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«Soy de pueblo, me encanta el ambiente rural y dar este servicio y dije: '¿Por qué no?'». Así comienza la historia que ha unido a Jimena con la farmacia de Santa María del Campo. Un despacho que, en riesgo de desaparecer por la jubilación de su extitular, seguirá dando servicio gracias al relevo de esta joven de Burgos.
Todo ocurrió en diciembre de 2024, cuando Jimena trabajaba en una farmacia en Palma de Mallorca. Ya hacía tiempo que la idea de tener su propio dispensario le rondaba por la cabeza, pero hasta entonces no se le había presentado la oportunidad ideal.
Un día, de repente, le hablaron de que el extitular de la farmacia de Santa María del Campo se jubilaba. El farmacéutico la había llevado durante «unos 40 años», explica Jimena Sáiz Díaz, la nueva boticaria de este pueblo de Burgos. La joven no dudó un segundo al conocer la posibilidad: «Es mi oportunidad», se repetía.
@burgosconecta 👉🏼 Todo ocurrió en diciembre de 2024, cuando Jimena trabajaba en una farmacia en Palma de Mallorca. Ya hacía tiempo que la idea de tener su propio dispensario le rondaba por la cabeza, pero hasta entonces no se le había presentado la oportunidad ideal. 💡 Un día, de repente, le hablaron de que el extitular de la farmacia de Santa María del Campo se jubilaba. El farmacéutico la había llevado durante «unos 40 años», explica Jimena Sáiz Díaz, la nueva boticaria de este pueblo de #Burgos. La joven no dudó un segundo al conocer la posibilidad: «Es mi oportunidad», se repetía. 🌾💊 ℹ️ Puedes ver más en el link de nuestra biografía. #Farmacia #Mediorural #pueblosdeespaña ♬ sonido original - BURGOSconecta
Así es como Jimena, nacida en 1997 y natural de Pradoluengo, se convirtió en titular de un despacho de farmacia rural en un pueblo de 523 habitantes censados. Una joven risueña, espontánea y entusiasta que vive su «sueño» como boticaria en este pueblo de Burgos desde diciembre de 2024.
Jimena estudió farmacia para sorpresa de sus familiares y amigos, que no se esperaban esta elección, aunque ella sentía que era su destino. Estudió en Madrid, aunque también trabajó en Burgos, en su pueblo, Pradoluengo, y en las Islas Baleares. La joven siempre supo que «quería trabajar en una farmacia» porque le encanta «el trato con la gente».
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Antes de coger el relevo de la farmacia de Santa María del Campo, Jimena Sáiz vivía y trabajaba en Palma de Mallorca. «El 1 de diciembre volví a Burgos y el 20 de diciembre empezaba aquí», recuerda con entusiasmo. Sin embargo, no oculta los nervios que sintió durante esas tres semanas de «papeleo».
En esos días, la joven intentó viajar hasta Santa María la mayor parte de los días para aprender del anterior titular y de su compañera, Pili. «Conocí a los vecinos e intenté aprender superrápido», explica. Al recordar este proceso, las palabras que se le vienen a la mente, precedidas de una sonrisa, son «caótico pero muy emocionante».
Jimena es de Pradoluengo pero actualmente vive en Burgos. Cada mañana coge su coche y va y vuelve a Santa María para trabajar en su farmacia. Aún no se plantea vivir en este pueblo, pero asegura que le «encanta venir» cada día.
'La botica de Jimena', como se denomina esta farmacia rural, abre de lunes a viernes de 10.30 a 14.00 horas y de 16.00 a 19.30. Asimismo, los sábados permanece abierta por las mañanas. Durante ese tiempo, Jimena y su auxiliar Pili despachan tanto a los clientes de Santa María como a los de pueblos cercanos.
Asimismo, algunas tardes Jimena trabaja, otras descansa y algunas las dedica a acercar medicinas a personas de pueblos cercanos, como Presencio. «Hay personas que son mayores, no pueden conducir ya, no tienen coches, facilidades...», entonces la farmacéutica hace «el favor de llevárselo porque es un servicio» que siente «desde dentro», afirma.
Durante el día, a la farmacia de Santa María del Campo llegan dos pedidos de medicinas, así como decenas de clientes. También suele estar en contacto con el médico para consultar por algún paciente, por ejemplo. Este trato «cercano» le gusta «mucho» a Jimena, que luego se encarga de preparar las recetas.
Desde que llegó en diciembre, Jimena ha intentado «copiar al máximo» la forma de trabajar del antiguo extitular de la farmacia de Santa María. ¿Por qué? «Porque la verdad es que la gente con ellos estaba muy contenta, entonces yo sólo quiero eso, que la gente esté contenta», responde.
Por tanto, ha intentado mantener todos los procesos como estaban y hacer algún cambio «a mejor», aunque reconoce que tanto Pili como el extitular han sido «buenos profesores». Al hablar de Pili, Jimena elogia repetidamente a su compañera, quien le ayuda mucho cada día.
Una de las tareas de la auxiliar es la de preparar los pastilleros para una residencia que hay en el mismo pueblo de Burgos. «Es mucha medicación», explica Jimena, por lo que Pili emplea gran parte del día a ayudar a la farmacéutica y gestionar estas recetas.
En los cinco meses que lleva Jimena en Santa María del Campo le ha dado tiempo a comparar cómo es la vida de una farmacia rural. Para la joven burgalesa, el «mayor reto» al que se enfrenta es que le «encantaría que todo el mundo estuviese súpercontento con mi servicio». Sabe que es difícil, porque «nunca llueve a gusto de todos», pero se esfuerza cada día por conseguirlo.
En cuanto a las ventajas de trabajar en una farmacia rural, la 'boticaria', como le llaman cariñosamente en Santa María, señala que son «muchísimas más que los desafíos. El trato es muchísimo más personal con la gente. Yo me he sentido aquí acogida, como si llevase toda la vida en este pueblo, desde el primer día».
La farmacéutica burgalesa añade también que las personas de Santa María son muy agradecidas y el trato es muy personal. Asimismo, Jimena valora la «tranquilidad» de trabajar cerca de la naturaleza y compara que en la ciudad «vamos todos más acelerados», por lo que aprecia la quietud y cercanía del pueblo de Burgos.
«Cada día me voy diciendo: 'Es que qué suerte poder hacer que la gente esté contenta y trabajar en lo que me gusta'», explica Jimena sobre estos cinco meses que lleva en Santa María del Campo. Además, en esta decisión le apoyan su familia y amigos, quienes están «encantados» con el nuevo proyecto de la joven.
Jimena considera que, a día de hoy, tanto Santa María del Campo como sus vecinos son «muy importantes» para ella. «Es gran parte de mi vida, es mi día a día y por y para lo que estoy. No me imagino ahora mismo ya sin Santa María del Campo, de verdad», explica la joven burgalesa, que siempre muestra una sonrisa en la cara.
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