El esfuerzo de un pueblo de Burgos por proteger las cigüeñas
Los vecinos de Hacinas llevan décadas cuidando los chopos para que estas aniden, este 2024 han recuperado la realización del censo, que demuestra que el mantenimiento de espacios hace a estas aves regresar
La cigüeña puede ser una de las aves más relacionadas con el folclore castellano, «Por san Blas, la cigüeña verás y si no al vieres, año de nieves», verla es signo de buena suerte, su vuelo anuncia la llegada de un niño, el crotoreo es popularmente conocido como machacar ajos…
Pero el cambio climático y las costumbres humanas están cambiando las rutinas de estas aves y 'cargándose' el refranero. Aunque el refrán de «por san Blas, la cigüeña verás» era válido hasta hace unas décadas, ahora en la provincia de Burgos puede que en noviembre empecemos a observar a algunas cigüeñas tempraneras. Pero ya en diciembre y comienzos de enero, van llegando a la provincia, aunque a algunas zonas tardan más en llegar, puede que, para el 3 de febrero, día de san Blas, queden pocas por llegar.
Hay que recordar que la cigüeña blanca está incluida en la Lista de Especies de Interés Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas, no es una especie cinegética, por eso en Valle de Valdelucio se investigó a dos personas que abatieron a una cigüeña con un arma de fuego.
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El último censo de cigüeñas de España
El último censo de cigüeñas que se hizo en España data del 2004, se iba a realizar uno en 2024, pero los últimos datos oficiales son de hace 20 años. Se localizaron 33.217 parejas reproductoras, lo que supuso un récord histórico de la población registrada hasta la fecha. El crecimiento fue del 99,59% con respecto al censo de 1994.
En la provincia de Burgos se contabilizaron 383 parejas en el año 2004, esto suponía 243 parejas nuevas en comparación con el año 1994.
El cambio climático afecta al comportamiento de las cigüeñas
Hace décadas la cigüeña criaba en España y después hacia una migración hacia zonas al sur del Sáhara, donde se alimentaba durante el periodo más hostil, para regresar por san Blas. Pero para evitar el largo viaje y aprovechando los inviernos menos fríos, deciden alejarse menos de su zona de reproducción. Ahora tienen acceso a alimentación de forma fácil y abundante, por ejemplo, en los vertederos, lo que supone un grave problema porque pueden comer sustancias tóxicas que les pueden afectar.
En la provincia de Burgos existe un pueblo preocupado por esta ave, unos vecinos que cuidan los chopos donde anidan, que llevan el censo de parejas que llegan, cuentan las crías. Se trata de Hacinas, una localidad de unos 150 vecinos, concienciada en el respeto hacia estas aves.
El censo bien detallado comenzó a publicarse en la revista Amigos de Hacinas, publicación muy conocida en la zona, en 1995, pero Ricardo Molinero Olalla, vecino del pueblo, ya contabiliza desde muchos años antes las cigüeñas que llegaban hasta este rincón de Burgos.
El censo recoge el año, los nidos ocupados, los nidos con crías, las crías y detalles sobre la climatología. Pero en el año 2019 se dejó de hacer, han sido cinco años sin censo de cigüeñas, lo que tiene otras consecuencias, pero Juan Ángel Benito Olalla, otro oriundo de Hacinas, ha retomado el legado de Ricardo este 2024. Ricardo ha sido quien le ha enseñado a realizar esta tarea. «No quería que se perdiera algo tan del pueblo», reconoce Juan Ángel.
Los chopos descuidados afectan
El no realizar el censo también ha implicado que se ha descuidado el mantenimiento de chopos donde estas pueden anidar, «desde la pandemia se fue perdiendo lo de podar, pero este año la Asociación Cultural Amigos de Hacinas ha impulsado jornadas para podar y cuidar los chopos», explica Juan Ángel. «Antes se hacía durante la primavera, con voluntarios y máquinas que cedía alguna empresa del pueblo, como Cogarey».
Los voluntarios desmochan los chopos para facilitar que las cigüeñas instalen el nido, estos chopos son tanto de particulares como del pueblo. «La poda y el cuidado de estos árboles es esencial para que se asienten. Las cifras lo demuestran, en los años 80 había dos o tres cigüeñas, se empezó a podar y aumentó el número, queremos recuperar esta costumbre», añade Juan Ángel.
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Artículo en la revista Amigos de Hacinas de 1997
En un artículo publicado en la revista Amigos de Hacinas del año 1997, se puede observar una tabla que confirma esto que cuenta Juan Ángel. Los alumnos de Canicosa del CRAS de Vilviestre del Pinar realizaron una investigación sobre las cigüeñas de la comarca. Hacinas era el pueblo con más nidos en árboles y también en rocas. Por esta época ya se cuidaban los chopos y los nidos de las rocas en Hacinas. De los 40 nidos en árboles que había en la comarca, 23 estaban en Hacinas. De los ocho que había en rocas, cuatro estaban en Hacinas.
De las dos o tres parejas que había a principios de los años 80, se pasó a 27 en los años 90. Este aumento, como bien se sabe en el pueblo, no fue casual y es lo que quieren recuperar. La poda todos los años de los chopos, la voluntad de los propietarios de los chopos que lo permiten, el respeto general de la gente del pueblo y lo inalterado que intentan mantener su hábitat.
Una 'rareza' de Hacinas
Esta labor de documentación que se realiza con el mantenimiento del censo es importante. Otra 'rareza' de Hacinas que señala Juan Ángel es que, como aquí tienen chopos y rocas donde anidar, no han hecho nido ni han criado nunca en la torre de la iglesia. «Es una ventaja, porque con lo que pesan esos nidos… Igual es así por eso, porque tienen chopos podados y aptos para anidar», añade.
Los nidos de cigüeñas en torres de iglesias pueden suponer un peligro y un problema. De la iglesia de Santa María de Aranda se retiraron nueve nidos por su excesivo peso.
Juan Ángel ha estado pendiente siempre del censo de las cigüeñas, además, llevó la revista Amigos de Hacinas hace años, «motivé a Ricardo para que hiciera el censo de forma más clara, para que tuviera interés, entendimos que esto también ayudaría a proteger a las cigüeñas, a implicar a la gente en ello», reconoce. Ahora, este año ha realizado ya su primer censo, con la ayuda de Ricardo, quien le ha enseñado todos los secretos.
«Compruebo si están todos los nidos ocupados, vigilo con prismáticos las cabezas de las crías, se trata de impulsar este podado de los chopos», explica. Juan Ángel. También se intentan identificar las necesidades, como hacía Ricardo. En estos últimos años, la falta de esas labores de mantenimiento ha llevado a un descenso del número de nidos habitables.
En el año 2024 se han contabilizado once parejas criando que sacaron adelante a 22 cigüeños, no es una mala media. Pero lejos está aquel año 2001 con 39 nidos ocupados, 34 de ellos con crías, y con un récord de 70 crías nacidas.
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