agnus Dei, y su realización debió ser desde el inicio para tal fin, ya que en el frente aparece tallado de manera esquemática el viril bajo un arco y un ángel que lo custodia desde la parte superior. En los laterales existen tallas de representaciones geométricas ovaladas rodeadas de cartelas. La policromía exterior acompañaba a los relieves y se basaba en tonos blancos, rojizos y azules pero apenas hay restos definidos. Estos mismos tonos los encontramos en el interior para decorar las paredes lisas del armario con motivos vegetales de rocallas y flores. FOTO: Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales
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Las tres cruces
Tres cruces de madera en color verde de diferentes tamaños.
Cruz grande
Cruz de madera hoy día policromada en verde, pero pudo tener otra policromía anterior rojiza por los escasos restos encontrados. FOTO: Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales
Cruz mediana
Cruz de madera con semicírculos en los remates de los brazos superiores. En origen estuvo policromada en un tono azulado, amarillo al final de cada brazo recto y rojo en la zona circular, pero en algún momento se aplicó una pintura verde acrílica similar a la de la cruz anterior, en capa gruesa unificando la cruz y ocultando la policromía original. Reverso original sin policromar, pero con la policromía verde posterior. FOTO: Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales
Cruz pequeña
Cruz pequeña de madera policromada en un verde acrílico similar al de las dos cruces anteriores. Durante el ritual se coloca al exterior del conjuradero. No se detecta ninguna policromía anterior. FOTO: Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales
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Cruz decorada
Se trata de una curiosa cruz pectoral con una labor de incrustaciones muy original. También se ha restaurado una cruz decorada pequeña.
Cruz de madera con vetas, podría ser roble, con dos clavos no originales en el centro para la unión de los dos brazos. Se encuentra repleta de incrustaciones de pequeñas tachuelas de latón realizando letras y dibujos y posee siete cubículos o tecas circulares que albergan pequeñas cruces de madera con más incrustaciones de latón sobre un terciopelo rojo. Cada teca se cierra con un cristal soplado y un anillo de latón. Los brazos de la cruz acaban en forma romboidal. El trabajo de incrustaciones es muy fino y detallado. FOTO: Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales
Cruz pectoral de madera con pequeñas vetas oscuras y densidad media. Podría ser haya. Posee pequeñas incrustaciones de latón que forman dibujos y letras por el frente de la cruz. Se puede leer «IGESVS» y otras letras sueltas. Existe un agujero lateral en la parte superior para poder pasar una cadena o cuerda y llevarla colgando. FOTO: Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales
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Candelabros
Se han restaurado dos candelabros de latón realizados en dos piezas unidas por un perno interno metálico. Con base octogonal.
Farol
Candil o farol de hojalata y cristal para albergar una vela que se prendía en la fiesta de la cruz de mayo (3 de mayo) y se apagaba en la cruz de septiembre (14 septiembre) para proteger la cosecha. Es de forma cuadrangular, con esquinas en chafan y con un asa en la parte superior con baño dorado (latón) y detalle de hojas en la embocadura superior. En la parte posterior opaca hay un asa de sujeción y restos de cadenas colgadas en la embocadura indican que la vela pudo estar colgada en el interior, en vez de apoyada.
El deterioro de este objeto era tan intenso que se aconsejó su sustitución pensando en su conservación.
Para la intervención, el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales adoptó criterios que garantizan la conservación y uso de cada objeto, su unidad estructural y conservan también la estética y funcionalidad de los mismos. Unos elemenso usados para el ritual de bendecir los campos y realizar conjuros contra tormentas y pedriscos.
Al centro de conservación llegaron objetos con uso, por lo que los criterios seguidos en cada uno tuvieron en cuenta que los objetos debían cumplir su fin.
Se ha incidido en respetar al máximo el original con la mínima intervención indispensable para la conservación de cada pieza. Se han empleado materiales compatibles con el original, en los que la reversibilidad constituye una característica inherente a todos ellos. A nivel estético, se respetó el paso del tiempo y aspecto de cada obra.
